El judaísmo de Marx. El libro de Avineri forma parte de una serie sobre vidas judías publicada por Yale University Press. Por lo tanto, el libro debe abordar, en la medida de lo posible, temas que tengan que ver con Marx y las vidas y costumbres judías. Sin embargo, estos son muy limitados porque los orígenes judíos de Marx no desempeñaron casi ningún papel en su vida ni en su obra. Como escribe Avineri ,“Marx no puede ser visto como un ‘pensador judío’, y su conocimiento de los asuntos judíos era mínimo”; “Marx era totalmente ignorante [de las prácticas religiosas judías], nunca las experimentó directamente ni las estudió de forma independiente”.
No se podría escribir un libro sobre Marx y el judaísmo simplemente porque ese libro constaría solo de un par de páginas. La parte más importante de ese libro trataría, como de hecho escribe Avineri, del ensayo juvenil de Marx Sobre la cuestión judía. El ensayo tiene dos partes. La primera aboga, muy liberalmente, por la emancipación de los judíos al margen de su religión; así, se posiciona en contra de la conversión como condición para la emancipación cívica (en oposición al punto de vista favorecido por otro joven hegeliano, Moses Hess). Algunos consideran antisemita la segunda parte del ensayo, porque trata de la conexión entre los judíos, o más ampliamente la “judeidad” (Judentum), y el capitalismo. Avineri rechaza con acierto la interpretación antisemita, aunque menciona que el ensayo de Marx no se publicó en hebreo hasta 1965.
El joven hegeliano. El segundo tema importante es lo que hoy se llama “el joven Marx”. Avineri se basa para ello en su excelente libro de 1968 El pensamiento social y político de Karl Marx. Los capítulos sobre Marx trascendiendo a Hegel y sus años de formación en París y Bruselas resumen los puntos de vista expuestos por Avineri en 1968: La redefinición del materialismo por Marx, la influencia de Feuerbach, la publicación (junto con Engels) de El Manifiesto Comunista y los debates en el círculo de los Jóvenes Hegelianos. Es ahí donde Avineri repasa textos publicados sesenta o incluso cien años después de haber sido escritos, como los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, La ideología alemana, La Sagrada Familia, etc. Para todos ellos, Avineri ofrece una introducción y una discusión de primer orden.
Marx como economista. Hay una clara escasez de debate sobre el Marx maduro, que mucha gente asocia con la crítica de la economía política. De hecho, alguien que no conociera los textos y la formación de Marx podría creer, leyendo el libro de Avineri, que los escritos de Marx cesaron hacia 1848 o 1850. Los veinte años siguientes se tratan de forma muy superficial. Es notable que el segundo y tercer volumen de El Capital (que juntos suman más de mil páginas) se despachen en media frase. El primer volumen de El Capital solo se menciona en el primer par de capítulos relativos a la definición de mercancía y fetichismo de la mercancía. En vano se buscaría siquiera la definición de términos marxistas tan cruciales como el ejército de reserva del trabajo, la descualificación del trabajo, la destrucción creativa, la tendencia a la caída de la tasa de ganancia, el (rechazo de la) ley de hierro de los salarios, la definición de los modos de producción, el subconsumismo, el crecimiento equilibrado de los tres departamentos, el salario mínimo como categoría histórica… y se podría seguir. Parece que Avineri no conocía a Marx como economista y que toda esa parte de su obra queda simplemente al margen.
Marx como liberal “aséptico”. En El pensamiento social y político de Karl Marx, Avineri intentó hábilmente presentar a Marx como un liberal o, como mucho, como un pensador socialdemócrata de Europa Occidental. Aquí se sigue el mismo planteamiento, pero de forma mucho más burda, mediante exclusiones o inclusiones arbitrarias de diferentes “trozos” de Marx. Avineri comete el mismo error del que acusa a los defensores de la interpretación “revolucionaria” del Marx político. Generaliza a partir de un par (literalmente, un par) de observaciones que Marx hizo respecto a la posibilidad de una transición pacífica al socialismo en los países políticamente desarrollados como Gran Bretaña, Estados Unidos y Holanda, para afirmar que era el planteamiento general de Marx sobre la transición al socialismo.
Esto requiere que Avineri reste importancia o simplemente ignore muchos textos, incluyendo, de manera muy significativa, los escritos de Marx sobre la Guerra de Secesión estadounidense, donde Marx argumentó a favor de la supresión violenta de una formación socioeconómica inferior; las rebeliones irlandesa y polaca, ambas apoyadas por Marx; la Comuna de París, con cuya política Marx se identificó casi totalmente en sus Guerras Civiles en Francia; y la crítica del programa de Gotha. Avineri no menciona la mayoría de estos escritos, o afirma, en el caso de la Comuna de París, que Marx, en notas privadas escritas mientras la Comuna estaba en marcha, criticaba la prise de pouvoir de los comuneros, pero que más tarde, después de que la Comuna fuera brutalmente aplastada, adoptó el punto de vista opuesto, a favor de lo que hubiera hecho la Comuna. Se trata de una interpretación extraña: se da más importancia a las observaciones inéditas, muchas de las cuales ni siquiera son cartas sino meras notas, que al libro publicado. Del mismo modo, Avineri descarta casi por completo La Crítica del Programa de Gotha y todas las declaraciones de Marx que permiten, o incluso piden, el uso de la fuerza para impulsar la transición del capitalismo al socialismo.
Este Marx “liberal” se utiliza entonces para argumentar que Lenin y el leninismo falsificaron a Marx. El argumento es difícil de defender dados los escritos de Marx y su lógica interna. Además, Avineri no parece darse cuenta de que sin la revolución bolchevique lo más probable es que Marx hubiera sido un pensador olvidado, solo uno de los muchos marginados de la socialdemocracia alemana, y la mayoría de sus escritos (incluidos todos los que Avineri analiza en la primera parte de su libro) no se habrían publicado. Así pues, la fama de Marx dependía de este tipo de interpretación que apoyaba la transición al socialismo en las sociedades menos desarrolladas, y de forma violenta.
La influencia duradera. En la conclusión, Avineri contrasta la enorme influencia que Marx ha tenido en prácticamente todas las ciencias sociales, comparándolo con Platón, y la decreciente relevancia de su programa político. Ambas observaciones son correctas, pero con una salvedad que procede de un análisis sumamente interesante que hace Avineri de las diez políticas económicas preconizadas por Marx y Engels en El Manifiesto Comunista. Cuando se lee la sofisticada interpretación que hace Avineri de las conexiones entre estas políticas, pronto se hace evidente que el país que más se acerca a haberlas aplicado es… China. Por ejemplo, Avineri sostiene que las diez políticas del Manifiesto implican un aumento gradual de la importancia del Estado, pero no una abolición inmediata de los derechos de propiedad privada. Si tal interpretación es correcta, y si China es el país que más se acerca a haber aplicado estos principios, y dado que el desarrollo de China en los últimos cincuenta años es el más exitoso de cualquier país en ese periodo, entonces la importancia práctica del pensamiento de Marx es mucho mayor de lo que pensamos. El propio razonamiento de Avineri puede servir para socavar sus conclusiones.
El Marx poscapitalista. Esta parte de los escritos de Marx (posterior a 1867) es prácticamente ignorada. Es una lástima, porque el último periodo de su vida es en muchos aspectos el más interesante para nosotros hoy: es entonces cuando Marx se enfrentó por primera vez al problema de la globalización capitalista y a la cuestión de si su esquema unilineal de diferentes formaciones sociales que se suceden ordenadamente, basado en la experiencia de Europa Occidental, es válido para el resto del mundo o no. Avineri discute esto muy brevemente –casi con desdén– a través de la relación de Marx con los marxistas rusos, pero no va más allá de eso. Los libros de Kevin B. Anderson Marx at the margins (reseñado aquí) o de Marcelo Musto The last years of Karl Marx (reseñado aquí) son mucho más informativos sobre este periodo.
Traducción del inglés de Daniel Gascón.
Publicado originalmente en el Substack del autor.
Branko Milanovic es economista. Su libro más reciente en español es "Miradas sobre la desigualdad. De la Revolución francesa al final de la guerra fría" (Taurus, 2024).