EL EXCELENTE SR. BURNS
Es probable que Los Simpsons sea el programa televisivo mรกs debatido de la historia. A lo largo de sus mรกs de 17 aรฑos de vida, estos crudos muรฑecos amarillos han sido objeto de artรญculos, tesis, disertaciones y comentarios culturales alrededor del mundo. Hay quienes dicen que su รฉxito mundial se debe a que ilustran a Estados Unidos tal y como los extranjeros lo queremos imaginar: el patriarca de la serie (Homero) bebe cerveza, le gustan las rosquillas, tiene un empleo de quinta y vive para ir a la cantina y ver futbol americano. Otros argumentan que es todo lo contrario: una representaciรณn educada y fidedigna de lo que es formar parte de la cultura suburbana americana. Inclusive se han escrito libros analizando el mensaje filosรณfico dentro de la caricatura de Matt Groening.
La realidad es que aquellos que se han dedicado a analizar a Los Simpsons han caรญdo en un error garrafal. En su intento por racionalizar el รฉxito y la profundidad de estos seres amarillos, han perdido de vista todos los pequeรฑos detalles que han hecho de esta caricatura el programa mรกs longevo de su tipo en la historia de la televisiรณn norteamericana.
Desde mi punto de vista, cualquier explicaciรณn pseudofilosรณfica debe ser echada por la borda, asรญ como cualquier intento por crear un paralelo entre el ficticio pueblo de Springfield con el mundo real. La verdad de las cosas es la siguiente: Los Simpsons son lo que son gracias a un personaje: Charles Montgomery Burns, el millonario mรกs viejo del mundo, dueรฑo de la planta nuclear de Springfield y Nรฉmesis de Homero.
Habrรก quien piense que mi conclusiรณn es burda. Estoy en desacuerdo: he llegado a ella tras aรฑos de minucioso anรกlisis y prolongados maratones amarillos.
A lo largo de las casi dos dรฉcadas al aire, Los Simpsons se han caracterizado por tener dos tipos de personajes: los tangenciales (estereotipos culturales: el mozo escocรฉs; el marinero/pirata; Apu, el hindรบ que atiende la tienda de Springfield) y los principales. Estos รบltimos son, en su mayorรญa, personajes que ostentan un defecto irredimible pero que, al mismo tiempo, son interpretados y dibujados con suficientes matices para que jamรกs nos molesten. Homero, por ejemplo, es un mal padre de familia, un flojo irredento, un simplรณn, frรญvolo y, seamos sinceros, un completo idiota. Sin embargo, la serie lo rescata dรกndole una inocencia que sirve para ilustrar su buen corazรณn. Lo mismo ocurre con Bart. Sabandija de cuarta, dolor de cabeza constante, pillo, ladrรณn en potencia. Todo esto serรญa suficiente como para que lo odiรกramos. No obstante, la serie es suficientemente inteligente como para jamรกs darle un lado excesivamente malvado. Conocemos los lรญmites del personaje y, por lo tanto, aceptamos sus canalladas.
El Sr. Burns es, sin duda, el mรกs complejo de todos los ciudadanos de Springfield. Malvado, cruel, avaro, megalomaniaco (alguna vez quiso tapar al sol con una mรกquina), el magnate de Springfield es el villano soรฑado. En teorรญa, los espectadores deberรญamos de arrojar tomates y lechugas a la televisiรณn cada vez que aparece, pero Matt Groening ha hecho que el Sr. Burns sea, no sรณlo el personaje mรกs chistoso dentro de Los Simpsons, sino aquel que esperamos que salga y diga algo, lo que sea.
Pero, ยฟquรฉ es lo que lo hace grande? La realidad es que en una caricatura un villano hecho y derecho โsolemne, de voz grave, como Darth Vader- resultarรญa pesado. Y puede que el Sr. Burns tenga el corazรณn mรกs negro que la noche, pero tambiรฉn es el hombre con mรกs enfermedades en la tierra (segรบn su examen fรญsico), asรญ como el mรกs dรฉbil: a lo largo de la serie lo vemos tener una serie de enfrentamientos contra Maggie Simpson, en donde le intenta arrebatar distintas cosas (una paleta, un oso de peluche) y el viejo millonario siempre acaba perdiendo. Por si fuera poco, Burns tiene un problema de memoria grave (jamรกs recuerda a Homero) y tiene al Sr. Smithers (sicofante por excelencia, homosexual de closet, eterno enamorado de su jefe) como asistente. Ademรกs, duerme con gorros rosas y afelpados y, cuando se encuentra en problemas, sรณlo puede desahogarse en presencia de un tรญtere en forma de cocodrilo.
Todo lo anterior crea, por supuesto, una combinaciรณn explosiva, en donde nunca sabemos si lo prรณximo que dirรก Burns serรก a) una barbaridad, b) un anacronismo puro (no olvidemos que naciรณ en el siglo XIX), c) un comentario infinitamente cruel o d) algo ridรญculo. Sin embargo, nada de esto servirรญa si no fuera porque el Sr. Burns es, en verdad, un ser humano desagradable. Nunca hace algo bueno por los demรกs, es absolutamente tacaรฑo y es el responsable de que los peces en Springfield tengan tres ojos. Gracias a esta caracterรญstica, Burns es, sin duda alguna, el รบnico antagรณnico dentro de Los Simpsons.
Es verdad que existen animadversiones entre ciertos personajes (Selma y Patty contra Homero, Maggie contra el bebรฉ cejijunto), pero si no fuera por el decrรฉpito millonario, todos los personajes de la serie parecerรญan como creaciones aleatorias, creadas con el รบnico propรณsito de servir de rebote cรณmico para la familia principal. El Sr. Burns es el pegamento que une al pueblo en un odio comรบn y enfocado. Los mismos creadores han aceptado que es el mejor personaje para el cual escribir, y se nota: todos los mejores capรญtulos lo tienen como eje. Basta con ver el corto del largometraje que saldrรก en julio para darnos cuenta que gira en torno al dueรฑo de la planta nuclear.
Asรญ que asรญ es: si no fuera por ese hombre esquelรฉtico, de mรกs de cien aรฑos, de voz ligeramente aguda, Los Simpsons no serรญan lo que son. Como dirรญa el propio Burns: ยกExcelente!
– Daniel Krauze