El Donoso lector

Historia personal del “boom” y otros escritos

José Donoso

Traducción por Edición de Cecilia García-Huidobro Mc.

Ediciones Universidad Diego Portales,

Santiago, , 2021,, 318 pp.

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Una pregunta cansina en torno al boom es si la narrativa de Donoso pertenece al movimiento que él disecciona en esta edición revisada (y aumentada por otros escritos) de uno de sus clásicos. La respuesta es sí, su narrativa pertenece cabalmente a esa irrepetible agrupación, y en toda versión de Historia personal del “boom” (1972) pulula una inseguridad tan humana cuando cuenta cómo, cuándo, dónde, con quién, y por o para qué se dio el boom, que quizá sea la pregunta que más la define, para bien si se considera que la atención a este relato es mayor que la que se les presta a sus novelas.

Varios estudiosos solo quieren excavar pulsiones envidiosas en Historia personal…, como si ninguno de sus pares las hubiera experimentado (véase Carlos Fuentes), confundiendo a los autores con seres perfectos, como argumenta María Pilar Donoso en “El ‘boom’ doméstico”, un texto que junto a “Diez años después” ya se había incluido como apéndice a la segunda edición de 1983. En realidad, Donoso expresa valientemente sus sentimientos con su refinado estilo jamesiano, reviviendo una campaña única de varios protagonistas que, junto con acontecimientos dinámicos, chismografía intelectual y la cartografía de sus vidas tempranas, cuestiona a los prescriptores literarios.

Inmejorablemente anotada por Cecilia García-Huidobro Mc., esta historia se arma con sucesos aleatorios que no siempre están abiertos a interpretaciones externas. Adelantándose a varias ideas expresadas en El jardín de al lado, al inicio del sexto apartado enfatiza, con agudeza y conocimiento de causa: “Tengo que repetir que no soy un crítico profesional; ni un estudioso que sabe salpicar su texto con citas en cursivas y con impresionantes asteriscos de llamadas eruditas; ni un teórico, dueño de un sistema monolítico que pretende explicar los fenómenos literarios: todo lo que digo es tentativo, anecdótico, testimonio personal, impresión, aproximación, y por lo tanto rebatible con otros testimonios, otras impresiones y otras anécdotas.”

Es una autocrítica honesta, rica en implicaciones, y muestra fehaciente de la ética que le falta desde esos años a la crítica domesticada del latinoamericanismo [sic] extranjero, en particular por desdeñar, supeditar o ignorar la no ficción de los novelistas, condición que la nueva publicación de esta historiapersonalísimasubsanará para revalorizar a Donoso; y entender por qué Bolaño –al hablar de “los donositos”– enfatizó la lucidez de su compatriota y sugirió que lo leyeran.

Hay además un consenso de que los textos personales de Donoso son fenomenales, y para corroborarlo solo hay que leer los póstumos Artículos de incierta necesidad (1998), El escribidor intruso. Artículos, crónicas y entrevistas (2004) y Diarios tempranos. Donoso in progress, 1950-1965 (2016), también editados, prologados y seleccionados rigurosamente con cuidado afectuoso, es evidente, por García-Huidobro Mc. Si releerlos no explica cómo su perfeccionismo retrasaba sus novelas, sí verifican que Donoso no temía a la página en blanco, ostentando la gama intelectual, ingenio, poder de concisión, viveza y cosmopolitismo (los siete apartados de Historia personal… son también una lista de lecturas) de la no ficción del chileno que siempre hace boom,confirmando los contextos y verdadero valor de su narrativa.

Es superfluo discutir la memorable tipología del boom que expone en el último apartado, porque el carácter cíclico de las clasificaciones y categorías hará que sus nuevos lectores crean que está hablando del presente al expresar criterios como “La nueva generación encuentra que la novela de los años sesenta es excesivamente literaria, y se dedica, como todas las vanguardias, a hacer una ‘antiliteratura’, una ‘antinovela’” (el énfasis es mío). En Historia personal… exterioriza tanto las opiniones estéticas que mantenía en su sanctasanctórum como otras de política cultural, sin distinguirlas como autoanálisis o sesión psicoanalítica, aunque a veces se crucen las pulsiones que definen a esos actos.

Es muy revelador que el boomista de menor presencia en su memoria sea García Márquez (dudaba de su visión de la novela), y que los de mayor protagonismo hayan sido, en orden ascendente, Cortázar, Fuentes (a quien atribuye la logística social de la comercialización del boom) y Vargas Llosa, el más admirado de todos. Quizá no sea coincidencia que esta Historia personal… se recupera al mismo tiempo que Dos soledades (2021), edición muy aumentada de los diálogos sobre la novela entre el colombiano y el peruano en los años sesenta. Si de la “nueva generación” se concentra en Puig, es para advertir que el argentino y el peruano, volcados hacia el cine, tienen “visiones parecidas y novedosas”. Donoso amplió esta perspectiva en “La abolición del intermediario: Manuel Puig y Vargas Llosa”, ensayo inconcluso inédito y sin fechar que García-Huidobro Mc. tiene el preclaro tino de incluir, aunque lo contradiga la posterior opinión del peruano sobre Puig.

Donoso recrimina a los críticos –con excepción de Rama– por timoratos, miopes y por no consagrar a autores jóvenes fuera de serie, constantemente asevera “leí” y proporciona listas. En algún momento se pregunta: “¿Para quién escribir, entonces? En lo personal se me planteaba el derrumbe de las reglas, y con ese derrumbe, la apertura de las posibilidades.” Esa percepción, que explaya mientras habla de sus propias obras, se patentiza en otro complemento, “Todo en Onetti es equívoco”, prólogo de 1970 a El astillero que concluye sabiamente con: “Quizá las novelas no sean buenas o malas porque se inscriben o dejen de inscribirse en una tradición, ni sean grandes porque culminen algo. La calidad es siempre solitaria, no relativa. De aquí la falacia de los premios.”

Con los años Donoso no fue menos honesto sino más puntilloso al hablar de sí mismo, como en el ensayo inédito “Tengo otros recuerdos y otras biografías”, lectura biográfica de El obsceno pájaro de la noche en que menciona que la traductora estadounidense Harriet de Onís rechazó Coronación, luego de compararla con una novela de Faulkner. Ese detalle está precedido por su percepción de que los criollistas latinoamericanos cometieron su propio parricidio, convirtiéndose en voces genéricas, como los novelistas wasp Cheever, Auchincloss, O’Hara e incluso Updike. Rematada por el breve “Mi casa. Añoranzas chilenas”, de 1979, su lectura es el autoanálisis crítico que vale celebrar, y no solo por ser fiel a la idea con que despega: “Si es verdad que en toda creación artística hay una arrogancia infinita, esta va apareada con la modestia ante el logro, en la crítica que de su obra hace el autor.”

En Historia personal del “boom” y otros escritos también son patentes la gratitud de Donoso por las mujeres de su vida, por México y sus autores, salpicada con comentarios como “Jorge Ibargüengoitia y Augusto Monterroso hacían chistes irreverentes acerca de la pesada carga épica de la historia y de la literatura latinoamericana”, o cuando, al referirse a los descubrimientos nuevos de entonces, precisa que “comenzó el aburrimiento total con el nouveau roman…”. Este lúcido mosaico no es sino crítica cargada de personajes, con detalles extraordinarios y brechas en el expediente sociohistórico dejadas a la imaginación de los lectores. Su gran alquimia nunca se convierte en crónica o en recapitulación generacional sino en un relato vivo, en el que no importa si los hechos acontecieron tal cual se cuentan porque tampoco pueden desmentirse. ~

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(Guayaquil, Ecuador) es crítico literario. Su estudio Los peajes de la crítica latinoamericana aparecerá próximamente.


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