Sólo hace falta echar un vistazo a la instantánea que abrió la galería de fotos del festival de Cannes 2011 el pasado miércoles, donde aparecía un tímido Woody Allen asediado por un centenar de fotógrafos, para dar cuenta de la inmensa cantidad de periodistas, fotógrafos, críticos de cine y curiosos que acuden cada año a la cita más importante del cine. En este festival, una película cuyo primer pase fue por la mañana, por la tarde ya se considera una película “quemada”. Y no es de extrañar porque en tan sólo diez días se proyectan los títulos de directores de la talla de Terrence Malick, Aki Kaurismäki, Pedro Almodóvar, Lars von Trier, Naomi Kawase o Jean–Pierre y Luc Dardenne. Doce días de apretadísima agenda es el tiempo que tomará dictaminar las tendencias del cine de autor que gobernarán la próxima temporada cinematográfica.
Llegué a Cannes esta mañana con la ingenua idea de entrar al tercer y último pase del día de la esperada cinta de Terrence Malick, The tree of life, pero, como era obvio, las invitaciones llevaban horas agotadas. Así que opté por el segundo largometraje de la directora libanesa Nadine Labaki, que participa con Et maintenant on va oú? (Where do we go now?) en la sección Un certain Regard. La película comienza con una imagen impactante: un grupo de mujeres vestidas de negro, algunas ataviadas con velo, otras con crucifijos, caminan al unísono hacia un cementerio dividido en dos (musulmán y cristiano) donde sus maridos, hermanos e hijos están enterrados. Sin embargo, esta imagen solemne se rompe cuando las caderas de las mujeres comienzan a moverse con coquetería al ritmo de la música. Unidas por el sufrimiento de una guerra, pero también por el deseo de que reine la paz en su pueblo, estas mujeres inventarán excéntricas estratagemas para entretener a sus hombres y así evitar rencillas y enfrentamientos. La directora juega con la división entre el género masculino y el femenino, entre cristianos y musulmanes, humor y drama desde el principio de la película, y lo mantiene hasta el final. El resultado es una cinta llena de dicotomías, ya que por momentos el ritmo fluye y por momentos se detiene, y el humor transita de lo ingenioso a lo slapstick.
Aunque al igual que la galardonada De dioses y hombres de Xavier Beauvois (Gran Premio del Jurado en la pasada edición del festival) Et maintenant on va oú? defiende la idea de que la relación entre los hombres debe estar por encima de las diferencias religiosas, esta película se encuentra muy alejada de la elegancia y sutileza de la cinta de Beauvois. Sin embargo, las caras de entusiasmo que veo en el público asistente a la proyección prometen a Labaki una recepción similar al de su anterior película, Caramel, que se estrenó con éxito en más de cuarenta países a lo largo de 2007.