El verano llega a su fin y a la vuelta de la esquina está el comienzo de un nuevo curso, con sus horarios, sus prisas y sus obligaciones. Para contribuir a que el paso sea más llevadero, dedico este mes mi columna a un asunto en principio ligero, aunque, como veremos en seguida, tiene su intríngulis. Vamos a hablar del difícil arte de hacer carteles y del modo en el que la Lingüística nos puede ayudar.
De un modo similar a lo que ocurre con la conversación cotidiana, comenzamos advirtiendo que los carteles carecen de la riqueza léxica y sintáctica de los textos escritos elaborados. Por ello, para entenderlos, recurrimos a distintos tipos de información que aparecen junto al cartel. Y esto es algo que los que los diseñan no deben olvidar. Así, por ejemplo, pensemos en verbos de significado vago, como usar o utilizar. Para entenderlos de forma adecuada tenemos que rellenar mucha información ausente (el tipo de acción que vamos a interpretar no es el mismo si se usa un cuchillo que si se usa un martillo). Para decidir a qué nos estamos refiriendo, solemos recurrir al conocimiento del mundo (así, usar las escaleras o utilizar el ascensor significa ‘subir o bajar por ellos’, en condiciones normales). Sin embargo, esta interpretación puede sustituirse por otra distinta si la información colindante así lo sugiere. Cuidado con esto:
@semiotec4
@semiotec4
La moraleja puede ser, por tanto, que hay que controlar muy bien en qué contexto colocamos el cartel y con qué imágenes acompañamos las palabras que usamos. Por otro lado, para entender los mensajes de texto, del mismo modo que la conversación cotidiana utiliza la entonación y los gestos para compensar una sintaxis menos elaborada, en los carteles se va a jugar con la organización de las palabras en el espacio. Así, por ejemplo, es muy importante colocar en plano de igualdad los elementos que sean iguales y diferenciar de forma nítida los elementos que sean distintos. Si no se cumple esta regla, nos quedan carteles como los siguientes:
@spazzmata
Pero no todo es distribuir bien los sintagmas en el espacio. Otro asunto que se debe tomar en cuenta es que nuestra sociedad está formada por una población de lectores avanzados, acostumbrados a leer oraciones completas. En esta población, leer es más rápido que pensar, como demuestra el archiconocido efecto Stroop. Así, aunque la intención del emisor sea colocar palabras o sintagmas aislados, de forma intuitiva todos tendemos a organizar estos elementos en oraciones. Antes de colgar el cartel, hay que comprobar el efecto que va a tener:
@chifladoEl
@bochadelagente
@Pacoferez
@semiotec4
@semiotec4
En este sentido, lo importante es tener en cuenta siempre que el orden de las palabras sí altera el producto. Como en el siguiente cartel, en el que vemos que no es lo mismo STOP Autoescuelas que Autoescuelas STOP o en el doble cartel de la ventana, que no podemos evitar leerlo como si fuera uno solo:
@Cabronaza_
@hijadeHelgan
Otro problema que surge en ocasiones es que se juega con el diseño. Mucho cuidado con utilizar la fragmentación de las palabras para crear una imagen más atractiva. La fragmentación, como vemos en estos ejemplos, la carga el diablo.
@caribugrilla
@demadrideduardo
Y, por último, mucho cuidado con los malentendidos que provienen de interpretar como informativo lo que no lo es. En efecto, todos hemos experimentado alguna situación de confusión. Como cuando interpretamos determinadas señales como intencionales (una marca de enfado hacia nosotros, normalmente) y en realidad eran inocentes muestras de cansancio, por ejemplo. Y esto, exactamente, es lo que sucede en ocasiones en los carteles que preparamos. Para hacer el cartel perfecto debemos asegurarnos de que nada que no sea informativo pueda interpretarse como tal. Quizá @luisalvar0 exageró en este tuit, pero sin duda su intuición es muy interesante. Si no pretendes que se interprete como una flecha, no dejes que lo parezca.
Mamen Horno (Madrid, 1973) es profesora de lingüística en la Universidad de Zaragoza y miembro del grupo de investigación de referencia de la DGA
Psylex. En 2024 ha publicado el ensayo "Un cerebro lleno de palabras. Descubre cómo influye tu diccionario mental en lo que piensas y sientes" (Plataforma Editorial).