He recibido amenazas por esta serie de comentarios de un señor
arraigado en Zacatecas. Como universitario, creo que exponer lo que pienso
es una obligación mía. Tan arraigada, señor, como la suya de ser un cobarde.
Cuando un esencial realismo llevó a las autoridades de la SEP a reconocer el perfecto caos que reina en el bachillerato, y se pensó en la necesidad de infundirle orden y funcionalidad, se formó un equipo variado y plural de especialistas para colaborar juntos en lo que después se llamó la Reforma Integral a la Educación Media y Superior (RIEMS). Como ya se dijo en una anterior entrega, se trataba de especialistas no sólo de la SEP sino de las autoridades educativas de los estados, la Red de Bachilleratos de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), así como el IPN y la UNAM.
¿La UNAM? Pues sí, la UNAM, cuyo sistema de bachillerato, con sus 100 mil estudiantes, es parte importante del asunto (y del problema, y de las soluciones).
(Cierta) UNAM concluyó pronto que la UNAM no debía participar en una “reforma calderonista” y prevaleció sobre la decisión, que se anunció públicamente el 26 de marzo.
“(Cierta) UNAM” es la de sectores identificados con partidos o avatares de partidos, o con organizaciones de la izquierda o la ultraizquierda, o con las múltiples clientelas universitarias, para las que participar en el RIEMS fue considerado de pronto un agravio a la autonomía. Un agravio equivalente en gravedad al de atentar contra la educación pública, laica, gratuita y popular (“atentados” que, como es sabido, se venden y se cobran caro).
El mero hecho de que la (otra) UNAM hubiera permitido la participación de sus representantes en las comisiones de la RIEMS, y por tanto, de la SEP, ya fue piedra de escándalo. Organizaciones ultra críticas (tanto que la izquierda universitaria les parece anticrítica) acusaron a las autoridades de la UNAM de participar secretamente en la confección de la RIEMS. Citaron, para demostrarlo, los acuerdos de trabajo de la RIEMS que aparecieron aquí en el Diario Oficial de la Federación.
Se trata, desde luego, de organizaciones “críticas” para las que cualquier contacto de la impoluta UNAM con el gobierno federal –que no sea la entrega del presupuesto- resulta tan majadera que sólo puede suceder como conjura secreta con fines inconfesables (por algo apareció en el Diario Oficial de la Federación). Desde luego, no toda la UNAM, y no todas sus autoridades, coinciden con esa postura.
Los que sí coinciden sienten que cualquier amago de cooperación entre la SEP y las universidades públicas supone objetivos aviesos, ávidos de subordinar la bendita sea tu pureza de esas instituciones a “intereses particulares e internacionales” inconfesables. Cualquier recluta de estas emociones, instantáneamente “crítico”, podrá enumerar los rostros de Satán en automático: el FMI, la OCDE y, desde luego, “las exigencias mercantiles del Tratado de Libre Comercio” (TLCAN).
Esa es la conclusión, para dar un ejemplo, del Sr. Hugo Aboites, destacado especialista en educación de la UAM, donde ha sido líder sindical; que es “asesor de movimientos estudiantiles”, como el de los paristas en la súper huelga de la UNAM, o la de los 63 días en la UAM; que sostiene la idea de que el ingreso a la educación superior no es una oportunidad merecible, sino un derecho consagrado (es decir, que no concuerda con Fidel Castro).
El mismo Sr. Aboites, en la misma página web, sostiene que la colaboración de la UNAM con el Centro Nacional de Evaluación (CENEVAL) y con la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior (COMIPENS) es de suyo una trasgresión “muy grave a los derechos humanos” (sic). Esto porque el CENEVAL es el órgano “que al final se encarga de rechazar los ingresos” de los estudiantes de preparatoria a la UNAM.
Pensar que se trata de la opinión aislada de un especialista en educación sería ingenuo. Se trata de sentimientos graduados a dogmas de fe muy arraigados en sectores de opinión (y acción) política, lo suficientemente poderosos para cancelar cualquier posibilidad de colaboración entre las instituciones públicas de educación media y superior y el gobierno federal.
La RIEMS, obviamente, cae dentro de esa “transgresión a los derechos humanos”. Otro de sus objetivos secretos –además de esclavizar a a México al TLCAN— consiste, claro, en agraviar la autonomía de la UNAM: “La UNAM debería deslindarse de este proceso de reforma por ser totalmente injusto y porque no garantiza su autonomía”.
Posturas similares se hallan en la (cierta) UNAM. Descalificar el trabajo conjunto con la SEP sobre aspectos de una realidad que les es común a ambas instituciones supone una irremediable devaluación de esa realidad, más que de las instituciones. Pensar en que un trabajo conjunto supone pérdida de autonomía de una de las partes no deja de delatar una triste opinión sobre tal autonomía, un valor que, de serlo realmente, de ser tan poderoso y relevante, no reaccionaría así a una invitación a fortalecer la realidad sobre la que opera como valor y de la que deriva su poder.
Pero la decisión de que cooperar agravia la autonomía engendra una rara causalidad que culmina en una sentencia aún más delicada: perder autonomía va de la mano con el complot secreto final: privatizar a la UNAM. Sólo así se explica que el 26 de marzo, fecha en que la UNAM anunció su decisión de abstenerse de participar en el Sistema Nacional de Bachillerato y en la prueba ENLACE[1], haya difundido un comunicado de prensa cuyo segundo punto decía:
En repetidas ocasiones, las autoridades universitarias se han pronunciado en favor del fortalecimiento de la educación media superior y superior de carácter público. Cualquier propuesta de privatización, ha sido y será rechazada.
Era muy extraño: la (cierta) UNAM quiere fortalecer la educación media superior pública, pero no de la mano de la SEP, pues eso –en aparente consecuencia- equivaldría a una privatización. Si bien se podía apreciar que (cierta) UNAM pueda entender el trabajo conjunto como pérdida de autonomía, identificar ese trabajo con un amago de privatización, parece delatar que autónomo equivale a ser extraterrestre. ¿A quién o a qué va dirigida la aparición de esa, la más volátil de las palabras prohibidas? Misterio…
(Continuará…)
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[1]ENLACE es la Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares, una prueba de la SEP que se aplica a planteles públicos y privados.
Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.