Imagen: Transformer18/flickr

La noche es nuestra: apuntes contra el toque de queda

Aunque se retracto y ofreció disculpas, la reciente propuesta de establecer un toque de queda a mujeres para prevenir feminicidios es una afrenta cada cierto tiempo aparece como pretendida solución y lo único que hace es revictimizar y coartar las libertades.
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1.

Las malas ideas abundan cuando se trata de un problema tan complejo y lleno de falsas salidas como la violencia contra las mujeres. Como ejemplo está la iniciativa que Ana Miriam Ferráez, diputada local de Morena por el Distrito XI de Veracruz, propuso recientemente: para prevenir feminicidios y detener la ola de violencia que azota a la entidad, la legisladora sugirió establecer un toque de queda para que las mujeres estén en casa “con sus hijos” a partir de las 10pm. “Si puede ser antes”, remató, “mucho mejor”.

Aunque Ferráez no tardó mucho en retractarse y ofrecer una disculpa pública, este tipo de iniciativas no son novedad: el toque de queda ha sido una medida común para proteger a las víctimas potenciales de violencia, a menudo restringiendo sus libertades y revictimizando a las y los afectados.

 

2.

Un toque de queda para las mujeres violaría el artículo 11 de la Constitución, que establece el derecho de todas las personas a transitar libremente en el territorio nacional, y la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, dice Paloma Villanueva de OXFAM. Por si eso fuera poco, violaría también un derecho más sutil y delicado: el derecho a andar a solas por lugares oscuros, a extraviarnos por callejones perdidos, a flotar por una ciudad que es nuestra.

La libertad de andar a solas por la noche es un derecho que nos han intentado arrebatar muchas veces. ¿No han repetido hasta el cansancio que no debemos ponernos en riesgo de “provocar” agresiones? No andes fuera de casa después de las 10 de la noche, no te subas al taxi sola, no te pintes así ni hables de ese modo, no lleves la falda tan corta: todas estas advertencias se sostienen, en el fondo, en la idea de que es culpa de las mujeres ser agredidas.

Sin embargo, las cifras revelan datos interesantes. Según señala Ana Pecova en la entrevista “¿Por qué no hay justicia para las mujeres en México?”, dada a conocer en enero por Impunidad Cero, en más del 90% de los casos de violencia sexual los agresores son hombres. Si los hombres son los que cometen los agresiones, ¿no tendría más sentido que el toque de queda fuera para ellos?

 

3.

La idea de que quedarnos encerradas en casa nos va a salvar la vida es especialmente peligrosa en un país en el que, de acuerdo con la ONU, el 31.9% de los feminicidios ocurrió en el hogar de la víctima durante 2016 (contra 12% de los asesinatos en los que la víctima es un hombre).

           

4.

Cuando el cuerpo sin vida de Lesvy Berlín Osorio fue hallado sujeto a una cabina telefónica con un cable de teléfono en mayo de 2017 en los jardines de Ciudad Universitaria, la Procuraduría General de Justicia (PGJ) de la Ciudad de México publicó lo siguiente en su cuenta de Twitter:

Su madre y novio aseguraron que ella ya no estudiaba desde 2014, y dejó sus clases en CCH Sur, donde debía materias. El día de los hechos, la pareja se reunió con varios amigos en CU, donde estuvieron alcoholizándose y drogándose.

 

5.

 “Amo la calle cuando es (o parece) sólo mía y siempre sentí que ese poder es uno de los más evidentes logros del feminismo para mí, porque sí, las calles son nuestras pero esa afirmación tiene demasiados condicionales cuando se es mujer”, dice la activista y artista española Diana J. Torres en su ensayo “Medalla o estigma”, incluido en el libro Tsunami (Sexto Piso, 2018).

¿Cómo defendemos eso de los toques de queda, incluso de los autoimpuestos? Por las mañanas, antes de decidir lo que voy a ponerme (escote o no escote, qué color de labial, qué tan corta la falda), repaso mentalmente los lugares por los que voy a andar durante el día. ¿Tengo que tomar algún transporte público? ¿A qué hora? ¿Caminaré por la calle a solas? Si sí: quítate los audífonos. No sonrías, no te distraigas, que si te violan o te matan es culpa tuya.

¿A los hombres también les pasa esto?

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(Ciudad de México, 1984). Estudió Ciencia Política en el ITAM y Filosofía en la New School for Social Research, en Nueva York. Es cofundadora de Ediciones Antílope y autora de los libros Las noches son así (Broken English, 2018), Alberca vacía (Argonáutica, 2019) y Una ballena es un país (Almadía, 2019).


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