En Albergo delle Palme
podía verse un fresco
concebido para mostrar la confraternidad
de famosos artistas que habían visitado el golfo…
Byron, Shelley, Wagner, Lawrence,
todos simultáneamente ocupados, el mismo día,
en absorber la esencia del lugar,
las manos por visera, posando junto a un árbol.
Era el único buen mal cuadro de la costa
y ahora, cubierto de pintadas, pervive fuera del alcance
de futuros contempladores: siento aún su presencia
como un brazo amputado (el del artista)
mientras cruzo el vestíbulo hacia la luz ardiente:
Lawrence, Wagner, Shelley, Byron…
reunidos desde entonces en un día inmortal
a mis espaldas. ~