En inglés se llama Nueve canciones. Si se juntaran los títulos en ambos idiomas, se tiene, a grandes rasgos, el argumento de la película. Nueve escenas que muestran los encuentros sexuales explícitos de una pareja, son intercaladas con escenas de los nueve conciertos de rock a los que asisten cuando deciden abandonar la recámara. Así narrada, esta película del inclasificable Michael Winterbottom suena como una visita indecisa, desde el control remoto y sin necesidad de pagar el boleto, a una película porno y la programación de MTV. Por eso hay que verla y no sólo leer sobre ella aquí. El genio de Winterbottom es darle la vuelta a los tópicos y hacer de la nostalgia —no el sexo ni la música— el atributo de una película más compleja que sus predecibles cargos por provocación.~
es crítica de cine. Mantiene en letraslibres.com la videocolumna Cine aparte y conduce el programa Encuadre Iberoamericano. Su libro Misterios de la sala oscura (Taurus) acaba de aparecer en España.