Sone no Yoshitada

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Mi mujercita:

los cabellos del sueño,

sudado lío.

¿Dudará mi deseo

bajo el sol del estío?

wagimoko ga

        ase ni sobotsuru 

                neyorigami 

natsu no hiruma wa

        utoshitoya omofu 

Entre las pocas noticias de Yoshitada (923?-1003?) destaca el cuento de que lo echaron de una justa poética convocada por el Emperador Retirado En’yu, a la que se había presentado sin invitación. Ese desfiguro del funcionario menor en la corte Heian se desdobla en la nota discordante de unos poemas excéntricos que fueron desdeñados por el buen gusto de dos siglos, hasta que Teika supo leerlos. Y se entiende que la ortodoxia heredera del Kokinshû se resistiera a admitir en sus salones a un poeta tan dado a las salidas de tono.

La palabra wagimoko está en el Man’yôshû; hay quien la traduce como “mi esposa” y quien como “mi amante”. La imagen de la cabellera enmarañada, usual en poetas mujeres de la época y famosa muchos siglos después en Akiko Yosano, para figurar el propio desconcierto y la reflexiva soledad, es rara en voz del amante; la mención de los cabellos empapados en sudor (sobotsuru es el actual nureru) es excepcional. No lo es menos la expresión neyorigami: “cabellos que salen del sueño”, y que evoca la figura de un río. Es memorable la sorpresa de ver desembocar el caudal nocturno en un día de verano, y la ternura resolverse en conciencia irónica.

En la reputación de Yoshitada cuenta la originalidad de sus imágenes de verano, pero el poema que Teika eligió para el Hyakunin Isshu no hace referencia a una estación. Es, como el anterior, un poema sobre el desconcierto amoroso:

Como el barquero

en el Paso de Yura

pierde el timón,

al garete, no veo

a dónde va mi amor.

Notas y traducción de Aurelio Asiain


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