Cuando era joven y me ponía a imaginar qué profesión tendría en el futuro, una de las posibles imágenes que me venían a la cabeza era la de periodista. Concretamente, me imaginaba como una corresponsal valiente y atrevida, capaz de entrevistar a las figuras políticas más influyentes del mundo. De hecho, me matriculé en Filología Hispánica con el propósito de aprender todo lo que pudiera de nuestra lengua para poder después ejercer mejor. Como veis, al final no pudo ser, pero muchas veces me descubro pensando a quién elegiría para hacer una entrevista y qué preguntas le haría.
Obviamente, uno de los problemas que todo entrevistador tiene que resolver es la posibilidad de que no le digan la verdad cuando pregunta de forma directa. No es muy inteligente acercarse a un alto dirigente y preguntarle si hizo esto o aquello, porque si cree que le puede perjudicar en su carrera, no se va a sincerar. El arte de hacer preguntas para saber la verdad está lleno de estrategias y hoy os voy a hablar de una de ellas que es, en cierta medida, mágica.
Y es que, en toda función de magia, el objetivo será concentrar nuestra atención en un determinado elemento para evitar que nos fijemos en el truco. Mientras observamos con atención aquello resaltado por los focos, el engaño se cocina en la sombra. Y eso, precisamente, es lo que os propongo que hagamos cuando se trate de conocer la verdad de nuestro entrevistado.
Pensemos en las denominadas interrogativas parciales, aquellas que se introducen por un pronombre, un determinante o un adverbio interrogativo (¿Qué?, ¿Quién?, ¿Cuándo?, ¿Dónde?, ¿Por qué razón…?). El efecto que producen estas oraciones es el mismo que acabamos de observar en la escena del mago. Los elementos interrogativos focalizan toda la atención de nuestro interlocutor, hasta el punto de que el resto de la oración queda en sombras y se convierte en un buen lugar donde realizar el truco de magia. Esto es lo que explica que cuando nos preguntan ¿Quién mató a Caín?, contestemos rápidamente Abel, como si no fuera bastante desgracia ser asesinado por tu hermano, como para que encima te acusen de fratricida. O por qué nos quedamos un rato pensando ante preguntas como ¿De qué color son las mangas de los chalecos rusos? En ambos casos, el juego de magia es concentrar la atención en el elemento interrogativo y conseguir que no se fijen en nada más. Para explicarlo, los lingüistas decimos que las interrogativas parciales implican la presuposición de que el resto de la oración es verdadero. Esto es, nadie se cuestiona si existe un asesino de Caín o si los chalecos rusos tienen o no mangas. De este modo, si quieres saber si tu entrevistado hizo algo, no le preguntes directamente si lo hizo; mejor, cuestiona las circunstancias en las que lo hizo. Si no está muy atento/a, quizá consigas saber la verdad.
Algo similar sucede también con las interrogativas totales, que son aquellas cuya respuesta suele ser un sí o un no, o con las disyuntivas, en las que pides elegir entre dos opciones. En estos casos, el truco es similar al anterior: preguntaremos por las circunstancias de un hecho para saber si el hecho se ha producido. Así, preguntas, por ejemplo, si pagó con tarjeta (o en efectivo), cuando en realidad lo que deseas saber es si pagó la cuenta.
Tal y como imaginaba hace treinta años, saber lingüística te hace ser mejor periodista, sencillamente porque te permite controlar mejor la herramienta del lenguaje. Pero es más. En realidad, todos los hablantes podemos beneficiarnos de saber cómo funcionan las lenguas. Yo no soy periodista, es cierto, y no tengo acceso a hacer preguntas a grandes dirigentes, pero cuando no sé la hora a la que llegaron mis hijos adolescentes a casa, mi pregunta es ¿por qué llegaste tan tarde anoche? Porque las estrategias lingüísticas para saber la verdad también son muy útiles en la vida cotidiana.
Mamen Horno (Madrid, 1973) es profesora de lingüística en la Universidad de Zaragoza y miembro del grupo de investigación de referencia de la DGA
Psylex. En 2024 ha publicado el ensayo "Un cerebro lleno de palabras. Descubre cómo influye tu diccionario mental en lo que piensas y sientes" (Plataforma Editorial).