El cómic europeo en cine

La primera parte de una serie que analiza las adaptaciones al cine de diversas historietas europeas, desde Astérix a Tintín.
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Han sido buenos años para el cómic y el cine. La adaptación de X Men por parte de Bryan Singer en el año 2000 dio paso a una generación de cineastas que colocaron a los superhéroes de Marvel y DC Comics en posiciones fidedignas a su origen literario. Spider-Man 1y 2 de Sam Raimi, la trilogía de Christopher Nolan (Batman Begins, The Dark Knighty The Dark Knight Rises ) e incluso los frustrados experimentos con Hulk dieron un nivel de seriedad a la narrativa ilustrada que no se había visto antes (Aunque Tim Burton hizo un trabajo notable con Batman) El cine se había ganado el respeto de todos los cómics… Al menos en América. Cruzando el océano vivía un pequeño galo cuyas aventuras habían enamorado a Francia durante años, y pese a ventas y traducciones mundiales, no había conocido aún la pantalla grande 

Astérix no es Superman. Aunque su objetivo es vencer al mal y salvar el día, la forma en que lo hace resalta un diferencia entre Europa y Estados Unidos. Los personajes de René Goscinnyy Albert Uderzo se defienden con una poción mágica que les permite enfrentar a las legiones romanas, pero esto es secundario a una fundamental obra de humor y sátira histórica. Del otro lado del mar, los héroes son literalmente de acción; los rayos láser y las explosiones son de carácter indispensable a la narrativa. ¿Pero qué ocurre en el cine? En 1999,Astérix y Obélix contra el César planteaba resolver esta pregunta. En su momento la súper-producción más cara del cine francés, tenía como objetivo esencial conquistar a Hollywood y mercados alrededor (Llegó incluso a México) ¿Consiguió Astérix mantener su identidad durante su viaje a la pantalla grande?

Los seguidores del cómic se sintieron cómodos desde el inicio, gracias a una astuta decisión de reparto: Christian Clavier en el rol de Astérix y Gerard Depardieu encarnando a Obélix. Ambos harían mancuerna en la poco conocida secuela, pero en este caso fueron, como Hugh Jackman en X-Men, la característica más notable de toda la película. El cómic y el cine se hacen uno solo, especialmente con Depardieu y Obélix. Gottfried John interpreta a una versión del César directamente extraída del cómic, pero su secuaz Detritus es otra historia. Planteado en el álbum Astérix y la Cizaña como un hábil manipulador que destruye la paz de la aldea, Roberto Benigni lo transforma en una versión ligeramente alterada de su propia comedia: un villano más cercano al estilo de los Looney Tunes que al cómic europeo. Aún así, gran parte de la cinta está repleta de guiños y reconstrucciones directamente extraídas del material original, como la secuencia a continuación:

Pero la crisis de identidad llega pronto. ¿Por qué Obélix, originalmente pelirrojo, es rubio e ignora continuamente a su perro Idéfix? La interpretación de Panoramix por el actor Claude Piéplu transforma al sabio y paciente druida del cómic original en una versión mediocre de Gandalf, abriendo la puerta a una serie de momentos completamente alejados del material primigenio, como Astérix luchando contra una especie de Frankenstein y haciendo surf en cocodrilos. Los esfuerzos por asemejarse a los superhéroes estadounidenses termina en la clonaciónde ambos protagonistas para acabar con Detritus en la batalla final. Los clones mataron a la obra de Goscinny y Uderzo, la despojaron de su identidad europea para imitar las convenciones de una cultura extranjera: la acción espectacular antes del humor. El resultado es una combinación de fidelidad y traición.

Estados Unidos no pareció interesado en Astérix. Clavier y Depardieu se verían de nuevo en Astérix y Obélix: Misión Cleopatra, una comedia de Alain Chabat que sí respeta al cómic y agrega humor propio en el camino. La cinta no llegaría a México pero si visitaría Estados Unidos distribuida por Miramax, que modificó ciertas partes de la historia y el lenguaje, temiendo que el mercado extranjero no las comprendería. La cultura funciona mejor inalterada, y en el caso de Astérix, el futuro no es particularmente luminoso: los derechos del cómic han pasado del dibujante Uderzo a nuevos autores, y su fruto inicial, el álbum Astérix y los Pictos, es mediocre por decir lo menos. Las tácticas deFrançois Hollande con los impuestos desterraron a Clavier y Depardieu de su Francia natal hace un año.  Astérix y el cine se encuentran mejor en el terreno de la animación, en películas — con excepción de la aburrida Astérix en América — hechas por y para europeos. ¿Qué sucederá después? Aún no se sabe. Sin embargo, el esfuerzo por trasladar el cómic europeo al resto del mundo mediante el cine había comenzado. Pasarían años antes de que existiera una película de escala mayor con el mismo propósito y un desafío más complejo, que se analizará en la segunda parte de esta entrega: El encuentro de Steven Spielberg con el legendario Tintín.

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es crítico de cine.


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