La senda de los suicidas

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Pablo Raphael

Agenda del suicidio

Mรฉxico, Tumbona Ediciones, 2011, 128 pp.

 

A veces resultan arbitrarias las maneras en que la crรญtica y la academia recortan o parcelan la literatura. La mรกs absurda de todas, desde mi punto de vista, es aquella que se basa en el gรฉnero sexual al que pertenece su autor, luego el que toma como referencia a los paรญses o a los continentes, como si la poesรญa de Gabriela Mistral pudiera tener algo que ver con las novelas de Bioy Casares o de Fernando Vallejo. En su libro mรกs reciente, titulado Agenda del suicido, Pablo Raphael establece una propuesta inusual que vale la pena tomar en cuenta.

Este magnรญfico conjunto de cuentos reรบne toda una senda de escritores, no por su gรฉnero ni por su coincidencia en el tiempo o en algรบn territorio geogrรกfico, sino por su vocaciรณn al suicidio. El proyecto de Pablo Raphael no es el de relacionar los textos escritos porestos autores, en el interior de quienes avanzaba, mรกs o menos lentamente, la idea del suicidio como un gusano parasitario. Su idea es mucho mรกs sutil y consiste en poner, unas junto a otras, sus vidas y sus patologรญas; en dejar que, con la combinaciรณn, el lector se forme su propio juicio y llegue a sus propias conclusiones. Esa es una de las grandes virtudes que le veo a este conjunto: su propuesta estรก hecha desde la ficciรณn, es decir, desde el reconocimiento explรญcito y directo de que su lectura es subjetiva, sin necesidad de ampararse detrรกs de alguna teorรญa supuestamente cientรญfica para adquirir autoridad. Con este libro, Pablo Raphael confirma que la ficciรณn es una herramienta legรญtima y poderosa para comentar la literatura y que con ella se pueden hacer relatos que no solo son bellos y divertidos sino que tambiรฉn critican, desde un รกngulo nuevo y un punto de vista fresco –mucho mรกs fresco que el que suele aportar la academia–, la obra de otros autores. En este sentido, el libro de Raphael se inserta en un camino que desde hace varios aรฑos ha estado recorriendo y allanando el escritor espaรฑol Enrique Vila-Matas, hasta convertirlo en un estilo propio e inconfundible.

 

Memento mori

Los filรณsofos de todos los tiempos y todas las latitudes nos aconsejan pensar constantemente en la muerte y, sin embargo, la tendencia natural es fingir que no existe, que se trata de una leyenda o, en el mejor de los casos, de algo que solo les ocurre a los demรกs. Como sucede con todo lo que nos produce angustia, resulta desagradable pensar en ella, incluso en la posibilidad liberadora que implica infligรญrsela a uno mismo. La figura del suicida causa un repudio generalizado, al punto de que en muchas religiones se les priva de un sepulcro. Si antes de quitarse la vida el escritor era ya un marginal, lo sigue siendo y, quizรก mucho mรกs, despuรฉs de esa muerte considerada como antinatural. Sin embargo, el afรกn de los escritores se asemeja mucho al de quien redacta su epitafio antes de pasar al otro mundo. Ya sea en clave ficticia o autobiogrรกfica, en tono de defensa o de confesiรณn, algo queremos dejar como testimonio de nuestra propia vida y la de los otros.

Desde el primero hasta el รบltimo relato, Agenda del suicidio nos introduce en la vida cotidiana de Virginia Woolf, de Sylvia Plath y de Walter Benjamin, a quienes vemos como simples mortales o, mejor dicho, como complejos seres humanos, con todo su sufrimiento, sus angustias, sus manรญas, y en particular con toda su locura. Se trata de un libro adolescente en el buen sentido de la palabra, pues es capaz todavรญa de conmoverse con el sufrimiento ajeno y tomar la locura como una originalidad y no como una enfermedad patรฉtica y aburrida que tiene lugar en la conciencia de un extraรฑo.

“Un libro es un suicidio aplazado”, asegura E. M. Cioran en uno de sus aforismos mรกs entraรฑables. Tal es la idea que subyace en este libro de cuentos. Mรกs que regodearse en la escena final de los personajes, el autor se concentra en esclarecer la forma en que todos los elementos que conforman una vida se van acomodando de una manera en que el suicidio no solo resulta explicable, sino que llega a parecer predeterminado. Aunque en la mayorรญa de los textos Pablo Raphael utiliza la primera persona del singular, los encargados de narrar no son los escritores a quienes se hace referencia. La muerte de Yukio Mishima, por ejemplo, es contada por un supuesto hijo adoptivo: la de Stefan Zweig por un rival brasileรฑo enamorado de una de las conquistas del autor. Asรญ, cada cuento nos ofrece por lo menos dos historias interesantรญsimas: la del escritor suicida y la del narrador muchas veces implicado, directa o indirectamente, en las causas de esa muerte. Las historias que aquรญ se cuentan son tambiรฉn historias de venganza, de envidia o de conspiraciones fraguadas para deshacerse de ese ser humano al que otros consideramos como lo mejor que ha producido la humanidad, al menos en tรฉrminos literarios.

Se advierte mucho oficio y gran libertad en la pluma de Pablo Raphael. Agenda del suicidio estรก escrito con un estilo pulcro, obsesionado con la limpieza de las frases pero tambiรฉn con los detalles de la narraciรณn. En ese sentido, la prosa resulta muy adecuada a la trama e imprime verosimilitud al conjunto de relatos. En realidad, no hace falta conocer previamente la vida y la obra de todos estos escritores para disfrutar los cuentos. Incluso sin saber de quiรฉnes se estรก hablando, los textos funcionarรญan por sรญ mismos como ficciones independientes. Agenda del suicidio nos deja con ganas de indagar mรกs, de leer y de saber acerca de estos autores atormentados que, en muchos casos, llegaron a modificar el destino de las letras universales si no es que el de la cultura misma. Un libro que contagia la pasiรณn con la que fue escrito. ~

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(ciudad de Mรฉxico, 1973) es escritora. En 2011 publicรณ en Anagrama El cuerpo en que nacรญ.


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