La silenciosa proeza

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T. S. Eliot

Cuatro cuartetos

Aproximaciรณn, ediciรณn y notas de Josรฉ Emilio Pacheco

Ciudad de Mรฉxico, Ediciones Era/El Colegio Nacional, 2017, 192 pp.

En un artรญculo de 1987 incluido luego en Al paso y que aborda el discreto aporte de Enrique Munguรญa, el primer traductor de T. S. Eliot en nuestra lengua, Octavio Paz juzgaba de ejemplar la versiรณn que Josรฉ Emilio Pacheco acometรญa de los Cuatro cuartetos, pieza suprema del hijo predilecto, aunque trรกnsfuga, de San Luis, Misuri. Pacheco habรญa ido compartiendo por entregas su traducciรณn de ese poema que hasta 1989 hace รญntegramente pรบblica, con el apoyo de El Colegio Nacional, en la serie Cuadernos de la Gaceta auspiciada por el Fondo de Cultura Econรณmica. La versiรณn que ahora recoge Ediciones Era no solo permite encontrar diferencias en el texto de 1989, sino que confirma la aguda exigencia del traductor para obtener una versiรณn mรกs consumada, y tal vez perfecta, del poema eliotiano, y ratifica el secreto a voces segรบn el cual Pacheco llevaba ya tres dรฉcadas y media trabajando en la traducciรณn y glosa de los Four quartets. Su entraรฑable relaciรณn con dicho poema bien puede ser un sรญmil del vรญnculo regenerativo que Pacheco mantuvo con su propia poesรญa a travรฉs de la revisiรณn y la correcciรณn continuas.

En efecto, la de Josรฉ Emilio Pacheco es quizรก la mejor versiรณn de los Cuatro cuartetos del idioma espaรฑol. Acompaรฑada de las pesquisas de Lyndall Gordon, Rajendra Verma, Helen Gardner, Hugh Kenner y Carole Seymour-Jones, la respaldan los lustros dedicados al proyecto y la informaciรณn que fue capaz de reunir y entretejer para disponer de un amplio contexto cultural que facilitara un ejercicio de traducciรณn mรกs confiado en sus medios y, por ende, mรกs libertario. Me refiero, entre variadas cosas, a las licencias que Pacheco adopta para utilizar ciertos giros conversacionales que de otro modo comportarรญan una sintaxis rรญgida y poco desahogada. Julio Trujillo ofreciรณ recientemente (La Razรณn, 7/iv/2018) una muestra con la lรญnea โ€œWe shall not cease from explorationโ€, que si Pacheco tradujo antes como โ€œNo cesaremos en la exploraciรณnโ€, la trasladarรญa despuรฉs como โ€œNo dejaremos nunca de explorarโ€. Asimismo, Pacheco asume decisiones tan minuciosas como la de situar una conjunciรณn al inicio de un verso en cuyo original no la hay a fin de suavizar el encabalgamiento y evitar la cacofonรญa. Un ejemplo: โ€œTowards the door we never opened / Into the rose-gardenโ€, que se traduce como โ€œHacia la puerta que no llegamos nunca a abrir / Y da al jardรญn de rosasโ€.

En este sentido, la determinaciรณn a mi parecer mรกs visible tomada por Josรฉ Emilio Pacheco en su versiรณn de los Four quartets radica en las variantes que aplica en algunos bloques de texto, ora pasando doble espacio donde no lo posee el poema de Eliot โ€“generando de esta suerte otro mรณduloโ€“, ora partiendo el verso en hemistiquios y aumentando por lo mismo, en numerosos casos, la longitud de la estrofa. Asรญ, el pentรกmetro yรกmbico de la obertura de la secciรณn โ€œEast Cokerโ€ transita de los trece renglones a los diecinueve en verso libre de mรบltiples medidas que patentan la labor de descomposiciรณn rรญtmica que desarrollรณ el traductor para aclimatar el texto a la dicciรณn castellana. Pacheco se concediรณ entonces ejecutar cambios de forma o de tipografรญa, inclinรกndose desde siempre, en la traducciรณn, como lo querรญa Haroldo de Campos, por una transcreaciรณn, o sea, una pasiรณn trenzada por el gusto de la traslaciรณn lingรผรญstica y el impulso de la invenciรณn verbal. Para Josรฉ Emilio Pacheco la traducciรณn representa una conquista que desemboca necesariamente en una apropiaciรณn.

Asรญ lo prueba la ausencia de la inequรญvoca advertencia del traductor en el umbral de estos Cuatro cuartetos. Pacheco considera un poema suyo, una empresa de composiciรณn personal, su versiรณn de la pieza maestra de Eliot. No precisa justificarse porque un libro de poesรญa no precisa de justificaciones. Las notas tampoco exponen los motivos sobre la elecciรณn de tal o cual procedimiento de รญndole prosรณdica. No obstante, Josรฉ Emilio reproduce fielmente a la vez el repertorio mรฉtrico de diversos episodios de los Four quartets, como sucede con el soneto y su correspondiente rima que destapa el segundo fragmento tanto de โ€œBurnt Nortonโ€ como de โ€œEast Cokerโ€ โ€“este รบltimo con estramboteโ€“, los quintetos aconsonantados del cuarto pasaje del mencionado โ€œEast Cokerโ€, la sextina anรณmala que luego se desbarata del tambiรฉn segundo fragmento del apartado โ€œThe Dry Salvagesโ€, las asonantadas octavas de pie quebrado y, acto seguido, los tercetos โ€“a la manera de la terza rima dantescaโ€“ en el segundo movimiento de la secciรณn โ€œLittle Giddingโ€, tramo final de la obra y que T. S. Eliot preferรญa a los tres que le preceden.

Sin optar por esa traducciรณn que aspira ingenuamente a una imposible literalidad, Josรฉ Emilio Pacheco se mantiene equidistante al imperativo รฉtico de replicar para el lector hispano los artificios del original y, a la par, aprovechar el margen de reelaboraciรณn poรฉtica que consiente la disparidad entre el inglรฉs y el espaรฑol, incorporando modificaciones que a criterio del traductor potenciarรญan la asunciรณn del poema en un idioma ajeno y una รฉpoca distinta.

Por otro lado, esta versiรณn de los Cuatro cuartetos resulta doblemente valiosa por su cuerpo de notas, su entrelazada cronologรญa y su bibliografรญa mรญnima que despliegan toda una lecciรณn de historia, espiritualidad, filosofรญa, botรกnica, ornitologรญa, literatura y zoologรญa marina que salta entre la sociedad medieval, el perรญodo isabelino y la edad moderna. Pacheco es un clรกsico iberoamericano que se ocupa de un clรกsico angloamericano. Ambos coinciden en la universalidad de una visiรณn humanista del mundo atraรญda por verdades imperecederas, pero arraigada en un lugar y una hora concretos: โ€œNow and in Englandโ€, escribe T. S. Eliot en โ€œLittle Giddingโ€. Esa universalidad los une y honra mutuamente en torno a un semejante perfil poรฉtico e intelectual, estรฉtico y moral. Los Cuatro cuartetos de Pacheco no son una ediciรณn crรญtica sino una traducciรณn anotada; sin embargo, las acotaciones que aporta el autor de Las batallas en el desierto favorecen un discernimiento mรกs fructรญfero del poema eliotiano y constituyen un excepcional simulacro de filologรญa que un poeta mayor le rinde a otro poeta mayor, una tarea comparable, en nuestro presente, a las Anotaciones de Fernando de Herrera a la poesรญa de Garcilaso estampadas en el lejano aรฑo de 1580.

Poema o ensamble de poemas de los cuatro puntos cardinales, los Cuatro cuartetos son un destino primordial en la trayectoria literaria y vital de Eliot. El vรญnculo geogrรกfico de los cuadrantes de โ€œBurnt Nortonโ€, โ€œEast Cokerโ€, โ€œThe Dry Salvagesโ€ y โ€œLittle Giddingโ€ sugiere la cruz identitaria de un poeta que trasciende el laberinto de la fatalidad para remontarse a la fuente del origen, el manantial de los ancestros, en el que anida su axis mundi y concilia los vรฉrtices de la dispersiรณn. Es el aspa de cuatro brazos que hallรณ y abrazรณ Eliot en su conversiรณn de 1927 y que a partir de 1934, cuando empieza la redacciรณn de los Four quartets tras el impacto que le produce una visita a Burnt Norton, lo conducirรก a procurar con fervor el legado del mรญstico Juan de Yepes, cuya Subida del monte Carmelo โ€“traducido magistralmente al inglรฉs por el hispanista Edgar Allison Peersโ€“ tendrรก no solo un eco sino una sustanciosa parรกfrasis en el tercer fragmento de โ€œEast Cokerโ€. Sin sospecharlo, T. S. Eliot pagaba su tributo a una tradiciรณn poรฉtica โ€“la de Berceo, Cervantes y Quevedoโ€“ que decenios mรกs tarde le devolverรญa ese gesto, ese conmovedor homenaje, en la esplรฉndida traducciรณn de Josรฉ Emilio Pacheco hecha para Mรฉxico e Hispanoamรฉrica. ~

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