Estimado profesor Chomsky,
Somos un grupo de economistas ucranianos a los que nos ha dolido una serie de comentarios sobre la guerra rusa contra Ucrania en sus entrevistas recientes. Creemos que las opiniones que ha manifestado sobre este asunto son contraproducentes para poner fin a la injustificada invasión rusa de Ucrania y a todas las muertes y sufrimientos que ha traído a nuestro país.
Tras familiarizarnos con el conjunto de sus entrevistas sobre este asunto, hemos observado varias falacias recurrentes en su línea de argumentación. En lo que sigue, deseamos señalarle estos patrones, junto con nuestra breve respuesta:
Patrón nº 1: Negar la integridad soberana de Ucrania
En su entrevista con Jeremy Scahill en The Intercept del 14 de abril de 2022, usted afirmó “El hecho es que Crimea está fuera de discusión. Puede que no nos guste. A los habitantes de Crimea aparentemente sí les gusta”. Queremos llamar su atención sobre varios hechos históricos:
En primer lugar, la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014 ha violado el memorando de Budapest (en el que prometió respetar y proteger las fronteras ucranianas, incluida Crimea), el Tratado de Amistad, Asociación y Cooperación (que firmó con Ucrania en 1997 con las mismas promesas) y, según la orden de la Corte Internacional de Justicia de la ONU, violó el derecho internacional.
En segundo lugar, los “crimeos” no son una etnia ni un grupo cohesionado de personas, pero los tártaros de Crimea sí lo son. Se trata del pueblo indígena de Crimea, que fue deportado por Stalin en 1944 (y solo pudo volver a casa cuando la URSS se desmoronó), y que se vio obligado a huir de nuevo en 2014 cuando Rusia ocupó Crimea. De los que se quedaron, decenas han sufrido persecución, han sido encarcelados por acusaciones falsas y han desaparecido, probablemente muertos.
En tercer lugar, si por “gustar” se refiere al resultado del “referéndum” de Crimea del 16 de marzo de 2014, tenga en cuenta que este “referéndum” se celebró a punta de pistola y fue declarado inválido por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Al mismo tiempo, la mayoría de los votantes de Crimea apoyaron la independencia de Ucrania en 1991.
Patrón nº 2: Tratar a Ucrania como un peón estadounidense en un tablero de ajedrez geopolítico
Ya sea de forma voluntaria o involuntaria, sus entrevistas insinúan que los ucranianos luchan con los rusos porque Estados Unidos los instigó a hacerlo, que el Euromaidán ocurrió porque Estados Unidos intentó separar a Ucrania de la esfera de influencia rusa, etc. Tal actitud niega la agencia de Ucrania y es una bofetada a millones de ucranianos que arriesgan sus vidas por el deseo de vivir en un país libre. Sencillamente, ¿ha considerado la posibilidad de que los ucranianos quieran alejarse de la esfera de influencia rusa a causa de una historia de genocidio, opresión cultural y negación constante del derecho a la autodeterminación?
Patrón nº 3: Sugerir que Rusia está amenazada por la OTAN.
En sus entrevistas, se empeña en sacar a colación la supuesta promesa de [el Secretario de Estado de EEUU] James Baker y el Presidente George H.W. Bush a Gorbachov de que, si este accedía a permitir que una Alemania unificada se reincorporara a la OTAN, EEUU garantizaría que la OTAN no se movería “ni un centímetro hacia el este”. En primer lugar, hay que tener en cuenta que la historicidad de esta promesa es muy discutida entre los estudiosos, aunque Rusia ha participado activamente en su promoción. La premisa es que la expansión de la OTAN hacia el este no ha dejado a Putin otra opción que atacar. Pero la realidad es diferente. Los Estados de Europa del Este se unieron, y Ucrania y Georgia quisieron entrar en la OTAN para defenderse del imperialismo ruso. Tenían razón en sus aspiraciones, dado que Rusia atacó a Georgia en 2008 y a Ucrania en 2014. Además, las solicitudes actuales de Finlandia y Suecia para ingresar en la OTAN se han producido en respuesta directa a la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, lo que es coherente con que la expansión de la OTAN sea una consecuencia del imperialismo ruso, y no a la inversa.
Además, no estamos de acuerdo con la idea de que las naciones soberanas no deben hacer alianzas basadas en la voluntad de sus pueblos debido a las controvertidas promesas verbales de James Baker y George H.W. Bush a Gorbachov.
Patrón nº 4: Afirmar que Estados Unidos no es mejor que Rusia.
Aunque admite que considera la invasión rusa de Ucrania un “crimen de guerra”, nos parece que no puede hacerlo sin nombrar al mismo tiempo todas las atrocidades pasadas cometidas por Estados Unidos en el extranjero (por ejemplo, en Irak o Afganistán) y, en última instancia, dedicar la mayor parte de su tiempo a discutir estas últimas. Como economistas, no estamos en condiciones de corregir sus metáforas históricas y, ni que decir tiene, condenamos las matanzas injustificadas de civiles por parte de cualquier potencia en el pasado. Sin embargo, no acusar a Putin de crímenes de guerra ante el Tribunal Penal Internacional de La Haya solo porque algún líder del pasado no recibió un trato similar sería una conclusión errónea de esa analogía histórica. Por el contrario, sostenemos que procesar a Putin por los crímenes de guerra que se están cometiendo deliberadamente en Ucrania sentaría un precedente internacional para los líderes mundiales que intenten hacer lo mismo en el futuro.
Patrón nº 5: Blanquear los objetivos de Putin para invadir Ucrania.
En sus entrevistas, usted se esfuerza por racionalizar los objetivos de Putin de “desmilitarización” y “neutralización” de Ucrania. Tenga en cuenta que, en su discurso televisivo del 24 de febrero de 2022, que marcó el inicio de la guerra a gran escala, el objetivo textual declarado por Putin para esa “operación militar” es “desnazificar” Ucrania. Este concepto se basa en su largo artículo pseudohistórico de julio de 2021, en el que negaba la existencia de Ucrania y afirmaba que los ucranianos no eran una nación. Como se explica en el “manual de desnazificación” publicado por la agencia de prensa oficial rusa RIA Novosti, un “nazi” es simplemente un ser humano que se autoidentifica como ucraniano, el establecimiento de un estado ucraniano hace treinta años fue la “nazificación de Ucrania”, y cualquier intento de construir dicho Estado tiene que ser un acto “nazi”. Según este manual de genocidio, la desnazificación implica una derrota militar, una purga y una “reeducación” de la población. La “desmilitarización” y la “neutralización” implican el mismo objetivo: sin armas Ucrania no podrá defenderse, y Rusia alcanzará su objetivo a largo plazo de destruir Ucrania.
Patrón nº 6: Asumir que Putin está interesado en una solución diplomática.
Todos nosotros esperábamos un alto el fuego y una solución negociada, que podría haber salvado muchas vidas. Sin embargo, nos parece absurdo que usted atribuya repetidamente la culpa de que no se llegue a este acuerdo a Ucrania (por no ofrecer a Putin alguna “salida”) o a Estados Unidos (por insistir supuestamente en la solución militar en lugar de la diplomática) en lugar del agresor real, que ha bombardeado repetida e intencionadamente a civiles, salas de maternidad, hospitales y corredores humanitarios durante esas mismas “negociaciones”. Dada la retórica ascendente (citada antes) de los medios de comunicación estatales rusos, el objetivo de Rusia es el borrado y el sometimiento de Ucrania, no una “solución diplomática”.
Patrón nº 7: Defender que ceder a las demandas rusas es la forma de evitar la guerra nuclear.
Desde la invasión rusa, Ucrania vive en una constante amenaza nuclear, no solo por ser un objetivo principal de los misiles nucleares rusos, sino también por la ocupación rusa de las centrales nucleares ucranianas.
Pero ¿cuáles son las alternativas a la lucha por la libertad? ¿Rendición incondicional y posterior eliminación de los ucranianos de la faz de la Tierra (ver arriba)? ¿Se ha preguntado alguna vez por qué el presidente Zelensky, con el apoyo abrumador del pueblo ucraniano, está suplicando a los líderes occidentales que le proporcionen armas pesadas a pesar de la amenaza potencial de una escalada nuclear? La respuesta a esta pregunta no es “Por el Tío Sam”, sino más bien porque los crímenes de guerra rusos en Bucha y muchas otras ciudades y pueblos ucranianos han demostrado que vivir bajo la ocupación rusa es un “infierno en la tierra” tangible que está ocurriendo ahora mismo y que requiere una acción inmediata.
Podría decirse que cualquier concesión a Rusia no reducirá la probabilidad de una guerra nuclear, sino que conducirá a una escalada. Si Ucrania cae, Rusia puede atacar a otros países (Moldavia, Georgia, Kazajistán, Finlandia o Suecia) y también puede utilizar su chantaje nuclear para empujar al resto de Europa a la sumisión. Y Rusia no es la única potencia nuclear del mundo. Otros países, como China, India, Pakistán y Corea del Norte están observando. Imagínese lo que ocurrirá si se enteran de que las potencias nucleares pueden conseguir lo que quieran utilizando el chantaje nuclear.
Profesor Chomsky, esperamos que considere los hechos y reevalúe sus conclusiones. Si de verdad valora las vidas ucranianas como afirma, le pedimos amablemente que se abstenga de echar más leña al fuego de la maquinaria bélica rusa difundiendo opiniones muy parecidas a la propaganda rusa.
Si desea seguir hablando de cualquiera de los puntos mencionados, estamos siempre abiertos a la discusión.
Saludos cordiales,
Bohdan Kukharskyy, City University of New York
Anastassia Fedyk, University of California, Berkeley
Yuriy Gorodnichenko, University of California, Berkeley
Ilona Sologoub, VoxUkraine NGO
Publicado originalmente aquí