Señor director:
El terrorismo siempre trae consigo una cruel e incomprensible situación: la muerte de inocentes, gente común que poco o nada tiene que ver con las políticas de un gobierno o las doctrinas e ideas en confrontación. Eso es lo que más duele. Muchos, la enorme mayoría,de los neoyorquinos que murieron el 11 de septiembre son tan inocentes como los vietnamitas a fines de los sesenta, los iraquíes en Bagdad en 1991 o los yugoslavos el año pasado, todos ellos muertos por las municiones de la us Navy. Esas vidas perdidas son las que no nos dejarán sentir bien jamás. –