Una palabra
Muy viva, en mi cabeza
flota la línea de un poema,
y de pronto se escapa.
Como el pez no pescado,
no es frecuente que vuelva.
Pero a veces, después de días o meses,
de pronto vuelve a estar frente a mis ojos.
El año pasado, en junio,
en el acuario de Okinawa,
di con un pez muy grande,
como un brema de piedra.
Se me quedó mirando fijamente
desde el otro lado del vidrio
y se dio media vuelta,
completamente impávido.
Se fue y volvió y se fue.
¿Qué era eso?
¿Ese ojo me miraba?
Para ese pez
¿quién dirá que no fui una palabra? ~
Almejas
En medio de la noche abrí los ojos.
Había comprado almejas en la tarde
y en un rincón de la cocina estaban
con las bocas abiertas y muy vivas.
“Cuando se haga de día
me las voy a comer
una por una.”
Solté una carcajada
de vieja bruja.
Y luego nada: me dormí
con la boca entreabierta
la noche entera. ~
Flores
En medio de la noche abro los ojos.
En un rincón del cuarto están despiertos
los crisantemos.
Mañana empezarán a marchitarse:
esa belleza en flor es el comienzo.
Antes de hacer el largo viaje,
cómo podrían conciliar el sueño.
Es tanta la emoción de prepararse.
Qué encendido silencio. ~
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Versiones de Aurelio Asiain
(1920-2004) fue una de las figuras más destacadas de la poesía japonesa del siglo XX