(El sueño, manos a la obra; se esparcía la bruma
desde la mente en tornasol rumbo a la luna,
la lluvia colgaba cintilando en el momento
en que bajé y hallé esquistos en fragmento
bajo la inquieta presteza del agua.
Había tanta luz que recogí una pizarra
como un estanque oval, igual de plana
y la arrojé dejando mi alma al ras con todas mis fuerzas.
y no hay nada que se pueda deslizar como esa piedra
sobre la luz vacilante del agua;
se hundió como pluma al caer,
no del todo dueña de su peso.
Un lienzo de gaviotas vi de pronto
aletear y alzarse en aplaudir sonoro
rumbo al dolor del vuelo, en tropel gritar
y arrebatarse la luz como en rivalidad,
horadar a picotazos el hueso de la luna,
luego caer, como si los brazos extendiera
y los pies estirara al frente hacia la tierra.
Se quedaron cual parvada de hombres dormidos
con las cabezas inclinadas, dándose por vencidos
ante la noche, cuyas formas a esa altura
se hundían como pluma al caer,
no del todo dueñas de su peso.
Ahí una soñaba apenas vestida solo en las alas,
y flotando en su propio reflejo otra dormitaba,
su contorno era un punto sin extensión.
Fuera de sí por hallar la fluctuación
de unos nombres y huesos e hitos,
alguien a gritos describía de pie
destartaladas formas en vaivén
toda la noche, lloviendo suavemente
en rotación, y despertó tres veces
en éxtasis al escuchar su grito
hundirse como pluma al caer,
no del todo dueña de su peso.
En el santuario del sueño, labriegos, ladrones,
amas de casa distraídas; vagabundos de la noche,
niños sin padres, en libertad bajo fianza del sueño,
en franco comercio, trueque, incorpóreos, ciegos
soñadores de todo suelo;
incluso cadáveres, arrastrándose desconsolados
con todo y sus boquitas, perplejos, aún llorando,
aún dentro de sus ámbitos pequeños, separados,
restregándose el moho de manos y pies mojados,
amantes a mitad del vuelo
todos se hundían como pluma al caer,
no del todo dueños de su peso.
Y vi al ser de sueño del río irse de repente
hacia las redes en maraña junto al puente
y sentir el borde de la teja acariciar el borde
del sueño y como un corcho un mundo a flote
desde la líquida oscuridad del cuerpo.
Tal como en un salto de agua una rama atrapada
un palo atrapa, una paja, un costal, una maraña
de hojas, una frágil cesta de escombros anegada,
vi que todas las cosas se animaban, reticuladas,
desde el fondo del río Dart en sueños
que se hunde como pluma al caer,
no del todo dueña de su peso.)
Traducción de Pura López Colomé
Este poema surge del lenguaje de la gente que vive y trabaja en el río Dart. A lo largo de los últimos dos años, me he dedicado a grabar conversaciones con la gente que conoce el río. He utilizado estas grabaciones como modelos vivos para esbozar una serie de personajes, vinculando sus voces a un mapa sonoro del río, una línea de pentagrama que corre desde la fuente hasta el mar. He añadido indicaciones al margen, justo donde una voz se transforma en otra. Estas no remiten a gente de carne y hueso, ni siquiera a alguna ficción concreta. Todas las voces aspiran a poder leerse como murmullos del río.
– Alice Oswald
Alice Oswald, Dart, Reino Unido, Faber & Faber, 2002
(1966) es poeta. Su libro Dart (Faber & Faber, 2002), un largo poema que combina verso y prosa, ganó el prestigioso premio T. S. Eliot.