Cuando, hará cosa de unos años, comencé a redactar mi aún inconclusa Guía de enciclopedias fabulosas (entre las que inventariaba La enciclopedia precaria —que consta de un solo volumen, con una sola página, en la que una única línea reza “Fin”— y La metaenciclopedia —una cartografía de enciclopedias que, russellianamente, se incluye a sí misma), pensaba rematar con La enciclopedia portentosa, como en aquel entonces calificaba a Wikipedia. Hoy confirmo que habría tenido razón.
En medio de loas mayúsculas, Wikipedia acaba de cumplir 10 años. “La obra más grande realizada por la humanidad”, titula Die Zeit en su primera plana; “nada menos que una maravilla del mundo”, subtitula Der Spiegel; “ha cambiado el mundo de diversas e increíbles maneras”, dictamina el New York Times y Le Monde, para no quedarse atrás, sentencia: “En diez años, Wikipedia se ha vuelto inexorable”.
Lo sorprendente es que nada hay de hiperbólico en tales titulares. En sus diez años de existencia, Wikipedia cuenta con 17,680,031 artículos en línea, escritos en 277 idiomas, los cuales han sido redactados por una legión de 27,142,534 voluntarios (la Wikipedia en español, con sus 703,093 artículos, es la 7ª más grande después de las versiones en inglés, alemán, francés, polaco, italiano y japonés). Independientemente de si buscamos en Google o Yahoo, las entradas de Wikipedia se encuentran entre los primeros lugares y es el 6º sitio web más visitado del mundo, después de Google, Facebook, YouTube, Yahoo, Windows Live y la máquina de búsquedas china.
Echemos una ojeada a las razones que han convertido a Wikipedia en la enciclopedia más completa y más actual del mundo.
La confiabilidad
Lejos están los tiempos cargados de reproches a la falta de exactitud y veracidad de los artículos de Wikipedia. El viraje puede fecharse con precisión ese inaudito día de diciembre de 2005 en el que apareció un artículo en Nature, en el cual, con todas sus letras, podía leerse: “el número de errores en un artículo científico típico de Wikipedia no es sustancialmente mayor que el que se encuentra en la Enciclopedia Británica, considerada frecuentemente la obra de referencia por excelencia”. Y, más allá, cada vez son más los profesores universitarios que recomiendan su uso –claro que con la misma restricción que se aplica a todas las demás enciclopedias: nunca usarla como fuente directa de referencia. O, como lo expresa Sue Gardner, directora ejecutiva de la Wikimedia Foundation: “El propósito de toda enciclopedia es convertirse en el punto de partida de la investigación. Ahí se pueden aprender las bases y, después, ir más lejos y profundizar consultado las fuentes originales citadas en el artículo”.
La formación del espíritu crítico
Justo ese tiempo de incertidumbre, en el que confesar el uso de Wikipedia resultaba vergonzante, sumado a los múltiples escándalos que vándalos y experimentadores han provocado al introducir información falsa en sus artículos ha contribuido a forjar una sana desconfianza, ya no solo en Wikipedia sino en toda la palabra publicada. Gracias a esas, en ocasiones humillantes, lecciones, el internauta ha aprendido que, como dice el proverbio alemán, “Confiar es bueno; verificar es mejor”.
La filantropía
Wikipedia no solo es gratuita, sino que, en contra de toda la lógica del Internet, es uno de los pocos sitios web de cobertura mundial sin afán de lucro. De hecho, sus fundadores, Jimmy Wales y Larry Sanger, podrían haberse convertido en multimillonarios de haber seguido el impulso natural de los megasitios web, pero, en vez de eso, la convirtieron en una asociación de utilidad pública, sostenida tan solo con donativos. La última campaña, por cierto, arrojó un fruto de 12 millones, apenas suficiente para pagar al reducido personal administrativo y, sobre todo, la capacidad de los servidores que albergan la tremebunda –y creciente– cantidad de datos de Wikipedia. Y, bienvenido colofón, a diferencia de Google, Facebook & Co., Wikipedia no recolecta los datos personales de sus usuarios.
El altruismo
Solo quien ha colaborado en un artículo de Wikipedia conoce lo arduo del trabajo wikipedista. No sólo es necesario respetar una multitud de sensatas reglas (entre las cuales, conservar un punto de vista neutral y respaldar cada afirmación con una referencia válida constituyen las directivas principales), sino que también es necesario hacer gala de nervios y paciencia en la discusión con los demás colaboradores, a fin de evitar que se desencadene una guerra de modificaciones. Pero ¿quiénes son esos 27 millones de wikipedistas anónimos y honorarios que, insomnemente, se encargan de ampliar, corregir, traducir, enlazar, reformatear, actualizar, en suma, de convertir a Wikipedia en el organismo con el mayor poder regenerativo de la historia? Yo tampoco lo sé –tan solo espero que su número crezca y que, un buen y no del todo remoto día, todos seamos wikipedistas.
Imagen tomada de aquí
Escritor mexicano. Es traductor y docente universitario en Alemania. Acaba de publicar “Los fragmentos infinitos”, su primera novela.