La manzana verde olivo

No hay en la polรญtica pรบblica mexicana una hoja de ruta que responda para quรฉ queremos fuerzas armadas y quรฉ tipo de fuerzas armadas necesitamos.
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Hablar hoy dรญa de la participaciรณn de las fuerzas armadas en la vida pรบblica en Mรฉxico ya no se limita a las tareas de seguridad, que han desempeรฑado al menos desde 1940. Actualmente, el ejรฉrcito, la armada y la fuerza aรฉrea realizan actividades de todo tipo: administran aduanas y aeropuertos, construyen obras pรบblicas, llevan a cabo programas sociales, conforman la supuesta instituciรณn de seguridad pรบblica federal y comandan la estrategia de seguridad pรบblica, entre otras.

Es difรญcil imaginar un Mรฉxico en el que las fuerzas armadas no sean uno de los pilares del Estado. Nuestros sรญmbolos nacionales estรกn anclados a ellas, algunas transformaciones histรณricas de Mรฉxico se lograron bajo una dinรกmica de combate, y la autodenominada โ€œCuarta Transformaciรณnโ€ parece estar altamente vinculada con la dimensiรณn militar del Estado. De hecho, el presidente Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador ha subrayado ese vรญnculo en diversos discursos pรบblicos, incluida una declaraciรณn en la que compara a las fuerzas armadas con รกngeles de la guarda.

En ese contexto, no es tan extraรฑo que el actual gobierno federal utilice a las fuerzas armadas para llevar a cabo aquellas actividades que se consideran prioritarias. Sin embargo, como instituciones de Estado, las fuerzas armadas son muy particulares y su presencia activa en diversas labores del gobierno puede ser problemรกtica.

Las diferencias entre los militares y los civiles suelen transcender el uniforme. Basta preguntar a cualquier persona a nuestro alrededor cuรกl cree que es la diferencia entre un militar y un civil y es muy probable que responda que los militares son menos corruptos o mรกs responsables. Sin embargo, una vez que nos detenemos a pensar quรฉ es lo civil sin la oposiciรณn a lo militar, podremos darnos cuenta de que mucho de lo que atribuimos al personal militar no son mรกs que valores que toda persona deberรญa tener.

Cuando en las discusiones sobre la militarizaciรณn de la seguridad pรบblica se aborda como soluciรณn el fortalecimiento de las instituciones policiales civiles, se nos olvida preguntarnos: ยฟcuรกndo han sido civiles las policรญas en Mรฉxico? Las fuerzas armadas han tenido influencia en la funciรณn policial desde su origen. Para corroborarlo basta leer la historia de la Policรญa Federal (un breve repaso puede consultarse en la pรกgina del gobierno federal bajo el tรญtulo de โ€œNuestra historia: 1928-2018. Origen y evoluciรณn de la Policรญa Federal de Mรฉxicoโ€) o revisar el Programa Rector de Profesionalizaciรณn actual, en donde las fuerzas armadas, ya sea con personal o con doctrina y entrenamiento, han sido parte de la profesionalizaciรณn policial.

Desde 1994, por rastrear una fecha anterior a la muy mencionada guerra contra el narcotrรกfico de Felipe Calderรณn, especialistas, organizaciones de la sociedad civil, activistas y otros actores pรบblicos han alertado que la intervenciรณn de las fuerzas armadas en un territorio viene acompaรฑada de un aumento en las violaciones graves a los derechos humanos. En su reciente estudio โ€œThe consequences of militarized policing for human rights: Evidence from Mexicoโ€, Jessica Zarkin y Gustavo Flores Macรญas argumentaron de manera contundente que, cuando las fuerzas armadas realizan funciones de policรญa, cometen mรกs violaciones al derecho a la vida, la integridad de las personas, la libertad y la dignidad humana.

En otros รกmbitos, la participaciรณn de militares en tareas de la administraciรณn pรบblica ha dejado resultados cuestionables. Por un lado, la falta de transparencia y rendiciรณn de cuentas en esas actividades, pero tambiรฉn un aumento significativo en el dinero destinado a las instituciones militares que dista mucho de ser un gasto eficiente para los problemas pรบblicos del paรญs.

Las fuerzas armadas siguen siendo la instituciรณn en la que los mexicanos mรกs confรญan. De acuerdo con datos de Latinobarรณmetro, la confianza en las fuerzas armadas pasรณ del 49% en 2020 al 58% en 2023. Sin importar los mensajes y la evidencia que, desde la academia, la sociedad civil y algunos actores polรญticos han dado a conocer, el respaldo ciudadano hacia las fuerzas armadas es una constante. La gente confรญa โ€“segรบn puede leerse en el mismo estudio de Latinobarรณmetroโ€“ mucho mรกs en las instituciones militares que en el Congreso o en los partidos polรญticos. Es decir, la ciudadanรญa tiene mayor confianza en la autoridad militar que en la civil porque ยฟquรฉ es lo civil a fin de cuentas? Y ยฟquรฉ gana la ciudadanรญa con el aumento de la llamada militarizaciรณn en Mรฉxico?

Debemos honestamente aceptar que la militarizaciรณn es parte de nuestra cotidianidad. Los anuncios publicitarios estรกn llenos de un lenguaje de guerra: la palabra โ€œcombatirโ€, una palabra anclada a la dimensiรณn militar desde su origen, se utiliza como sinรณnimo de cualquier cosa. Las posturas de personajes pรบblicos sobre la coyuntura actual abusan de frases como โ€œdesde nuestra trincheraโ€, โ€œlos enemigos del puebloโ€, โ€œhay que dar la batallaโ€, o cualquier otra metรกfora bรฉlica que, de forma casi โ€œnaturalโ€, ha llegado al vocabulario cotidiano.

Entonces, no es de extraรฑar que, como se ha venido haciendo durante los รบltimos seis sexenios en este paรญs, las autoridades civiles se sientan tentadas por morder la manzana verde olivo. Seguramente nos dirรกn que no hay otra salida, que se deben tomar medidas extraordinarias ante problemas complejos, que el tiempo se acaba para alcanzar la paz, que no hay otra instituciรณn que pueda atender los problemas del Estado mexicano. Y con ello se materializa el discurso del tiempo estratรฉgico que Mark Shaw establece como un elemento de la militarizaciรณn mรกs allรก de la sola presencia de personal militar en tareas ajenas a la defensa.

ยฟQuรฉ otros inconvenientes conlleva la militarizaciรณn? Apunto algunos:

1. No permite que las instituciones del Estado desarrollen capacidades para atender los problemas que les competen, sean de seguridad pรบblica o de gestiรณn de desastres. La militarizaciรณn es una acciรณn paternalista y patriarcal que visualiza a todas las personas que no tengan los atributos militares y bรฉlicos como sujetos de protecciรณn sin capacidad de agenda. 2. Aumenta la probabilidad de utilizar medios desproporcionados para la soluciรณn de problemas pรบblicos. El gran ejemplo de esto es la polรญtica de drogas en donde se han destinado mรกs recursos al combate de grupos criminales que a la atenciรณn del problema de salud pรบblica derivado del consumo de sustancias.

3. El gasto que el Estado destina a mantener a las fuerzas armadas y las dinรกmicas combativas para atender problemas pรบblicos desde una perspectiva combativa es dinero que podrรญa otorgarse a otros rubros como el Sistema Nacional de Cuidados o los refugios para mujeres, como ya lo ha visibilizado Intersecta en su informe โ€œDinero para reducir la violencia hay, pero ยฟen quรฉ lo invierte el Estado?โ€.

4. La militarizaciรณn y el militarismo que vivimos actualmente ponen en riesgo la profesionalizaciรณn de las fuerzas armadas y su compromiso con el rรฉgimen democrรกtico, lo que aumenta la probabilidad de que sus integrantes participen en actos de corrupciรณn o que pierdan la capacidad de atender problemas de seguridad nacional del sigloย XXIย como los ataques cibernรฉticos.

ยฟQuรฉ hace entonces a una instituciรณn civil en un Estado democrรกtico? Este 2024, esa es una pregunta que las personas tomadoras de decisiones deberรญan plantearse de manera seria. Y, sobre todo, pensar: ยฟhacia dรณnde se quiere conducir a todas las instituciones del Estado? Incluidas, por supuesto, las fuerzas armadas.

La llamada Cuarta Transformaciรณn no ha omitido el factor militar en su ecuaciรณn; sin embargo, mรกs allรก de lo dicho por el actual presidente en una entrevista de julio de 2019 para La Jornada en donde expresaba que si por รฉl fuera desaparecerรญa al ejรฉrcito โ€“cosa que estรก logrando con la conformaciรณn de la Guardia Nacional y las tareas que le ha encomendado a la Sedenaโ€“, no hay una hoja de ruta en la polรญtica pรบblica mexicana que responda a la pregunta ยฟpara quรฉ queremos fuerzas armadas? Y ยฟquรฉ tipo de fuerzas armadas necesitamos de ser el caso? El que haya una respuesta โ€“al menos pรบblicaโ€“ a esa pregunta puede resultar peor que seguir utilizando a las fuerzas armadas ante cualquier necesidad u ocurrencia. Porque ยฟde quรฉ sirve tener un instrumento que es muy caro si no se utiliza de manera correcta? ~

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es especialista en militarizaciรณn y militarismo en Amรฉrica Latina y directora general de la organizaciรณn de asuntos internacionales Global Thought Mx.


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