Las trampas de la memoria restaurada
Para el documental They shall not grow old, Peter Jackson, famoso por llevar El señor de los anillos a la pantalla grande, restauró material fílmico que data de la Primera Guerra Mundial. La restauración no se limitó a eliminar el polvo y corregir los desgarros, sino también a un proceso de coloración y de sonorización.
Más allá de la riqueza histórica de las imágenes –que provienen del archivo del Museo Imperial de la Guerra británico y capturan la vida de los soldados británicos durante sus entrenamientos, en los campamentos y en los trayectos a las zonas de combate–, de la recuperación de los testimonios de los sobrevivientes de la guerra y del delicado proceso técnico que tomó tres años, las reacciones que ha suscitado el documental obligan a reflexionar sobre la reinterpretación de un acontecimiento histórico que está implícita en un trabajo de restauración como este.
En Conservación de bienes culturales: teoría, historia, principios y normas, Ignacio González Varas explica que en su origen etimológico la palabra restauración significa “repetir y erigir”. Partiendo de esto, el Consejo Internacional de Museos define a la restauración como toda acción orientada a “facilitar la apreciación, comprensión y uso” de un bien cuando este “ha perdido una parte de su significado o función a través de una alteración o un deterioro pasados”, pero siempre basado en “el respeto del material original”.
No es la primera vez que material de la Primera Guerra Mundial, o de otros hechos del pasado, se somete a un proceso de coloración. Si bien Jackson y su equipo cumplieron con subsanar el deterioro y facilitar la apreciación de las filmaciones, para espectadores y críticos el trabajo de restauración rebasa por mucho esos criterios al afirmar que “el pasado vuelve a la vida” y que ofrece una “inmediatez desgarradora”, como se lee en el avance del documental y en diversas reseñas. Incluso el propio Jackson declaró en una entrevista al New York Times que lo que se recuperó fue “la humanidad” de los soldados, la cual había permanecido enterrada en imágenes de mala calidad durante cien años. Estas interpretaciones, que destacan la recuperación de una “verdad oculta”, dejan fuera la lectura de esta obra como un trabajo selectivo, manipulado y que, ante todo, ofrece solamente el punto de vista de quienes dirigieron las filmaciones y las opiniones de los soldados jóvenes y blancos que combatieron en el Frente Occidental.
Desde el punto de vista de Alice Kelly, investigadora de la Universidad de Oxford, es un error pretender que la versión de Jackson es más real que cualquier otra que se haya presentado anteriormente. “El color, el sonido y las técnicas de edición adicionales nos animan a imaginar (incluso recordar, en opinión de Kermode) una realidad que nunca existió”, afirma la historiadora.
Lo problemático de la obra de Jackson es que, al no conocerse el criterio de selección del material –el archivo contenía 100 horas de grabación cuyo fin era ensalzar el papel de los soldados americanos y británicos–, para algunos espectadores los límites entre lo auténtico y lo manipulado son indistinguibles y terminan por creer que los soldados vivieron la guerra como ellos la perciben a cien años de distancia y gracias a la tecnología. Ante esto, sin menospreciar su mérito técnico, no hay que perder de vista que se trata de un bien intervenido para su preservación, como si de un lienzo o de una fachada se tratara, y que ofrece una mirada particular a la guerra.
El Premio Biblioteca Breve es para una instapoeta
La poeta, influencer y ahora narradora Elvira Sastre fue galardonada con el Premio Biblioteca Breve de Seix Barral por su primera novela, Días sin ti. Después de haber publicado cuatro libros de poemas, la joven escritora decidió incursionar en la narrativa con un relato sobre el vínculo entre una abuela, que fue maestra en los tiempos de la República española, y su nieto, un escultor.
Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Elena Poniatowska, entre otros, han ganado ediciones pasadas del premio. Por eso, llama la atención que ahora se le otorgue a una escritora joven cuya producción literaria se ha hecho popular gracias a las redes sociales. Tan solo en Facebook tiene 335 mil seguidores, mientras que en Twitter 130 mil e Instagram 281 mil.
A los quince años, Sastre empezó a compartir sus poemas en un blog y gracias a las redes sociales sus textos llegaron a más lectores. En 2013, la editorial madrileña Lapsus Calami la contactó para publicar su primer libro de poemas. Desde entonces, Sastre es una de las poetas jóvenes más conocidas dentro y fuera de España. Al mismo tiempo que escribe poemas que comparte en Instagram, traduce libros de poesía, entre ellos Otras maneras de usar la boca, de Rupi Kaur, considerada la reina de los instapoetas.
La mayoría de los lectores de Sastre son jóvenes que, como ella, han pasado por rupturas amorosas o sufrido la pérdida de un ser cercano, por lo cual fácilmente se sienten identificados al leer versos como “y cuanto más lejos te colocas / más cerca estoy de mí misma” o “En qué momento se convirtieron todas tus huellas en cicatrices”. La crítica literaria Lorena G. Maldonado describe sus poemas como “ideas sencillas y edulcoradas, pequeñas imágenes románticas en cápsulas, perfectas para compartir y consumir rápido”.
El premio a Sastre es una muestra de cómo el mercado de la literatura en los tiempos de Instagram se ha transformado para acomodar contenidos virales que provocan miles de comentarios y likes. De acuerdo con Maldonado, este reconocimiento “rompe la tónica de la editorial –apostar por la calidad– para rendirse al rodillo económico y a las potenciales ventas, amén de la captación de un público adolescente y mitómano”. Sin embargo, los miembros del jurado no lo ven de esta manera, pues para ellos se trata de una oportunidad de conocer nuevas voces y de acercar la literatura a los más jóvenes. Rosa Montero, presidenta del jurado, afirmó: “Es un premio a un futuro, a una potencia literaria tremenda que aquí ya late y que muestra una inocencia sabia en líneas memorables sobre cómo manejarse en el amor”.
Inicia la semana del arte
La semana del arte, un circuito de eventos, ferias y exposiciones de arte contemporáneo en la Ciudad de México, inició el miércoles 6 de febrero y terminará el domingo 10 del mismo mes.
A pesar de que ocurre en fechas próximas a la feria Frieze Los Ángeles, este año Zona Maco reúne a más de 180 galerías y artistas de América, Europa y Asia en sus dos secciones, una dedicada al diseño y otra al arte contemporáneo.
Mientras tanto, la Material Art Fair apuesta por el arte independiente y alternativo de 22 países latinoamericanos en el Frontón México. Además de la sección principal y la dedicada a los nuevos proyectos, este año inaugura Reading Material, un espacio para difundir publicaciones de arte. La crítica de arte Sandra Sánchez hizo un recorrido por esta exposición.
A su vez, Salón ACME en la Ciudad Juárez es una plataforma que otorga visibilidad por igual a artistas emergentes y consolidados. Para cumplir con su objetivo de propiciar un vínculo directo entre el artista, el curador y su público, junto con las exposiciones se organizan mesas de debate.
Algunos museos y galerías, como el Franz Mayer y la Galería Almanaque, también presentan exposiciones especiales durante este fin de semana.
Un blog hecho por mujeres sobre mujeres
En un esfuerzo por difundir, comentar y analizar el trabajo de mujeres creadoras a través de textos escritos por mujeres, Irma L. Uribe y Luisa Reyes Retana lanzaron el portal La pluma abominable. “Conocernos más y mejor, disfrutar del trabajo de las otras y desarrollar estrategias sororas de crecimiento” es el objetivo del sitio, el cual está abierto a todo tipo de colaboraciones.