Estrellita reluciente
de la nube colorada
si tienes amor pendiente
puedes darle retirada.
Lorenzo de Monteclaro
Contados desde mi cama, solo me separaban 665 pasos de su pista de baile, el epicentro del pecado carnal que extraviรณ las coordenadas del pueblo, incluso, las de mi รกngel de la guarda en torno del bien y del mal. Mucho antes de los table dance o de los privados, nuestros parientes quemaron su pรณlvora aquรญ โtantas veces que se hicieron coheterosโ, envueltos en la algarabรญa babilรณnica de un sรฉquito de muchachas que gastaba el tacรณn dorado en cumbias y boleros, con un mareado danzarรญn, cargador ineluctable de su cartรณn de cervezas.
Un corro de pubertos, besados por el acnรฉ, jurรกbamos haber bailado โEl camarรณn pelaoโ o โEl sirenitoโ con โLa Texanaโ, una belleza insumisa importada de la isla de Rarotonga o de un capรญtulo de El Decamerรณn. En esa รฉpoca de humedales nocturnos y afiladores de alfanjes, la valentรญa de encaminarnos โparra allรกโ โchiste que acuรฑaba el apellido del propietarioโ, apenas nos daba para divisar, desde la acera de enfrente y por las celosรญas de sus ventanas, las sombras infernales que proyectaban los focos rojos en los muros del antro, bodas y aquelarres de almas perdidas en el eterno placer.
Con olfato de empresario de peleas de gallos, el dueรฑo quiso educar a su fogosa clientela con espectรกculos de ciudad grande. Contratรณ a Lorenzo de Monteclaro y toda una noche de ardiente canรญcula, โLa Meminaโ, โLa Conejaโ, โLa Cuataโ y โEl Che Candelasโ le tundieron al taconazo de los acordes de โEl ausenteโ hasta sacar lumbre de las baldosas. Luego vendrรญa Lyn May para danzar, como divinidad tahitiana del amor, vestida tan solo por una ondulante boa amazรณnica. Sin embargo, en la memoria colectiva de aquellos sibaritas estรก grabado el baile enigmรกtico de una rubia doncella โcon atuendo de peplo y sandaliasโ, la cual, para concluir el acto y en edรฉnica desnudez, fue poseรญda por un impetuoso ganso. Tras presenciar la monstruosa cรณpula, ignorantes de mitologรญas grecolatinas, mis paisanos regresaron a sus casas, presurosos y agitados. Con el posible agravio de una cornamenta en la frente, abrieron la puerta a puntapiรฉs, puรฑal en mano, la rabia en los ojos y la consigna impostergable de degollar, esa noche del supuesto deshonor, a todos los patos del corral. ~
(Ahualulco de Mercado, Jalisco, 1966) es poeta. Su libro mรกs reciente de poemas es Tabla de restar (UAQ, 2017). La editorial Calygramma, con el apoyo del Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales (2018) del FONCA, acaba de publicar su ensayo El acueducto infinitesimal. Ramรณn Lรณpez Velarde en la Ciudad de Mรฉxico 1912-1921.