La corrupción, la violencia y la impunidad en México han contribuido a crear un clima de desaliento y escepticismo. En algunas zonas del país el narcotráfico disputa al Estado el monopolio de la violencia. El crimen y la injusticia constituyen una amenaza para todos, pero especialmente para los más débiles. El desánimo se ha extendido entre los más jóvenes: a nueve de cada diez de ellos no les interesa la política. Combatir la inseguridad y reforzar las instituciones democráticas son dos elementos imprescindibles para recuperar la confianza.