El pozo en medio del campo parece una tumba profanada.
Con sus raíces trenzadas cinco metros allá abajo,
como una pareja de dinosaurios dormidos sobre el río
hay dos árboles petrificados –casi los escucho roncar.
Tal vez no fueran más que dos árboles hermanos,
pero una siesta prolongada premió finalmente su sueño
convirtiendo la madera en piedra, la carne en inmortal,
y a la larga, larga oscuridad en piel y hueso.
Los expertos traen su pequeño pánico de traficantes,
chicos y chicas planean durante noches sucesivas,
proyectan enamorarse y casarse frente a la única escultura
de toda la aldea, porque el tiempo es el único escultor acá,
y en los días despejados contribuye con un camino de sombra.
Abril comienza con una libación, termina con un casamiento.
Una raíz ya fue serruchada. Mientras esperan la llegada de la grúa,
los hombres se acercan, bajo la luz curva de la luna, a la playa,
miran el movimiento del río, y se lamentan. ~
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Versión de Miguel Petrecca
Nació en 1960 en Zhongjiang. Fue editor de dos revistas claves del circuito no oficial: Años noventa y Contra. Estudió la carrera de medicina china tradicional.