Un pequeño paréntesis mientras seguimos con Albert Camus… To smoke or not to smoke, that’s the question. La literatura del fumar, del cigarro, del cigarrillo, de la pipa o del narguilé, y otros instrumentos de personal emisión de humo, tiene una amplia literatura. Se inicia aquí una antología sobre el asunto, y se invita a los lectores (si los hay) a colaborar en ella.
Y van, para comenzar, las primeras bocanadas:
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Cigarrillo: pequeño y delgado cilindro de papel relleno de tabaco, con fuego en un extremo y un idiota en el otro.
(Tal vez) Georges Bernard Shaw
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Es facilísimo dejar de fumar. Yo lo he hecho ya cien veces.
Mark Twain
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Toda el alma resumida
cuando lenta la consumo
entre cada rueda de humo
en otra rueda abolida.
El cigarro dice luego
por poco que arda a conciencia:
la ceniza es decadencia
del claro beso de fuego.
Tal coro de leyendas
hasta tu labio aletea.
Si has de empezar suelta en prendas
lo vil por real que sea.
Lo muy preciso tritura
tu vaga literatura.
Stéphane Mallarmé/ trad. de Alfonso Reyes
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Fumar es un placer
genial sensual
Fumando espero
al hombre que yo quiero,
tras los cristales
de alegres ventanales,
y mientras fumo
mi vida no consumo
porque flotando el humo
me suele adormecer.
Tendida en el sillón,
fumar y amar…
Ver a mi amado,
solícito y galante,
sentir sus labios
besar con besos sabios
y el devaneo sentir
con más deseos
cuando sus ojos veo
sedientos de placer.
Por eso estando mi bien
es mi fumoir un edén.
Dame
el humo de tu boca,
anda,
que así me vuelves loca.
Anda,
que quiero enloquecer
de placer
sintiendo ese calor
del humo embriagador
que acaba por prender
la llama ardiente del amor.
Tango. Letra de Félix Garzo,
música de Juan Viladomat Masanas
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Muchos juzgan inútil despilfarro
en tabaco gastar. Pues es un yerro;
que en papel de orozuz o bien de berro
hasta medicinal es un cigarro.
Habiendo qué fumar, el más bizarro
se atreviera a vivir hasta en un cerro
o estar eternamente en un encierro
como estatua de mármol o de barro.
Yo por mi parte diariamente ahorro
algo que fumar, pues que me aburro
cuando no llamo al vicio en mi socorro.
Siempre al tabaco en todo mal ocurro
porque con él, aun cuando esté modorro,
más que el mismo Aristóteles discurro.
Arcadio Zúñiga y Tejeda
*
Cualquiera puede escribir una novela sobre un novelista. Basta meter copas, crudas matutinas, una máquina de escribir (o computadora) empolvada y un cigarrillo cada tres o cuatro párrafos como este:
“Fulano contempló el triste panorama de las azoteas, miró hacia la cuartilla en blanco, sintió que odiaba al teclado como a un enemigo, tomó un trago de café negro e hirviente, y encendió el primero de los cigarrillos de ese día y luego siguió fumando y fumando y… fumando”.
J. de la C.
*
[PS.-Se invita a los lectores de este blog, si los hay, a enviar fragmentos de obras literarias, en verso o en prosa, y favor o en contra del tema. Al mejor envío se le premiará con la imagen (si la hallo) de un hermoso puro Winston Churchill; al peor envío, una invitación a ser torturado (como elemento pasivo) en la AAAA ( Asociación de Activos Antitabaquistas Anónimos).
Segundo PS.– Todos, de ocho a ochenta años, pueden concursar, menos William Sheridan… aunque… en fin, en fin… también Billy Sheridan, vaya, pues cómo no.
Tercer PS.-No serán publicados textos de más de 1,500 caracteres.
Cuarto PS.– Se vale enviar textos de anuncios comerciales siempre que (todo es posible en el marketing) tengan alguna gracia verbal.]
Es escritor, cinéfilo y periodista. Fue secretario de redacción de la revista Vuelta.