Cutie and the Boxer

Parte del Festival Ambulante 2014, Cutie and the Boxer es uno de los mejores documentales del aรฑo pasado.
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Tras hacerse famoso en su natal Japรณn, Ushio Shinohara se muda a Nueva York en la dรฉcada de los sesenta con la intenciรณn de conquistar la Gran Manzana. Aรฑos despuรฉs conoce a Noriko, aspirante a artista, quien se enamora del excรฉntrico pintor y escultor. Se mudan juntos, se casan, tienen un hijo y Noriko abandona sus sueรฑos para apoyar la carrera de Ushio, convirtiรฉndose en su asistente, su chef, su manager y su nana. Los antecedentes aparecen en pantalla ilustrados por los tiernos, tristรญsimos dibujos de la propia Noriko, que lleva dรฉcadas atendiendo a su marido, un tipo carismรกtico, de talento sospechoso y propensiรณn al mรกs desaforado alcoholismo. Hay ecos de Pollock, solvente biopic dirigido por Ed Harris, con la dolorosa salvedad de que Lee Krasner hipotecรณ su vida para invertir en el talento de uno de los mรกs grandes artistas del siglo XX. Noriko no tiene ese consuelo.

Cutie and the Boxer narra la emancipaciรณn de Noriko: el lento amanecer durante el que se asume como una artista igual o mรกs capaz que su marido, y abandona la sombra tirana del hombre que le ha brindado motivos para vivir tanto como se los ha robado. El director Zachary Heinzerling revela las diferencias entre ambos con elocuencia: Ushio idiotizado por un partido de futbol americano mientras su mujer cocina con la precisiรณn de un puntillista; รฉl golpea un lienzo con guantes de box mientras ella difumina la sombra milimรฉtrica de una de sus adorables historietas; รฉl se emborracha, se queja de la falta de atenciรณn mediรกtica, llora como reciรฉn nacido, al tiempo que ella carga a su hijo y lo aleja de la vergonzosa escenita.

Lo que convierte a Cutie and the Boxer en una extraordinaria historia de amor es que, a pesar del contraste entre el comportamiento reprensible de Ushio y la personalidad dulce de Noriko, aquรญ no hay hรฉroes ni villanos. La tendencia hollywoodense hacia los amores plรกsticos no tiene cabida en este romance entre dos personas que se aman y necesitan tanto como se detestan. Claro que es imposible no apostarle a Noriko y su arte. El trabajo de Ushio no resuena ni vende por ser derivativo, porque no proviene de sus penas y sentimientos. Los dibujos de su mujer valen porque no son parรณdicos: son autรฉnticos y profundos. Lo mismo va para Cutie and the Boxer, uno de los mejores documentales del aรฑo pasado.  

-Cutie and the Boxer forma parte del catรกlogo del Festival Ambulante 2014

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