En 2011, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) publicaron una guía de preparación en caso de desastres llamada “Preparación 101: Apocalipsis Zombi”. La guía, una publicación chusca en el sitio web de los CDC, generó tanto tráfico que colapsó el servidor. También causó suficiente confusión que los CDC posteriormente la retiraron, pero rápidamente fue reemplazada por un fanzine sobre la preparación para la pandemia zombi. Ese mismo año, el ejército de Estados Unidos ideó el CONPLAN 8888, que se utilizó para entrenar a oficiales en la planificación de contingencias. ¿El tema del CONPLAN 8888? El apocalipsis zombi.
Los CDC y el ejército de Estados Unidos no estaban alistándose para un apocalipsis zombi real. Sin embargo, descubrieron que esta hipotética situación era una excelente forma de representar diferentes catástrofes potenciales para las cuales sí querían que las personas se prepararan. Resulta que pensar en el apocalipsis zombi puede decirnos mucho acerca de nuestra preparación para una variedad de eventos catastróficos diferentes, desde pandemias hasta incendios forestales y colapsos de infraestructura, lo que los expertos en preparación para desastres llaman “preparación para todo tipo de peligros”.
En un mundo ideal, nunca nos enfrentaríamos a un escenario apocalíptico, por lo que ni siquiera tendríamos que pensar en ello. Pero nuestro mundo está lejos de ser perfecto, y no queremos estar desprevenidos si ocurre una catástrofe. Nuestra mejor opción es encontrar oportunidades seguras (incluso divertidas) para aprender sobre posibles peligros y nuestras vulnerabilidades colectivas e individuales.
Aquí es donde entra el apocalipsis zombi.
Los zombis tienen dos características clave que los hacen ideales para este tipo de ejercicios de imaginación. En primer lugar, poseen varias características exageradas asociadas con el peligro, como la propagación de enfermedades y la depredación. En segundo lugar, no son reales. Los zombis son increíblemente formidables, resisten la mayoría de los ataques físicos y siempre están en busca de su próximo almuerzo. Al mismo tiempo, sabemos que no son reales, por lo que el apocalipsis zombi (ficticio) funciona como un “peligro” de muy bajo riesgo que llama nuestra atención.
Todo esto significa que los zombis pueden ayudarnos a aprender sobre amenazas potenciales, a lidiar con nuestros propios miedos y a generar atención compartida. Imagina, por ejemplo, que un apocalipsis zombi llega a tu vecindario. Al inicio, probablemente no estarás seguro de lo que está ocurriendo. Querrás quedarte en casa y recopilar información para poder determinar el mejor plan de acción a seguir. Pero si te quedas en casa, necesitas recursos: ¿tienes suficientes suministros en tu hogar para refugiarte durante 72 horas? ¿Y si se cortan el suministro de agua y la electricidad?
Estos recursos serían clave para tu supervivencia en un apocalipsis zombi, pero también serían muy útiles en caso de una pandemia, una tormenta u otra emergencia en la que necesites quedarte en casa y decidir tu próximo paso.
Hablando de tu próximo paso en un apocalipsis zombi, ¿qué sucedería si quedas atrapado en un lugar que no es seguro o te quedases sin suministros? ¿Podrías evacuar? ¿Y todos los demás en tu pueblo o ciudad podrían evacuar al mismo tiempo? ¿Sería una evacuación razonablemente ordenada?
Imaginar estos escenarios puede ayudarte a evaluar la viabilidad de la infraestructura de tu comunidad ante desastres de diversos tipos. Para simplificarlo, puedes centrarte en tres preguntas: ¿habría recursos?, ¿sería seguro?, ¿sería viable el transporte? Las respuestas a estas preguntas en caso de un apocalipsis zombi probablemente reflejan las respuestas en caso de una inundación, un terremoto o una falla en la red eléctrica.
Comencemos con la primera pregunta: ¿Tienes suficientes recursos para mantenerte por lo menos durante 72 horas? Seguramente querrás tener un kit de sobrevivencia para 3 días, que puede ser un recipiente de plástico o una bolsa que puedas guardar en algún lugar de tu casa. Asegúrate de llenarlo con:
- Alimentos (los alimentos secos y enlatados son los mejores, y no olvides un abrelatas)
- Agua (al menos 1 litro por persona por día)
- Una muda de ropa
- Linterna con pilas
- Documentos personales importantes (por ejemplo, pasaporte, certificado de nacimiento)
- Mapas físicos de áreas locales
- Cinta adhesiva para reparaciones rápidas
- Artículos de higiene personal y medicamentos
- Papel y lápiz
- Algo para combatir el aburrimiento en casa, como cartas, un instrumento musical o un juego de mesa.
También debes preparar una versión portátil de este kit, conocida como una “bolsa de emergencia”, que puedas agarrar si necesitas salir de casa.
Una vez que tengas tu kit de refugio en el lugar y tu bolsa de emergencia preparados, es hora de mirar afuera y preguntarte cuán segura sería tu zona en caso de una invasión zombi. Si tu área ha enfrentado desastres en el pasado, ese es un buen punto de partida. Puedes reflexionar sobre dónde se cometieron errores y trabajar para cerrar esas brechas.
Las tiendas, por ejemplo, deben estar bien abastecidas y distribuidas en los vecindarios. La gente necesita espacios públicos en los que estén acostumbrados a reunirse, como jardines comunitarios, parques y bibliotecas, que podrían servir como puntos para reunirse y elaborar planes colectivos. Los gobiernos locales y las fuerzas del orden público necesitan planes de comunicación claros y construir confianza con las personas a las que sirven. Debes conocer el nombre de tus vecinos y poder llamar a su puerta en caso de emergencia.
Pero incluso en las comunidades mejor preparadas, los recursos eventualmente se agotarán; deberás salir a buscar más o trasladarte a un lugar más seguro. Las autoridades locales también pueden sugerirte que evacúes, y es en ese momento cuando el transporte se vuelve importante.
Para estar preparado para el apocalipsis zombi, tu automóvil (si tienes uno) debe tener siempre al menos la mitad del tanque lleno. También debes tener un kit para el automóvil que contenga necesidades básicas como botiquín de primeros auxilios, herramientas de reparación básicas, equipo de seguridad, alimentos y agua. Si no tienes un automóvil, andar en bicicleta, caminar u otras formas de transporte personal también pueden ayudarte a llegar a un lugar seguro, pero debes cerciorarte de conocer las rutas más accesibles para llegar allí.
El último paso en la preparación para el apocalipsis es un poco difuso: necesitas imaginar cómo se sentirían las cosas. ¿Sería el apocalipsis zombi caótico y aterrador? ¿O tú y tus vecinos van a ayudarse mutuamente? Estas son preguntas complicadas, pero hablar sobre tu plan del apocalipsis con tus seres queridos puede ser una manera útil e incluso entretenida de evaluar cuán segura es tu comunidad en una posible catástrofe. Incluso podrías encontrar una forma interactiva de representar estos escenarios a través de eventos como marchas de zombis o una fiesta temática de apocalipsis (que, por ejemplo, podría reemplazar a los payasos con capacitación en primeros auxilios y venir con bolsas de regalos llenas de mantas de emergencia).
Si esta preparación logística te parece abrumadora, recuerda: no tiene que ocurrir todo de una vez. Puedes desarrollar tu plan del apocalipsis zombi con el tiempo y pensar en los recursos que podrías compartir con tus amigos y vecinos para hacerlo.
En última instancia, imaginar un escenario de desastre creativo como el apocalipsis zombi puede ayudar a motivarnos a perfeccionar nuestra preparación para desastres, llamar la atención sobre la necesidad de gestionar la infraestructura y fortalecer las relaciones en el proceso. Todo esto hará que tu comunidad tenga más probabilidades de sobrevivir a una catástrofe, y será mucho más divertido que la alternativa. ~
Este artículo es publicado gracias a la colaboración de Letras Libres con Future Tense, un proyecto de Slate, New America, y Arizona State University.