Nike: ponderar el “hubiera”

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A estas alturas, ¿quién no ha visto el comercial preparado por Nike para el mundial? “Write the Future”, como se le conoce a la pieza en cuestión, fue comisionado por la firma de la palomita y dirigido por Alejandro González Iñárritu, con toda la experiencia que te da una vida entera en la publicidad y tres largometrajes de por medio. Con un empuje narrativo trepidante y acompañado por una pista musical digna de un carnaval, “Write the Future” ha sido un éxito inmediato. La revista Slate lo calificó como el mejor comercial de futbol de todos los tiempos, especulando que su presupuesto es mayor a las primeras dos cintas de Iñárritu. En Youtube, el clip tiene doce millones de vistas.

En sólo tres minutos, Iñárritu te cuenta una serie de historias, todas partiendo de incógnitas similares. Didier Drogba, ese astro de Costa de Marfil que quizás se pierda la copa del mundo, corre por la banda, dribla, se enfrenta al portero y, con la elegancia que lo ha caracterizado durante su estancia en el Chelsea, levanta el balón, lejos del alcance del guardameta. El choque de la pelota con la red parece ser inevitable… hasta que aparece Fabio Cannavaro. El defensa italiano arremete en un furioso pique y, con una chilena digna de Hugo, despeja el disparo de Drogba. Corte a: Cannavaro convirtiéndose en un ídolo absoluto, merecedor de su propia canción (interpretada por un personaje que parece una versión italiana de Tony Bennett). Después, Wayne Rooney intenta un pase largo, pero Ribery lo intercepta. Corte a: la libra esterlina se desploma, Landon Donovan festeja su desgracia y, finalmente, el artillero del Manchester United acaba viviendo en un trailer park. Fustigado por esta premonición, Rooney se echa a correr detrás del cerebro de Francia hasta que lo alcanza y le roba el balón de las piernas, consiguiendo que la Reina Isabel lo convierta en caballero y propiciando que su nombre se convierta en el nombre de pila más usado de Gran Bretaña.

La premisa, como la de todos los grandes comerciales, es engañosamente simple. Y es, también, cierta. Más allá de la innegable calidad en su manufactura, “Write the Future” es prueba fehaciente del poder que tienen los grandes comerciales para tomar una idea que apenas era consciente y convertirla en algo que ahora parece tan claro que nos resulta obvio. Es, también, una manifestación de nuestros deseos. ¿Quién no tiene una película como la de Rooney en la cabeza?, ¿Quién no se ha sentado, tras una derrota de su equipo, a ponderar el “hubiera”?

¿Habrá algún francés que no se pregunte qué habría sucedido si, en vez de arrojarle ese testarazo al pecho de Materazzi, Zidane se hubiera dado la media vuelta y hubiera continuado jugando? Tomando en cuenta cómo había venido de menos a más, ¿quién duda que el gran genio del Real Madrid no habría conseguido su segunda copa del mundo, convirtiéndose, de facto, en el mejor jugador de toda la historia?

¿Habrá algún italiano que no imagine a Roberto Baggio clavando el último penal en aquella soporífera final de 1994?, ¿qué habría sido de Il Codino, como le apodaban a Baggio?, ¿habría entrado a los anales de la historia futbolística en el mismo rubro que Maradona: un diez que llevó a su equipo a la gloria máxima?

Y sobre ese mismo mundial, ¿hay algún mexicano que, previo a una copa del mundo, no piense en esos cambios que se guardó Mejía Barón?, ¿hasta dónde habría llegado el Tri en Estados Unidos?

Al final de “Write the Future”, Cristiano Ronaldo ve su futuro si anota un tiro libre: se vuelve un personaje de los Simpson, Gael García protagoniza su biopic en el cine y, finalmente, una horda de portugueses devela su estatua, tan brillante como el arete de diamantes que lo caracteriza. ¿Parece absurdo? Seamos ahora nosotros los que imaginamos algo similar. Si la selección mexicana levantara la copa, ¿quién no votaría por Aguirre para presidente?

-David Andreu

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