…agua del arroyo que ensarta su hilo en la pupila…
agua de hebras transparentes que se trenzan apretadas
para dar al ojo algo tangible algo sólido que ver : agua visible…
agua : aguja e hilo de coser las cosas
que pasan sobre el río como agua y los reflejos que no pasan
sobre el agua que pasa…
agua que mece al mundo en la hamaca de sus redes
agua en que vaivienen Uruk, Gizé y Tenochtitlan
los pilotes del Golden Gate y las Torres Petronas de Malasia…
agua que en un parpadeo apaga de golpe todo un sol
mientras enciende alrededor otros mil soles…
agua que rompe en dos todas las lanzas que le clavan…
agua de aquel río en cuya orilla una mujer lava su sombra…
agua jubilosa de donde sales jubilosa
y agua delicada y desprendida
que deja salir tu sombra intacta seca…
agua que no parte las cosas que reparte
agua que pone una luna entera en cada lago
en cada balde en cada vaso…
agua del borbotón maciza y decidida
que brota rotunda de la sombra subterránea agua
que hace bulto a flor de tierra y monta en ella
como una hogaza de pan sobre la mesa…
agua vacante que recorre exasperado el ventarrón
llenando el cauce seco…
agua que consiente quedarse y entregarse en el cuenco de una mano
pero no en un puño…
agua que hace santo a quien la da al sediento…
agua “atmósfera pesada volumen transparente”
donde vuela un cardumen de sardinas
como una parvada de vencejos
y flota enorme el zepelín de las ballenas
agua de aire en donde abren paracaídas transparentes las medusas
y agua que mira el pez sin darse cuenta
como nosotros miramos siempre el aire sin saberlo…
agua de Hermes Trismegisto piedra de esmeralda en que se ilustra
que es “arriba como abajo” y bucean las estrellas en la noche…
agua del Melström que se traga un buque de un bocado…
agua de la lluvia que convierte al pavimento en un campo de agapandos…
agua de mar que abofetea a la tierra con su furia
o se adelgaza tanto que la playa apenas siente adormilada
sus yemas de casi aire –de casi nada…
agua que respira agua que danza…
agua de la fuente que rompen las mujeres
para dar a luz a hombres y mujeres…
agua de echarse al agua de hacer felices a los niños
de flotar sin peso y en el limbo…
agua del cuenco donde bebe la luz su frescura matinal
y agua azogue turbio donde nadie reconoce el propio rostro…
agua que corta de golpe todo rastro
agua sin huella para el policía sin olor para el sabueso
agua en que el pecador lava su crimen y la presa
deja atrás al cazador como la cuija deja atrás como carnada
su cola agonizante…
agua que se cuela por debajo de la puerta
y anuncia el diluvio universal que inunda cada noche un cuarto
donde alguien habla solo…
agua que cierra los ojos para mirar adentro y en silencio
como un cachalote que inicia su descenso a la noche abisal
agua que se hunde lentamente en el agua
como ese submarino que hacemos de palabras
para bucear en el lenguaje –porque solo las palabras oyen
qué dicen en el fondo las palabras : agua en el agua…
agua de mar que cauteriza las heridas y agua de mar que las aviva…
agua de la lluvia que vuela sin pies como las brujas
agua que tiene la bastilla del vestido sucia
porque vuela a ras de tierra agua de Xtabay y de Banshee
que ahora viven en las ramas donde aúllan
como el viento –con el viento– madres
de hijos muertos esposas de cadáveres violentas
tristes vengativas sueltas en el mundo
como ráfagas de lluvia…
agua de las ánforas que antes reventaban
los tlaloques a golpe de relámpagos
sobre la negra tierra hincada al pie del Tepozteco :
“Llueve a cántaros –decía Juan– a cántaros de Tláloc” :
tepalcates negros esparcidos por la calle
pedacería de un cielo que se nos vino abajo…
agua de las nubes mullida y suave
como el ante del odre y el tahalí donde se guardan
la lluvia el trueno el relámpago y el rayo
agua que danza como el fuego con el fuego
agua donde medran salamandras y dragones
agua que no moja de donde brota el sol cada mañana
agua del alba que ilumina el alma
como tus ojos esa tarde entre la sombra
de cedros casuarinas y cipreses –agua de tus ojos
en la cima de este bosque a donde vine
porque tú dijiste que aquí estarías… ~