La historia de la crítica política en México es también la historia de sus caricaturas. Rius las definió como un “arte irrespetuoso” que, en distintos momentos, había dado muestras indiscutibles de ingenio, talento y valentía. Sin embargo, en la segunda década del siglo XXI, con la inmediatez de las redes sociales, el auge de los memes y la crisis de los medios, ¿siguen teniendo los cartones la relevancia de antaño?, ¿continúan los actuales caricaturistas incomodando a la clase política o estamos siendo testigos de una escisión en la que algunos moneros, otrora incisivos, han terminado por ponerse del lado de quien gobierna? En este número –que navega entre el diagnóstico, el homenaje a un puñado de figuras esenciales y una revisión histórica que llega hasta 1867–, Letras Libres busca trazar las relaciones que la caricatura ha tenido con el poder, a veces sirviéndose de él, en otras, mostrando que “el rey va desnudo”.