Un discurso en defensa de las instituciones

Las palabras de Janine Otálora durante la sesión del tribunal electoral que aprobó la sobrerrepresentación a favor de Morena quedan como testimonio de una lucha para evitar el abuso de poder y defender las libertades ciudadanas.
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Un voto y un discurso destacaron en la sesión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en la que se aprobó la repartición de escaños legislativos con desmedida ventaja para Morena y sus aliados. Se trata de las palabras pronunciadas por la magistrada Janine Otálora Malassis, que quedan como testimonio de una de las últimas batallas en defensa de las instituciones democráticas ante el avance implacable y agresivo del populismo.

Desde el arranque, la oradora anunciaba que votaría en contra de la sentencia favorable a la sobrerrepresentación y sostuvo que el Tribunal Electoral debe reevaluar su interpretación legal con el fin de defender la democracia y las libertades.

La magistrada planteó el dilema entre respetar a pies juntillas el stare decisis (respeto a los precedentes) y votar a favor de la sobrerrepresentación en el Congreso de un partido político mayoritario, o aplicar un criterio de mayor flexibilidad de acuerdo con las circunstancias, evitando con ello que ese partido obtenga un poder desproporcionado que los ciudadanos no le dieron en las urnas.

Otalora dijo que ella está a favor de una nueva interpretación de los criterios legales, y justificó su voto diciendo que “el respeto al precedente no puede implicar un aprisionamiento de la razón o significar que las y los jueces quedan atrapados por criterios pasados”.La magistrada puso sobre la mesa el hecho de que la sobrerrepresentación de Morena y sus partidos satélite pone en riesgo el sistema constitucional de pesos y contrapesos, el cual “está diseñado para evitar el abuso de poder y proteger las libertades ciudadanas”.

Ante este riesgo, Otalora afirma en el corazón de su discurso que:

…la integración de la Cámara de Diputados debe garantizar la pluralidad existente, por lo que deben privilegiarse interpretaciones que la promuevan y evitar aquellas que conduzcan a una distorsión excesiva del valor del sufragio. La sobrerrepresentación, cuando se permite, erosiona los controles institucionales y compromete la estructura constitucional.

En caso de aprobarse, advirtió la magistrada, se perderían mecanismos de control del poder, con lo que:

…el equilibrio entre las altas instancias estatales se desvanece, comprometiendo la separación de poderes y, con ello, la protección de los derechos de la ciudadanía.

Otálora fue muy clara cuando dijo que, en su opinión como magistrada electoral:

En las elecciones pasadas, las coaliciones participantes distorsionaron este principio al distribuir las diputaciones de manera que no reflejaba fielmente la voluntad popular. La sobrerrepresentación obtenida a través de estas coaliciones permitió a ciertos partidos acumular un poder que supera los límites constitucionales, comprometiendo así la esencia de nuestra democracia.

El discurso enfatizó las consecuencias negativas de permitir la sobrerrepresentación, al considerarla una verdadera amenaza a la estabilidad democrática. Esta advertencia quería –me imagino– provocar un sentido de urgencia en los demás magistrados para votar en contra del dictamen propuesto, cosa que finalmente no sucedió. La sentencia favorable a Morena fue aprobada por los otros cuatro magistrados, con el voto solitario de Otálora en contra. De poco sirvieron casi 9,000 denuncias presentando evidencia y argumentos ante el Tribunal para evitar, o al menos mitigar, ese desenlace.

El discurso de Janine M. Otálora destaca por su enfoque en principios constitucionales. Es un mensaje respaldado por hechos y datos con una apelación a los valores democráticos y una clara advertencia sobre las muy posibles consecuencias negativas de la sobrerrepresentación:

Al reducirse las oportunidades de participación para las minorías y la oposición, el pueblo, en quien la Constitución deposita el ejercicio de la soberanía, quedaría identificado únicamente con la mayoría afín al gobierno en turno. De este modo, la democracia […] perdería la esencia y el valor que le otorgó la Constitución para representar a la ciudadanía que piensa distinto a la mayoría que conforma el órgano legislativo.

En su libro Sobre la tiranía, Timothy Snyder nos recuerda que “las instituciones no se defienden solas; caerán una tras otra, a menos que sean defendidas desde el principio.” Así ha ocurrido con el INE, así ha ocurrido ahora con el Tribunal Electoral y así seguirá ocurriendo en el futuro previsible con otras más. Por eso, es necesario dejar constancia para el futuro de las ideas y las palabras llenas de verdad legal y valor civil de funcionarios como Janine Otálora. Que los mexicanos del mañana sepan de qué lado estuvo cada quien. ~

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Especialista en discurso político y manejo de crisis.


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