Parte 2 de 3
De acuerdo con Phil Williams[i], la violencia relacionada con el tráfico de drogas en México puede entenderse desde tres perspectivas analíticas:
1) Competencia estratégica.-Cuando la violencia es empleada por las organizaciones criminales de tráfico de drogas para controlar rutas e incrementar su cuota en el mercado. En este tipo de competencia se encuentran las organizaciones criminales de Sinaloa y los Zetas. La primera puede considerarse como una organización con visión corporativa ya que sus líderes fungen como gerentes de “sucursales” criminales en distintos territorios. Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”, es la cabeza más visible y ejerce un liderazgo carismático que después de escapar de una prisión federal en 2001 elevó su estatus a nivel casi legendario. A esto ayudó, sin duda, el que se le incluyera en la lista de los hombres más ricos del mundo de la revista Forbes. De acuerdo con Guillermo Valdés, ex Director General del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), batallas de esta organización con los Arellano Félix, Juárez y los hermanos Beltrán Leyva, han resultado en más de la mitad de las muertes violentas del país. De hecho la batalla con los hermanos Beltrán Leyva (con los que se disputa el control de las rutas de trasiego que permiten llevar a EU entre 50 y 60 toneladas de cocaína) ha dejado como saldo más de nueve mil muertes en los estados de Sinaloa, Sonora, Nayarit y Guerrero.De manera similar, la batalla que emprendió el “cártel” de Sinaloa contra los de “Juárez” disputándose la plaza arrojó 7,386 muertes.
La organización criminal de los Zetas –que se inició como una pequeña fuerza que desertó del Ejército Mexicano para trabajar como el brazo armado de la organización criminal del Golfo- rápidamente incrementó el número de sus miembros, sumado otros desertores del ejército, la policía y ex kaibiles (fuerzas especiales del ejército de Guatemala). Los Zetas comenzaron a establecer control sobre bandas locales de criminales, con lo que crearon una estructura flexible y estratificada. Para incrementar sus ganancias, esta organización diversificó sus negocios ilícitos más allá del tráfico de drogas e incursionó en otras actividades criminales como venta de piratería (DVDs y CDs), venta de alcohol a centros nocturnos, robo de gasolina, tráfico de personas, extorsión y secuestro. Esta nueva aproximación al mercado criminal, ha sido acompañada por tácticas brutales y salvajes que les han permitido controlar entre 13 y 15 estados en un periodo de tiempo relativamente corto. De particular importancia es la batalla que esta organización mantiene con la organización criminal Golfo en los estados de Nuevo León y Tamaulipas. Después de su separación formal a principios de 2010, la organización criminal Golfo comenzó a defender su nodo tradicional de trasiego (Matamoros) y a restablecer el control de otros territorios (Ciudad Victoria y Nuevo Laredo). Lo anterior generó un incremento en la violencia en Nuevo León, que se ha convertido en el campo de batalla entre estas dos organizaciones criminales. Como resultado, de 2009 a 2010 el número de muertes relacionadas con el crimen organizado en este estado se incrementó en 500 %. En Tamaulipas los decesos se incrementaron en 1,419 %.
2) Descentralización.-La subcontratación de bandas juveniles especializadas en ejercer la violencia para hacer cumplir los acuerdos e incursionar o defender territorios, afectaron de manera importante el ejercicio de la violencia que dejó de concentrarse en los mandos superiores. Esto generó la descentralización del control de la violencia, propiciando la fragmentación del escenario criminal en México.
En este modo de operación se pueden incluir varias organizaciones como La Línea (brazo armado de la organización criminal Juárez), el Cartel del Pacífico Sur y los Caballeros Templarios. Después de que la organización criminal Sinaloa incursionara en Ciudad Juárez, La Línea fue comisionada para defender ese territorio. Debido al importante incremento de muertes (2007: 235 – 2010: 4,246), el gobierno federal inició el operativo conjunto Chihuahua que inicialmente desplegó 2,500 militares y miembros de la policía federal. Como resultado de la presencia federal en el estado, el líder de La Línea, José Antonio Acosta Hernández “El Diego”, ordenó a sus operativos y a los miembros de la banda Barrio Azteca asesinar 15 personas en cada uno de los sectores criminales en los que Ciudad Juárez estuviera dividido. La finalidad: calentar la plaza[ii]. Acosta Hernández también fue el responsable del coche bomba que explotó[iii] en esa ciudad cuando policías federales investigaban la escena de un crimen.
Por otro lado, el Cártel del Pacífico Sur, que es la mayor escisión de la organización criminal de los hermanos Beltrán Leyva, ha protegido sus rutas de trasiego contratando grupos armados (como el encabezado por Jesús Radilla “El Negro”) para proteger su territorio. Las acciones violentas de este grupo ocasionaron un incremento del 200 % en los homicidios de 2009 a 2010 en el estado de Morelos.
Los Caballeros Templarios (escisión de La Familia Michoacana) reclutan jóvenes que son influidos por la ideología de la organización y entrenados en el uso de métodos brutales de homicidio, lo que les permite proteger territorios y ganancias, al tiempo que intimidan a sus enemigos y a la sociedad. Como resultado, en cuatro años más de 1,250 personas han sido ejecutadas en el estado de Michoacán.
3.- La anomia.- Hace referencia a la degradación de normas e inhibiciones, y ve a la violencia como un fin en sí mismo y no como un medio para lograr un objetivo. Tácticas de intimidación como la decapitación, fueron las primeras formas brutales de enviar mensajes a organizaciones rivales, a las fuerzas del estado y a la sociedad. Sin embargo, este método ha sido tan ampliamente empleado que ha perdido su significado. Williams sugiere que la violencia podría haberse convertido en una “forma de contagio” que es empleada de manera aleatoria, brutal y como un fin en sí mismo. Esta perspectiva de la violencia es de suma preocupación. Las 16 personas que fueron asesinadas y quemadas recientemente en Sinaloa, los 72 migrantes asesinados en Tamaulipas por los Zetas, los 14 jóvenes asesinados en Ciudad Juárez para cumplir con una orden de “El Diego”, la detención de “El Ponchis” -un jovencito de 14 años que decapitó a por lo menos cuatro personas y que era miembro de una banda juvenil que trabajaba para el Cartel del Pacífico Sur- y los asesinatos y decapitaciones ordenadas por La Familia Michoacana para entrenar a los miembros de nuevo ingreso son ejemplos que dan cuenta de un proceso de degradación en el que los criminales asesinan no solo para continuar obteniendo ingresos y defender sus territorios sino para satisfacer lo que parece ser un “gusto” por la brutalidad.
Publicado previamente en Small Wars Journal.
[i]Ver Phil Williams, “Mexican Drug Violence,” documento de investigación por publicarse.
[ii]Entrevista con mando de la Policía Federal, 10 de Agosto, 2011
[iii]Aun cuando esta acción podría ser considerada como terrorista, es importante notar que no fue realizada con fines ideológicos, sino más bien para disuadir a la Policía Federal para que detuviera sus operaciones en Ciudad Juárez.
Politólogo mexicano interesado en las políticas públicas de seguridad. Ha trabajado en el gobierno federal y como consultor en temas de seguridad, inteligencia y políticas públicas.