Revis(it)ar la RevoluciĆ³n

En su libro mƔs reciente, Rafael Rojas examina la riqueza de los movimientos revolucionarios de AmƩrica Latina, en un intento por evitar simplificaciones y lecturas prejuiciadas. La izquierda estƔ obligada a rescatar ese legado, considera el autor, sin poner en peligro las conquistas democrƔticas.
AƑADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

Con El Ć”rbol de las revoluciones. Ideas y poder en AmĆ©rica Latina, el historiador Rafael Rojas (Santa Clara, 1965) arriba a un momento superior de su fecunda trayectoria acadĆ©mica. La solidez analĆ­tica y la claridad expositiva del libro van de la mano, en una estructura coherente que permite leer sus capĆ­tulos de modo independiente, aun cuando remitan a un hilo comĆŗn. Escrita en clave de historia intelectual y polĆ­tica, con atisbos desde la teorĆ­a polĆ­tica, los estudios constitucionales y la historia social, la obra puede entenderse como el cierre de una trilogĆ­a iniciada con Las repĆŗblicas de aire (2009) y continuada con Los derechos del alma (2014). Una mirada enfocada en torno a la evoluciĆ³n de las ideas y formas polĆ­ticas en LatinoamĆ©rica, donde se entrecruzan pensadores, polĆ­ticos, pĆŗblicos participantes y polemistas del espacio pĆŗblico.

A partir de los antecedentes de la etapa posindependentista y de construcciĆ³n de los Estados naciĆ³n hispanoamericanos, abordados con exhaustividad en sus anteriores obras, Rafael Rojas pasa revista a la realizaciĆ³n prĆ”ctica y la reformulaciĆ³n teĆ³rica del concepto de revoluciĆ³n en el Ćŗltimo siglo. Aparecen las semejanzas y divergencias de sus diversas realizaciones (la mexicana de 1910, la cubana de 1959, la nicaragĆ¼ense de 1979) frente a los reclamos y avances de la justicia social, la soberanĆ­a nacional y las libertades cĆ­vicas. Se revela tambiĆ©n la heterogeneidad de sus formas y legados polĆ­ticos, expresados en clave radical o reformista, populista o comunista, en un intento de responder al problema que el autor sintetiza, de modo exacto, cuando seƱala: ā€œla historia de la izquierda latinoamericana en el siglo XX adolece de simplificaciones y prejuicios similares a los de la historia del republicanismo y el liberalismo del XIX. Con frecuencia, figuras y movimientos discordantes desde el punto de vista ideolĆ³gico y polĆ­tico son incorporados a genealogĆ­as y tradiciones, construidas de manera unilateral y teleolĆ³gicaā€.

Siendo toda revoluciĆ³n ā€œuna movilizaciĆ³n colectiva que intenta derrocar rĆ”pida y forzosamente un rĆ©gimen existente para transformar las relaciones polĆ­ticas, econĆ³micas y simbĆ³licasā€,

{{George Lawson, Anatomies of Revolution, Nueva York, Cambridge University Press, 2019.}} 

la obra cubre predios donde lo sociolĆ³gico, lo institucional y lo cultural se entrecruzan en el devenir de una regiĆ³n. Para ello, entreteje de modo elegante temas y perspectivas provenientes de la historia de las ideas, la historia intelectual y la historia polĆ­tica, aunque se echan de menos algunas referencias claves de la sociologĆ­a histĆ³rica y comparada, que aborden el fenĆ³meno revolucionario de manera estructural.

{{Me refiero a trabajos como los clĆ”sicos de Barrington Moore [Los orĆ­genes sociales de la dictadura y de la democracia. El seƱor y el campesino en la formaciĆ³n del mundo moderno, Barcelona, PenĆ­nsula, 1991], Charles Tilly [From mobilization to revolution, Reading, Addison Wesley Publishing, 1978], Theda Skocpol [Social revolutions in the modern world, Nueva York, Cambridge University Press, 1994] y John Dunn [Revoluciones modernas. IntroducciĆ³n al anĆ”lisis de un fenĆ³meno polĆ­tico, Madrid, Tecnos, 2014].}}

 En ese sentido, incluso reconociendo la diferencia entre una obra acadĆ©mica de teorĆ­a social y un trabajo destinado a un pĆŗblico mĆ”s general, habrĆ­a sido Ćŗtil ofrecer al lector un apartado mĆ”s concentrado y completo sobre la conceptualizaciĆ³n del fenĆ³meno revolucionario.

Rojas propone reconocer la existencia de fases mĆ”s o menos identificables en la realizaciĆ³n del fenĆ³meno y paradigma revolucionario latinoamericano. Una abarca de 1910 a 1959, con el proyecto nacionalista y agrarista de la RevoluciĆ³n mexicana. Otra que inicia en 1959, con el muy pronto radicalizado modelo marxista-leninista cubano, que tiene una suerte de continuidad y negaciĆ³n en el sui gĆ©neris expediente de la RevoluciĆ³n sandinista veinte aƱos despuĆ©s. Y una Ćŗltima etapa, desde los ochenta a la fecha, donde el telos revolucionario parece haber sido sustituido o, de algĆŗn modo, fagocitado por los procesos y orden democrĆ”ticos, en sus fases de transiciĆ³n, consolidaciĆ³n y, aƱadĆ”moslo hoy, crisis.

La primera parte del libro aborda al cambio producido, en el trĆ”nsito entre los siglos XIX y XX, en los referentes polĆ­ticos regionales. La irrupciĆ³n de un republicanismo democrĆ”tico, enfrentado a los regĆ­menes liberales de orden y progreso de impronta oligĆ”rquica y positivista, va aquĆ­ de la mano con un redescubrimiento criollo de la democracia con fuertes contenidos sociales y soberanistas. Las ideas de JosĆ© MartĆ­, a quien Rojas ha dedicado sistemĆ”tica atenciĆ³n en sus tres dĆ©cadas de quehacer intelectual, aparecen como fieles ejemplos de este renacer republicano.

A continuaciĆ³n, desfilan diversos exponentes de las izquierdas latinoamericanas del primer tercio del siglo XX (Haya de la Torre, Julio Antonio Mella, JosĆ© Carlos MariĆ”tegui), asomĆ”ndose en sus pĆ”ginas rivalidades que permanecerĆ”n hasta el presente. En dos capĆ­tulos, reconstruyendo de un modo claro la complejidad y evoluciĆ³n de sus posturas personales, el autor evita cualquier moralizaciĆ³n y manipulaciĆ³n historiogrĆ”ficas. Merece atenciĆ³n el reconocimiento explĆ­cito del peso que la geopolĆ­tica cobra aquĆ­ por sobre las ideologĆ­as, para comprender las rupturas emergentes en el seno de esas izquierdas. Una disputa donde las ideas y agendas del joven Estado soviĆ©tico, proyectadas por la red polĆ­tico-intelectual de la III Internacional, chocarĆ”n con los imaginarios y realizaciones del nacionalismo revolucionario de matriz mexicana. Lo cual nos recuerda que la expansiva influencia comunista no fue una simple respuesta a su par liberal en los aƱos de la segunda posguerra, como aĆŗn insisten en vendernos ciertas lecturas de la Guerra FrĆ­a que escamotean las posturas, responsabilidades y relaciones de Estados Unidos y la URSS sobre el devenir regional.

{{Entre las obras y autores claves para comprender la complejidad de la Guerra FrĆ­a global y sus expresiones regionales recomiendo especialmente los trabajos de Hal Brands (Latin Americaā€™s Cold War, Cambridge, Harvard University Press, 2012), Kurt Weyland (Revolution and reaction. The diffusion of authoritarianism in Latin America, Nueva York, Cambridge University Press, 2019), Odd Arne Westad (The Cold War. A world history, Nueva York, Basic Books, 2017), John Lewis Gaddis (Nueva historia de la Guerra FrĆ­a, Ciudad de MĆ©xico, FCE, 2011) y Scott Mainwaring y AnĆ­bal PĆ©rez-LiƱƔn (Democracias y dictaduras en AmĆ©rica Latina. Surgimiento, supervivencia y caĆ­da, Ciudad de MĆ©xico, FCE, 2019).}}

La segunda parte de la obra nos lleva a la dĆ©cada de los cuarenta del siglo XX, donde la revoluciĆ³n se consagra como estilo de cultura y quehacer polĆ­ticos a escala regional. Los expedientes nacionalistas revolucionarios de Augusto CĆ©sar Sandino en Nicaragua y Antonio Guiteras en Cuba, enfrentados por las derechas apoyadas por Washington y los comunistas de la Ć³rbita de MoscĆŗ, son ejemplo de esa tendencia continental. En esa misma senda, los capĆ­tulos dedicados a recorrer los exponentes e ideas del populismo clĆ”sico (varguismo brasileƱo, peronismo argentino) y cĆ­vico (en los liderazgos y programas del colombiano Jorge EliĆ©cer GaitĆ”n y el cubano Eduardo ChibĆ”s) son de lo mejor que he leĆ­do sobre el tema en los Ćŗltimos aƱos.

{{En los casos colombiano y cubano recomiendo los libros recientes de Lillian Guerra [Heroes, martyrs and political messiahs in revolutionary Cuba, 1946-1958, New Haven, Yale University Press, 2018] y Jorge Giraldo RamĆ­rez [Populistas a la colombiana, BogotĆ”, Debate, 2018].}}

 Una mirada que cierra con los proyectos ā€“a la postre frustradosā€“ de revoluciĆ³n democrĆ”tica en Guatemala y Bolivia, asĆ­ como con un repaso a gobiernos impulsores de un ambiguo militarismo progresista.

Rojas capta y reconstruye aquĆ­, magistralmente, las especificidades y variedades de los distintos populismos, advierte su apuesta comĆŗn por formas de democracia de masas, agendas institucionales de reformismo radical y marcos normativos sustentados en el constitucionalismo social, a la vez que reconoce las tomas diversas de partido en la geopolĆ­tica de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra FrĆ­a temprana. Su Ć©nfasis en la necesidad de romper los prejuicios y la desvalorizaciĆ³n intelectual e ideolĆ³gica de una rica tradiciĆ³n populista, distanciada y enfrentada con las corrientes oligĆ”rquicas, reaccionarias y leninistas, cobra no solo valor histĆ³rico sino actual. Toda vez que el populismo ā€“como concepciĆ³n y praxis polĆ­ticasā€“ ha sido pasto de filias y fobias que simplifican y deforman sus contenidos y derivas especĆ­ficos. Atendiendo a ese problema ā€“y dado el potencial de lectura de esta obraā€“ creo que en una reediciĆ³n el autor podrĆ­a considerar, de modo similar a lo antes recomendado para el fenĆ³meno revolucionario, el sumarizar y fijar postura propia sobre la conceptualizaciĆ³n del tĆ³pico populista.

{{Dado que Rojas ha trabajado la obra de autores como Federico Finchelstein y Nadia Urbinati, serĆ­a bueno que introdujese a su pĆŗblico en las miradas recientes de Cas Mudde y CristĆ³bal Rovira (Populismo. Una breve introducciĆ³n, Madrid, Alianza Editorial, 2019), Pierre Rosanvallon (El siglo del populismo. Historia, teorĆ­a, crĆ­tica, Buenos Aires, Manantial, 2020) y Ugo Pipitone (Nostalgia comunitaria y utopĆ­a autoritaria. Populismo en AmĆ©rica Latina, Ciudad de MĆ©xico, CIDE, 2020).}}

La tercera y Ćŗltima parte cubre los eventos a partir de la RevoluciĆ³n cubana. Abre con la discusiĆ³n sobre el excepcionalismo forjado a partir del concepto castrista de revoluciĆ³n, narrativa donde el fenĆ³meno especĆ­ficamente revolucionario se funde en modo discursivo con otros sujetos, instancias y procesos del rĆ©gimen erigido a partir del cambio de 1959. En ese sentido, si bien a partir de los aƱos treinta buena parte de los actores polĆ­ticos insulares ya se reivindicaban como revolucionarios ā€“en la tradiciĆ³n nacionalista de origen mexicanoā€“, el historiador nos explica cĆ³mo entre 1959 y 1961 comienza un giro hacia la hegemonĆ­a marxista-leninista, que conserva sin embargo puntuales reminiscencias discursivas del populismo y el nacionalismo latinoamericanos. Aparece entonces la visiĆ³n de la RevoluciĆ³n cubana como sujeto metahistĆ³rico, que sigue teniendo enorme peso en los alineamientos geopolĆ­ticos y la formaciĆ³n e influencia ideolĆ³gicas de las izquierdas latinoamericanas.

Ello generarĆ”, segĆŗn Rojas, una politizaciĆ³n y polarizaciĆ³n del debate, atravesado por la idea ā€“compartida por el oficialismo y la oposiciĆ³n radicalesā€“ de una suerte de designio leninista oculto en el liderazgo, desde fases tempranas del proceso revolucionario. Tendencia que comienza a ser revisada a partir de la producciĆ³n y el debate historiogrĆ”ficos posteriores a 1989, con obras como la de Marifeli PĆ©rez-Stable y Samuel Farber. Los aportes recientes de Abel Sierra, Ada Ferrer, Alejandro de la Fuente, Alina LĆ³pez HernĆ”ndez, Lillian Guerra, Michael J. Bustamante, asĆ­ como del propio Rojas, merecerĆ­an ser aƱadidos a una discusiĆ³n mĆ”s amplia del tĆ³pico. En este punto, la inclusiĆ³n del tratamiento revolucionario del problema agrario rompe de alguna forma el hilo ascendente de la discusiĆ³n y amerita un apartado independiente (Āæun nuevo capĆ­tulo?) que enmarque el caso cubano dentro del panorama regional de reformas y revoluciones agrarias.

El capĆ­tulo dedicado al pensamiento de Ernesto Che Guevara y Salvador Allende ofrece una reconstrucciĆ³n meticulosa, atenta a la diversidad de las izquierdas latinoamericanas y a la reconfiguraciĆ³n de los paradigmas de cambio polĆ­tico enmarcados por el ambiente de la Guerra FrĆ­a. La evoluciĆ³n casi paralela del guevarismo (con sus fases y contenidos que comparten un hilo radicalmente antiliberal y vanguardista) y el allendismo (con su fidelidad constante, aunque algo ambigua, hacia formas distintas de concebir la democracia) tiene, ademĆ”s de interĆ©s histĆ³rico, enorme actualidad. Permite comprender las disonancias y los nexos que se expresan aĆŗn hoy en la configuraciĆ³n de espacios polĆ­ticos e ideolĆ³gicos de las izquierdas agrupadas en el Foro de SĆ£o Paulo y el Grupo de Puebla.

El Ćŗltimo capĆ­tulo estĆ” dedicado a la Nicaragua revolucionaria (1979-1990), algo particularmente valioso por ser un tema menos conocido por el pĆŗblico. Resulta aquĆ­ excelente la comparaciĆ³n del experimento sandinista de economĆ­a mixta, pluralismo polĆ­tico y no alineamiento, con el modelo leninista cubano, especialmente en los nexos y divergencias de sus respectivas constituciones. El historiador llama con acierto la atenciĆ³n sobre el peso especĆ­fico que tuvieron, en esa diferenciaciĆ³n paradigmĆ”tica, actores como los indĆ­genas miskitos, las mujeres, el campesinado, la Iglesia catĆ³lica y los aliados internacionales ajenos al bloque soviĆ©tico. La amena narrativa simplifica, quizĆ” por motivos de espacio, algunas causalidades y responsabilidades de los actores internacionales en la guerra civil nicaragĆ¼ense y su conexiĆ³n con los conflictos geopolĆ­ticos centroamericanos. Consideremos, por ejemplo, el rumbo hegemonizante de la cĆŗpula sandinista, que abortĆ³ el plural gobierno de transiciĆ³n, copando las estructuras del nuevo poder estatal. Este cambio se produjo bajo el gobierno demĆ³crata de Jimmy Carter, antes de la asunciĆ³n presidencial de Ronald Reagan.

{{Para un abordaje, con referencias completas y recientes, de los antecedentes y derivas de la revoluciĆ³n nicaragĆ¼ense recomiendo la obra de Frances Kinloch [Historia de Nicaragua, Managua, Instituto de Historia de Nicaragua y CentroamĆ©rica/Universidad Centroamericana, 2008], AndrĆ©s PĆ©rez Baltodano [Entre el Estado conquistador y el Estado naciĆ³n. Providencialismo, pensamiento polĆ­tico y estructuras de poder en el desarrollo histĆ³rico de Nicaragua, Managua, Instituto de Historia de Nicaragua y CentroamĆ©rica/Universidad Centroamericana, 2008] y Salvador MartĆ­ y David Close [eds.], Nicaragua y el FSLN [1979-2009]. ĀæQuĆ© queda de la revoluciĆ³n?, Barcelona, Edicions Bellaterra, 2009], asĆ­ como, en perspectiva comparada, mi libro La otra hegemonĆ­a. Autoritarismo y resistencias en Nicaragua y Venezuela [Madrid, Editorial Hypermedia, 2020].}}

Luego, el giro sandinista y el triunfo republicano en Estados Unidos sostuvieron lĆ³gicas de radicalizaciĆ³n y contrarrevoluciĆ³n capaces de alimentar una espiral violenta solo clausurada por los Acuerdos de Esquipulas y las elecciones de 1990.

El reconocimiento de las mĆŗltiples virtudes de la obra ā€“y mis coincidencias con varias de sus principales tesisā€“ no suprime la existencia de desacuerdos. Estos remiten, sobre todo, a aseveraciones un tanto genĆ©ricas y normativas en relaciĆ³n a la vocaciĆ³n democrĆ”tica de las izquierdas realmente existentes ā€“o al menos de sus sectores polĆ­ticamente relevantes y gobernantesā€“ del Ćŗltimo cuarto de siglo. En este punto la rigurosa constataciĆ³n y reconstrucciĆ³n historiogrĆ”fica que hace Rojas no coincide exactamente con la realizaciĆ³n polĆ­tica de estas tesis proyectadas sobre el presente y el futuro de la regiĆ³n.

Rojas aprecia, en el seno de las izquierdas latinoamericanas, dos visiones de hegemonĆ­a, entendidas como ā€œpermanencia relativa, acotada o revocable en el poderā€ y ā€œcontrol absoluto y perpetuo de la sociedad civil y del Estadoā€. Lo que remitirĆ­a, de modo simplificado ā€“aquĆ­ la consideraciĆ³n es mĆ­aā€“, a Gramsci y Lenin como referentes intelectuales de los respectivos enfoques y rutas polĆ­ticas. AdemĆ”s, el autor reconoce un peso mayor de las diversas expresiones populistas y nacionalistas, antes que aquellas marxistas-leninistas, dentro de la diversidad constitutiva de las izquierdas regionales. En dichas izquierdas, sostiene Rojas, ā€œla aspiraciĆ³n a un desahogo democrĆ”tico de demandas de igualdad econĆ³mica, justicia social y soberanĆ­a nacional sigue estando vivaā€. Hasta aquĆ­ coincidimos, en datos y deseos.

El sesgo normativo aparece en la obra cuando se seƱala que ā€œla tradiciĆ³n revolucionaria latinoamericana, para tener alguna continuidad en el mundo posterior a la Guerra FrĆ­a, estaba obligada a optar por la democraciaā€. Y sostiene que, desde esa fecha, ā€œtodas las izquierdas que llegaron al poder […] lo hicieron por vĆ­as democrĆ”ticas y no propusieron una dislocaciĆ³n de la sociedad como la practicada en el siglo XXā€, por lo que ā€œuna vuelta a la destrucciĆ³n del orden social y a la refundaciĆ³n del sistema polĆ­tico parece descartada por las izquierdas hegemĆ³nicasā€. Sin embargo, la permanencia y el atrincheramiento de los tres Ćŗnicos regĆ­menes plenamente autocrĆ”ticos de AmĆ©rica Latina ā€“las camarillas de La Habana, Caracas y Managua, dominantes sobre 45 millones de personasā€“ ponen en entredicho la tesis del historiador. Especialmente si se considera que en los casos nicaragĆ¼ense y venezolano se trata de gobiernos emanados de elecciones fundacionales democrĆ”ticas y que, pese a su deriva autoritaria, reciben todavĆ­a el reconocimiento de buena parte de la izquierda polĆ­tica e intelectual de la regiĆ³n. Alianza bolivariana que, a diferencia de Ć©pocas anteriores en LatinoamĆ©rica, no enfrenta a ningĆŗn bloque de derechas tirĆ”nicas capaz de justificar, al menos retĆ³ricamente, la polarizaciĆ³n y el radicalismo iliberales.

Las tradiciones e ideologĆ­as polĆ­ticas, como complejos diversos de ideas y valores traducidos en acciones y agendas especĆ­ficas, que orientan la percepciĆ³n y transformaciĆ³n polĆ­tica del mundo, deben ser siempre reconocidas en su concreciĆ³n. La praxis debe privar como el criterio de veracidad del discurso, no al revĆ©s. Eso, en el ecosistema y trayecto de las izquierdas polĆ­ticamente relevantes de la LatinoamĆ©rica del siglo XXI, presenta algunos problemas.

Una cosa es cĆ³mo estas izquierdas han arribado al poder ā€“todas a travĆ©s de elecciones libres y competidasā€“ y otra la manera en que algunas de ellas buscan permanecer en Ć©l: torciendo y copando instituciones al modo populista o, de plano, suprimiĆ©ndolas de manera autocrĆ”tica. Como el mismo Rojas reconoce, en los Ćŗltimos aƱos diversos partidos y movimientos sociales, vueltos gobierno, han reivindicado la tradiciĆ³n revolucionaria, incluyendo a Ć­conos tradicionales como la llamada RevoluciĆ³n cubana, por lo que, concluye, ā€œla alternativa entre democracia y autoritarismo volviĆ³ a reinstalarseā€.

Por una parte, es cada vez mĆ”s difĆ­cil reconocer en la izquierda la paternidad ideolĆ³gica de todas las polĆ­ticas pĆŗblicas y cambios legales progresistas. AsĆ­ lo demuestran los distintos programas de transferencia de renta, el avance de agendas como la diversidad sexual y el desarrollo de los mecanismos de democracia directa en la regiĆ³n. Respecto a esos temas, la vigencia de la democracia, en tanto variable independiente, puede considerarse el marco que ha hecho posible y le ha dado estructura al avance de la justicia.

Por otra, no parece haber correspondencia entre el desarrollo de polĆ­ticas reformistas en casa y la adscripciĆ³n a alianzas geopolĆ­ticas iliberales. En notables foros regionales e internacionales las izquierdas democrĆ”ticas latinoamericanas siguen conviviendo con sus parientes canĆ­bales de la izquierda autoritaria, suscribiendo ā€“a menudo bajo el rubro de la ā€œno injerenciaā€ā€“ la manipulaciĆ³n autoritaria de la soberanĆ­a por encima del respeto a los derechos humanos. Tampoco han sido cĆ³nsonas las afirmaciones coyunturales de los programas electorales ā€“ā€œexpandir la ciudadanĆ­a, derrotar al neoliberalismoā€ā€“ con aquellos horizontes de tipo refundacional que dan cuenta de dogmas resilientes en varios actores polĆ­ticos.

{{Sobre el peso de las preferencias normativas autoritarias de diversos actores (liderazgos, partidos, movimientos) polĆ­ticos regionales, vĆ©ase la reconstrucciĆ³n histĆ³rica y reflexiĆ³n politolĆ³gica en las obras (antes citadas) de Scott Mainwaring, AnĆ­bal PĆ©rez-LiƱƔn y Kurt Weyland. El anĆ”lisis de las ideologĆ­as no democrĆ”ticas ha sido abordado por Michael Freeden, Lyman Tower Sargent y Marc Stears (The Oxford handbook of political ideologies, Oxford, Oxford University Press, 2013) y desarrollado mĆ”s recientemente por AndrĆ”s SajĆ³, RenĆ”ta Uitz y Stephen Holmes (Routledge handbook of illiberalism, Londres, Routledge, 2021). El sustrato psicolĆ³gico del autoritarismo encuentra un sĆ³lido enfoque en los trabajos de Karen Stenner (The authoritarian dynamic, Nueva York, Cambridge University Press, 2005) y Fathali M. Moghaddam (Threat to democracy. The appeal of authoritarianism in an age of uncertainty, Washington, American Psychological Association, 2019). Por Ćŗltimo, para un panorama del fenĆ³meno en un sector importante de las izquierdas regionales, vĆ©ase Gisela Kozak y Armando Chaguaceda (eds.), La izquierda como autoritarismo en el siglo XXI(Buenos Aires, CADAL/Universidad de Guanajuato/Centro de Estudios Constitucionales Iberoamericanos/Universidad Central de Venezuela, 2019).}}

Coincido con el autor en que, dentro de nuestro continente, ā€œla izquierda estĆ” urgida de un rescate de su legado revolucionario y socialista que no reniegue de la democracia conquistada por la ciudadanĆ­aā€. En especial si esa recuperaciĆ³n va de la mano de la revisiĆ³n crĆ­tica de los referentes republicanistas, nacionalistas y de populismo cĆ­vico y la renuncia a las apuestas autocrĆ”ticas, de modo que sus agendas y valores se adecuen a las realidades y demandas de las complejas sociedades actuales, en el marco de las democracias liberales de masas. Para esa tarea, la reconstrucciĆ³n erudita y amena de los actores, ideas y procesos recogidos en El Ć”rbol de las revoluciones constituye desde ya, como el resto de la obra de Rojas, un aporte fundamental. ~

+ posts

es politĆ³logo e historiador, especializado en estudio de la democracia y los autoritarismos en LatinoamĆ©rica y Rusia.


    × Ā 

    Selecciona el paĆ­s o regiĆ³n donde quieres recibir tu revista:

    Ā  Ā  Ā