Primo Levi regresรณ a Auschwitz, donde estuvo internado de febrero de 1944 hasta la liberaciรณn del campo en enero de 1945, dos veces en su vida: en 1965 y en 1982. En la segunda oportunidad lo hizo acompaรฑado por un grupo de estudiantes y profesores de instituto, representantes de la comunidad judรญa y cargos electos de la provincia de Florencia, organizadora de la visita. Tambiรฉn viajรณ con รฉl un equipo de la RAI, dirigido por Emanuele Ascarelli y Daniel Toaff.
El texto de la entrevista, realizada ante las cรกmaras en junio de 1982, habรญa permanecido inรฉdito hasta su transcripciรณn por Marco Belpoliti y su ediciรณn en 1998 en un volumen colectivo a cargo de Francesco Monicelli y Carlo Saletti. Forma parte Primo Levi, Informe sobre Auschwitz. Presentaciรณn de Philippe Mesnard, que Reverso Ediciones publicarรก en octubre de 2005.
Ya estamos aquรญ. ยฟQuรฉ efecto le produce volver a ver estos parajes?
Todo es diferente, han pasado mรกs de cuarenta aรฑos. Polonia salรญa entonces de cinco aรฑos de una guerra espantosa, era el paรญs de Europa que probablemente habรญa sufrido mรกs por culpa de la guerra, que tenรญa el mayor nรบmero de vรญctimas, no sรณlo judรญos. Ademรกs, en estos รบltimos cuarenta aรฑos el mundo se ha renovado en todas partes. Yo atravesรฉ estos campos invernales y la diferencia es total, porque el invierno polaco era, y sigue siendo, un invierno rudo, no como el invierno al que estamos acostumbrados en Italia. Aquรญ la nieve se mantiene durante tres, cuatro meses, y nosotros no podรญamos, รฉramos incapaces de resistir el invierno polaco, como prisioneros o despuรฉs. Yo recorrรญ estos campos como un ser a la deriva, como una persona desesperada y perdida, en busca de un baricentro, de cualquiera que fuera capaz de acogerme. Era verdaderamente la desolaciรณn hecha paisaje.
Estos rieles y los trenes de mercancรญas que vemos pasar, ยฟquรฉ siente al verlos?
Pues resulta que precisamente los trenes de mercancรญa son el desencadenante, lo que me causa mayor impresiรณn, porque aรบn hoy cuando veo un vagรณn de mercancรญas, y aรบn mรกs si subo a uno de ellos, me produce una violenta impresiรณn, los recuerdos regresan, en fin, mucho mรกs que al volver a ver paisajes y lugares, incluso Auschwitz. Haber viajado cinco dรญas seguidos en un vagรณn de mercancรญas sellado es una experiencia que no se olvida.
Esta maรฑana me hablaba de algunas sensaciones que le produce la lengua polaca.
Sรญ, tambiรฉn es un reflejo condicionado, al menos, es decir, en mi caso. Yo soy un hombre que habla y escucha; el lenguaje de los otros me afecta mucho, y suelo o procuro utilizar correctamente mi lengua de italiano. El polaco era esa lengua incomprensible que nos habรญa recibido al final del viaje, pero no era ni mucho menos el polaco de la poblaciรณn civil que escuchamos hoy en los hoteles o en boca de nuestros acompaรฑantes. Era un polaco zafio, vulgar, trufado de injurias e imprecaciones, y nosotros no comprendรญamos aquello; era realmente una lengua infernal. El alemรกn lo era todavรญa mรกs, desde luego; el alemรกn era la lengua de los opresores, de las matanzas, pero mucho de los nuestros โyo, entre otrosโ lo comprendรญamos a retazos, no nos era desconocido, no era la lengua de la aniquilaciรณn. El polaco sรญ era la lengua de la aniquilaciรณn. Sin ir mรกs lejos, ayer noche en el ascensor dos borrachos me produjeron una fuerte impresiรณn: hablaban como entonces, no como los que nos acompaรฑan, hablaban soltando injurias, hablaban esa lengua que parecรญa estar hecha sรณlo de consonantes, verdaderamente la lengua del infierno.
Decรญa usted, por cierto, que esta sensaciรณn es como la que le produce el carbรณn, ยฟno es asรญ?
ยกExactamente la misma! Sin duda, tambiรฉn esto se lo debo al hecho de ser quรญmico. El quรญmico es entrenado para identificar las substancias a travรฉs de su olor. En aquella รฉpoca y tambiรฉn hoy, la llegada a Polonia, al menos a las ciudades polacas, estรก marcada por dos olores caracterรญsticos que no existen en Italia: el olor de malta torrefacta y el olor รกcido del carbรณn ardiendo. Esta es una regiรณn minera, en todas partes hay carbรณn y muchos aparatos de calefacciรณn funcionan con carbรณn. Entre estaciones y en invierno un olor se esparce por el aire: el olor รกcido del carbรณn. Pero para nosotros, o al menos para mรญ, es el olor del Lager, el olor de Polonia y del Lager.
ยฟY la gente?
No, la gente no es la misma de entonces. En aquella รฉpoca no vimos a la gente. Vimos a los verdugos del Lager y sus colaboradores. La mayorรญa eran polacos, judรญos y cristianos. Pero los polacos de la calle, los polacos que vivรญan en las casas, a esos no los veรญamos, los divisรกbamos a lo lejos, mรกs allรก de las alambradas. Habรญa un camino rural que se extendรญa a lo largo del Lager, pero por ahรญ pasaba muy poca gente. Despuรฉs supimos que habรญan alejado a todos los habitantes del pueblo. Sรญ veรญamos pasar los autocares que conducรญan al trabajo a los obreros polacos, y recuerdo un anuncio en uno de estos vehรญculos, una publicidad como las que veรญamos en casa: “Beste Suppe, Knorr Suppe”, “La mejor sopa es la sopa Knorr”. Ver aquel anuncio de sopa nos producรญa un extraรฑo efecto, como si nos fuera posible escoger entre una sopa mejor y otra menos buena.
ยฟQuรฉ sintiรณ esta maรฑana cuando emprendiรณ el mismo camino, pero partiendo esta vez de un lujoso hotel turรญstico?
Sentรญ una dislocaciรณn, casi me atreverรญa a decir un desmembramiento, algo imposible que a pesar de todo sucede porque el contraste es demasiado fuerte. Se trata de algo que en aquel entonces jamรกs habrรญamos podido imaginar que podrรญa ocurrir: regresar a este lugar, vestidos como turistas, a un hotel de lujo o casi. Y sin embargo…
Y ese contraste, ยฟquรฉ dirรญa…?
Ese contraste, como por lo demรกs todos los contrastes, tiene un lado gratificante y otro alarmante; las cosas pueden volver a suceder. Lo peor habrรญa sido lo contrario: haber venido a un hotel de lujo y despuรฉs, hoy, volver en plena desesperaciรณn.
ยฟSabรญan adรณnde irรญan, cuรกl serรญa su destino?
No sabรญamos prรกcticamente nada. En la estaciรณn de Fossoli pudimos ver unos rรณtulos en los vagones en los que habรญan garabateado una indicaciรณn: “Auschwitz”; pero no sabรญamos dรณnde quedaba, pensamos que se trataba de Austerlitz. Supusimos que estarรญa en algรบn rincรณn de Bohemia. Creo que nadie en Italia en aquella รฉpoca, ni siquiera las personas mejor informadas, sabรญa lo que significaba “Auschwitz”.
ยฟCรณmo fue su primer contacto con Auschwitz hace cuarenta aรฑos?
Era… ยฟcรณmo decir? Era lunarmente diferente, era de noche; era el final de cinco dรญas de viaje calamitoso, durante el cual varias personas habรญan muerto en el vagรณn, era la llegada a un lugar del que no comprendรญamos la lengua y todavรญa menos su razรณn de ser. Habรญa unos letreros insensatos: una ducha, un lado limpio, un lado sucio y un lado limpio. Nadie nos explicaba nada o bien nos hablaban en yiddish o en polaco, y nosotros no comprendรญamos nada. Es una experiencia realmente alienadora. Tenรญamos la impresiรณn de hallarnos en medio de un ataque de locura, de estar…, de haber perdido la posibilidad misma de razonar. No, ya no razonรกbamos.
ยฟCรณmo viviรณ el viaje, aquellos cinco dรญas? ยฟQuรฉ recuerda de aquello?
โEn realidad lo recuerdo muy bien, recuerdo muchas cosas. รramos cuarenta y cinco personas en un vagรณn muy pequeรฑo, apenas habรญa espacio, como mucho podรญamos sentarnos, pero era imposible tumbarse; habรญa una joven madre que daba el pecho a su bebรฉ. Nos habรญan dicho que podรญamos llevar comida, pero, estรบpidamente, no llevamos agua o quizรกs un poco, por lo demรกs nadie nos lo habรญa dicho y pensรกbamos que conseguirรญamos agua en algรบn lugar. A pesar de que era invierno, padecimos una sed aterradora; aquella fue verdaderamente la primera experiencia de una tortura, la tortura de la sed durante cinco dรญas. Le recuerdo que estรกbamos en invierno, el aliento se nos congelaba, y el que podรญa soplaba sobre los pernos del vagรณn e intentaba raspar la escarcha blanca โllena del รณxido de los pernosโ, raspabas aquello para conseguir recoger unas pocas gotas de agua y mojarte los labios. Y el bebรฉ chillaba de la maรฑana a la noche y durante toda la noche porque su madre se habรญa quedado sin leche.
Y quรฉ fue de los niรฑos, de la madre cuando…
Pues bien, los mataron rรกpidamente. De los seiscientos cincuenta que รญbamos en aquel tren, las cuatro quintas partes perecieron aquella misma noche o la siguiente, enviados directamente a las cรกmaras de gas. En aquel escenario siniestro, en plena noche, bajo los focos, con toda esa gente que gritaba โgritaban como nunca se ha oรญdo gritar, gritaban รณrdenes que no comprendรญamosโ, bajamos de los vagones y nos pusimos en fila, nos hicieron poner en fila. Delante de nosotros habรญa un suboficial y un oficial โdespuรฉs supe que era mรฉdico, pero al principio no lo sabรญamosโ, y preguntaban a cada uno si podรญa trabajar o no. Me dirigรญ a mi vecino, era un amigo, un muchacho de Padua mayor que yo y en mal estado de salud, y le dije: yo pienso decir que puedo trabajar. Y รฉl me contestรณ: haz lo que quieras, a mรญ me da igual. Ya habรญa abandonado toda esperanza. De hecho, se declarรณ incapacitado y no entrรณ en el campo. No volvรญ a verle nunca mรกs, como a ninguno de los otros, por lo demรกs.
ยฟCรณmo era el trabajo allรญ, en Auschwitz?
He de aclarar, como sin duda ya sabe, que en Auschwitz no habรญa un solo campo sino muchos, y algunos habรญan sido construidos siguiendo un proyecto, anexos a una fรกbrica o una mina. El campo de Birkenau, por ejemplo, estaba dividido en gran nรบmero de equipos que trabajaban en varias minas, incluso en fรกbricas de armas. Mi campo, en el que habรญa diez mil prisioneros, era Monowitz y formaba parte de una fรกbrica que pertenecรญa a I.G. Farben Industrie, un enorme conglomerado quรญmico, posteriormente desmantelado. Tenรญamos que construir una nueva fรกbrica de productos quรญmicos, que tendrรญa cerca de seis kilรณmetros cuadrados. La obra estaba bastante avanzada y todos trabajรกbamos en ella; tambiรฉn trabajaban allรญ prisioneros de guerra ingleses, presos franceses, rusos e incluso alemanes. Por supuesto, tambiรฉn habรญa polacos libres y voluntarios, hasta habรญa voluntarios italianos. En total, aproximadamente cuarenta mil individuos, de los que nosotros, los diez mil, รฉramos el nivel mรกs bajo, el รบltimo peldaรฑo. El Lager de Monowitz, formado casi exclusivamente por judรญos, debรญa suministrar la mano de obra no calificada. A pesar de todo, debido a que la mano de obra especializada escaseaba en Alemania, y como los hombres se habรญan marchado al frente, a partir de un determinado momento buscaron entre nosotros โlos teรณricamente no calificados y esclavosโ a especialistas, empezaron a buscar a quienes… desde el primer dรญa, desde el dรญa de nuestro ingreso en el campo se produjo una especie de bรบsqueda por analogรญa: a todos nos preguntaron quรฉ edad tenรญamos, quรฉ diplomas, quรฉ oficio. Fue entonces cuando tuve mi primera oportunidad ya que me presentรฉ como quรญmico, sin saber que serรญa enviado a una fรกbrica de productos quรญmicos; y mucho despuรฉs aquello me valiรณ un pequeรฑo beneficio, porque durante los dos รบltimos meses trabajรฉ en un laboratorio.
ยฟCรณmo era la comida?
Pues bien, la comida era el problema nรบmero uno. No estoy de acuerdo con quienes describen la sopa y el pan de Auschwitz como infectos; en lo que a mรญ respecta, tenรญa tanta hambre que los encontraba buenos y la comida nunca me pareciรณ asquerosa, ni siquiera el primer dรญa. Era miserable, nos daban raciones mรญnimas, el equivalente de 1.600-1.700 calorรญas por dรญa; teรณricamente, porque en el trayecto habรญa ladrones y, por tanto, las raciones que llegaban hasta nosotros eran inferiores al umbral teรณrico; digamos que aquello era el racionamiento oficial. Usted sabe que actualmente 1.600 calorรญas bastan para un hombre poco corpulento y que con eso puede vivir, pero sin trabajar y si permanece echado, mientras que nosotros debรญamos trabajar y, ademรกs, hacerlo con frรญo y realizar labores pesadas; en estas condiciones, la raciรณn de 1.600 calorรญas era una muerte lenta por desnutriciรณn. Despuรฉs he leรญdo los cรกlculos que hacรญan los alemanes. Calculaban que a un prisionero sometido a estas condiciones que sacara recursos del estado en que se hallaba antes de su internamiento, este tipo de alimentaciรณn le permitirรญa resistir de dos a tres meses.
ยฟPero era posible adaptarse a todo en los campos de concentraciรณn?
Su pregunta es extraรฑa. El que se adapta a todo es el que sobrevive; pero la mayorรญa no se adaptaba a todo y morรญa. Morรญa por no saber adaptarse incluso a cosas que hoy nos resultan banales, al calzado, por ejemplo. Nos lanzaban un par de zapatos, bueno, en realidad no era un par de zapatos, eran dos zapatos desparejados, uno tenรญa tacรณn y el otro no; habรญa que tener una constituciรณn de atleta para aprender a caminar de este modo. Un zapato era muy pequeรฑo y el otro muy grande. Habรญa que dedicarse a hacer complicados intercambios, y si se tenรญa suerte podรญa conseguirse un par casi a juego y habรญa que conformarse. La mayor parte del tiempo los zapatos hacรญan heridas en los pies, y quien tenรญa pies delicados acababa contrayendo una infecciรณn. A mรญ tambiรฉn me tocรณ vivirlo, todavรญa tengo las cicatrices. Milagrosamente mis heridas sanaron por sรญ solas, a pesar de que no faltรฉ un solo dรญa al trabajo. Quien era sensible a las infecciones morรญa debido a sus zapatos, por culpa de las llagas de los pies infectadas que no sanaban. Los pies se hinchaban, y cuanto mรกs hinchados estaban mรกs apretaban los zapatos, y la gente acababa teniendo que ir al hospital, pero no los dejaban ingresar ya que los pies hinchados no eran una enfermedad. Era un mal tan generalizado que quien tenรญa los pies hinchados iba directamente a la cรกmara de gas.
Parece que hoy iremos a comer a un restaurante de Auschwitz.
Sรญ, es casi cรณmico. ยกUn restaurante en Auschwitz! No sรฉ, la verdad, no creo que coma; para mรญ es como una profanaciรณn, una cosa absurda. Por otra parte, hay que decirse que Auschwitz โOswiecim en polacoโ era y es todavรญa una ciudad donde hay restaurantes, cines y probablemente tambiรฉn un bar nocturno, como probablemente en toda Polonia; hay escuelas, hay niรฑos. Hoy como ayer, paralelamente a este Auschwitz hay, cรณmo decir, un concepto: Auschwitz es el Lager. Pero en aquella รฉpoca tambiรฉn existรญa un Auschwitz civil.
Al abandonar Auschwitz, el primer contacto con la poblaciรณn polaca…
La gente desconfiaba. Los polacos habรญan pasado de una ocupaciรณn a otra, de una ocupaciรณn feroz, la alemana, a otra menos feroz, quizรก mรกs primitiva, la de los rusos. Pero desconfiaban de todo el mundo, incluso de nosotros. รramos extranjeros, autรฉnticos forasteros, no nos comprendรญan, llevรกbamos puesto un uniforme, el uniforme de los presidiarios, era eso lo que los aterraba. Se negaban a dirigirnos la palabra, y sรณlo algunos, realmente muy pocos, se apiadaron de nosotros; con ellos acabamos comprendiรฉndonos. Es muy importante la comprensiรณn mutua. Entre el hombre que puede hacerse comprender y el hombre que no puede hacerse comprender hay un abismo: uno se salvarรก, el otro no. Tambiรฉn esto es fruto de la experiencia del Lager: la fundamental experiencia de la importancia de comprender y ser comprendido.
ยฟEl problema, para los italianos, era la lengua?
Para los italianos era una de las principales causas de mortalidad, comparado con otros grupos. Para los italianos y los griegos. La mayorรญa de los italianos como yo murieron en los primeros dรญas por no poder comprender. No comprendรญan las รณrdenes, y no habรญa ninguna clase de tolerancia para quienes no las comprendรญan; habรญa que comprender la orden: nos gritaban, nos la repetรญan una sola vez y ya estรก, despuรฉs arreciaban los golpes. Ellos no comprendรญan cuando nos anunciaban que podรญamos cambiar de zapatos, no comprendรญan que una vez por semana nos llamaban para afeitarnos la barba; siempre llegaban de รบltimos, siempre tarde. Cuando necesitaban algo, algo que fuera posible expresar, incluso algo que hubiesen podido obtener, no lograban expresarlo y se reรญan de ellos; aquello era el hundimiento total, tambiรฉn desde un punto de vista moral. A mi modo de ver, entre las primeras causas de tantos naufragios en el Campo, la lengua, el lenguaje encabezaba la lista.
Hace unos momentos hemos dejado atrรกs una estaciรณn de tren que menciona en su libro La tregua.
Trzebinia. Sรญ, era una estaciรณn fronteriza, situada entre Katowice y Cracovia, y en ella se detuvo el tren. Era un tren que se detenรญa todo el tiempo, nos costรณ tres o cuatro dรญas recorrer ciento cincuenta kilรณmetros. Se detuvo y yo me bajรฉ. Por primera vez me encontrรฉ cara a cara con un polaco, un civil; era un abogado, y fue posible entendernos porque hablaba alemรกn y tambiรฉn francรฉs. Yo no sabรญa polaco y, la verdad, sigo sin saberlo. Asรญ que me preguntรณ de dรณnde venรญa y le contรฉ que venรญa de Auschwitz, que por eso llevaba un uniforme, porque todavรญa llevaba el uniforme a rayas. Me preguntรณ: ยฟpor quรฉ? Le dije que yo era un judรญo italiano. รl iba traduciendo mis respuestas a un grupo de curiosos que se habรญa congregado a su alrededor, eran campesinos polacos, obreros que iban de camino al trabajo, era casi de dรญa, si mal no recuerdo. Como decรญa, yo no sabรญa polaco, pero sรญ lo suficiente para comprender lo que traducรญa… Habรญa transformado mi respuesta. Yo habรญa dicho: “soy un judรญo italiano”, y รฉl habรญa traducido “es un prisionero polรญtico italiano”. Entonces le dije en francรฉs, para corregirle: “no soy…, tambiรฉn soy un prisionero polรญtico, pero fui deportado a Auschwitz por ser judรญo, no como prisionero polรญtico”. Pero รฉl me contestรณ precipitadamente y en francรฉs que, por mi bien, mejor valรญa dejarlo de ese tamaรฑo, porque Polonia es un triste paรญs.
Estamos a punto de volver a nuestro hotel de Cracovia. Para usted, ยฟquรฉ representรณ el Holocausto del pueblo judรญo?
No fue algo novedoso, antes hubo otros. Entre parรฉntesis, nunca me ha gustado la palabra “Holocausto”. No me parece un tรฉrmino apropiado, es retรณrico y, sobre todo, errรณneo. Representรณ un punto sin retorno en tรฉrminos de proporciones, sobre todo de recursos, porque por primera vez en tiempos recientes el antisemitismo se convirtiรณ en un proyecto planificado, organizado a nivel de Estado, no por influjo de un consenso tรกcito, como habรญa ocurrido en la Rusia de los zares; esto, en cambio, era un acto de voluntad. No habรญa escapatoria posible, toda Europa se convirtiรณ en una enorme trampa, esto fue lo novedoso y lo que determinรณ para los judรญos un profundo cambio, no solamente en Europa sino tambiรฉn para la comunidad judรญa en Estados Unidos y para los judรญos del mundo entero.
ยฟPiensa usted que otro Auschwitz, otra masacre como la perpetrada hace cuarenta aรฑos, es imposible que se vuelva a producir?
En Europa no lo creo posible por razones, como decir, de inmunidad. Se ha producido una especie de inmunizaciรณn; esta es la razรณn por la que serรญa difรญcil asistir al renacimiento de algo parecido por mucho tiempo… en algunas dรฉcadas, pongamos, cincuenta o cien aรฑos, Alemania podrรญa conocer un resurgimiento del nazismo parecido al anterior, y en Italia aparecerรญa un fascismo como el de antes. Sin embargo, pienso que no serรก posible en Europa; tambiรฉn pienso que en otros paรญses se estรก gestando el deseo de un nuevo Auschwitz, simplemente les faltan los recursos.
ยฟLa idea no ha muerto?
Ciertamente no ha muerto la idea, porque nada muere definitivamente. Todo reaparece bajo nuevas formas, pero nada muere por completo.
ยฟPero las formas sรญ cambian?
Las formas cambian, sรญ; las formas son importantes.
ยฟPiensa usted que es posible lograr el aniquilamiento de la humanidad del hombre?
ยกDesde luego que sรญ! ยกY de quรฉ manera! Me atreverรญa incluso a decir que lo caracterรญstico del Lager nazi โno sabrรญa decir en el caso de los otros porque no los conozco, quizรกs los campos rusos son distintosโ es la reducciรณn a la nada de la personalidad del hombre, tanto interiormente como exteriormente, y no sรณlo la del prisionero sino tambiรฉn la del guarda del Lager, รฉl tambiรฉn pierde su humanidad; sus rutas divergen, pero el resultado es el mismo. Pienso que son pocos los que tuvieron la suerte de no perder su conciencia durante la reclusiรณn; algunos tomaron conciencia de su experiencia a posteriori, pero mientras la vivรญan no eran conscientes. Muchos la olvidaron, no la registraron en su mente, nada se imprimiรณ en la cinta de su memoria, dirรญa yo. Sรญ, todos sufrรญan substancialmente una profunda modificaciรณn de su personalidad, sobre todo una atenuaciรณn de la sensibilidad en lo relacionado con los recuerdos del hogar, la memoria familiar; todo eso pasaba a un segundo plano ante las necesidades imperiosas, el hambre, la necesidad de defenderse del frรญo, defenderse de los golpes, resistir la fatiga. Todo ello propiciaba condiciones que pueden calificarse de animales, como las de bestias de carga. Es interesante observar cรณmo esas condiciones animales se reflejaban en el lenguaje. En alemรกn hay dos verbos para “comer”: el primero es “essen”, que designa el acto de comer en el hombre, y estรก “fressen”, que designa el acto en el animal. Se dice de un caballo que “frisst” y no que “isst”; un caballo zampa, en suma, un gato tambiรฉn. En el Lager, sin que nadie lo decidiera, el verbo para comer era “fressen” y no “essen”, como si la percepciรณn de una regresiรณn a la condiciรณn de animal se hubiera extendido entre todos nosotros.
Ha concluido el periplo de su segundo regreso a Auschwitz. ยฟQuรฉ cosas le vienen a la mente?
Muchas, en realidad. Sobre todo una: me incomoda que los polacos, el gobierno polaco, se hayan apoderado de Auschwitz, que lo hayan convertido en el lugar del martirio de la naciรณn polaca. En verdad eso fue cierto, al menos durante los primeros aรฑos, en 1941 y 1942. Pero despuรฉs de esa fecha, con la apertura del Lager de Birkenau, y sobre todo cuando entraron en funcionamiento las cรกmaras de gas y los hornos crematorios, se convirtiรณ ante todo en el instrumento de la destrucciรณn del pueblo judรญo. Nadie puede negar esto. Hemos podido verlo: hay tambiรฉn el bloque-museo de los judรญos, los italianos, los franceses, los holandeses, etc. Pero hay en Auschwitz este hecho capital: que la gran mayorรญa de las vรญctimas fueron judรญos, una parte sรณlo de las cuales eran judรญos polacos. No es que se niegue esta realidad, sino que apenas es evocada.
ยฟNo le parece que los otros, los hombres, hoy en dรญa quieren olvidar Auschwitz cuanto antes?
Hay indicios que permiten pensar que quieren olvidar o algo peor: negar. Es muy significativo: quien niega Auschwitz es precisamente quien estarรญa dispuesto a volver a hacerlo.-