Recordando a Zelda: A Link to the Past

A Link to the Past, el primer tรญtulo autรฉnticamente redondo de la saga, cambiรณ por completo el rumbo de Zelda. ย 
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No hay serie de videojuegos mรกs entraรฑable que Zelda. Basta notar el cariรฑo con el que los juegos fueron creados, la estima que suscita en sus fans y la belleza de su historia. Fรกbula y cuento de hadas medieval salpicado de la estรฉtica sui gรฉneris del gran Shigeru Miyamoto, desde el primer al รบltimo juego, The Legend of Zelda es un portento. Entre las mรกs de doce entregas, escogรญ A Link to the Past como mi favorito, y el รบnico del que puedo hablar con cierta autoridad, porque lo he acabado de principio a fin cuatro veces (dos en Super Nes, otra en Game Boy Advance y una mรกs a travรฉs del portal del Wii), quizรกs mรกs que cualquier otro juego. Regreso a A Link to the Past porque me divierte, porque cada dos o tres aรฑos olvido sus secretos y me entusiasma redescubrirlos, pero sobre todo porque la historia que cuenta es tan agradable y dulce como los mejores cuentos que me leรญan de niรฑo.

                Con la llegada del Super Nintendo, un buen nรบmero de franquicias, cuyo รฉxito habรญa quedado establecido en la consola anterior, decidieron adaptar la dinรกmica y expandir las capacidades de sus tรญtulos usando al nuevo sistema de 16 bits. De estas adaptaciones resultaron reediciones depuradas, pero con historias similares a las entregas anteriores. La llegada del Super Nes trajo a Super Castlevania IV, que cuenta el mismo cuento que el primer Castlevania de NES, pero con mejores grรกficos, mรกs niveles y un lรกtigo flexible (que no tiene madre). Double Dragon hizo lo propio con resultados menos admirables, al igual que la franquicia de las tortugas ninja, Mega Man, y otros tantos sidescrollers. Evidentemente, los juegos mรกs beneficiados por este salto tecnolรณgico fueron aquellos cuya historia se veรญa limitada por los 8 bits del viejo NES. En 199I saliรณ al mercado Final Fantasy II y, mรกs adelante, Final Fantasy III (el cuarto y sexto de la serie en cronologรญa japonesa): dos tรญtulos que enriquecieron a sus personajes y llenaron de detalle a una historia que antes era mรกs plana que una tortilla. Lo mismo le ocurriรณ a The Legend of Zelda, cuya serie olvidรณ –como Castlevania– el rumbo que habรญa tomado la secuela para NES (Adventure of Link) y decidiรณ adaptar, mejorar y nutrir a la primera entrega de la saga. Asรญ que, a grandes rasgos, A Link to the Past es The Legend of Zelda. O mรกs bien: es lo que The Legend of Zelda para NES deberรญa haber sido si, en 1986, Miyamoto y su equipo hubieran contado con la capacidad de 16 bits que otorga el Super Nes. En ese sentido, A Link to the Past es la entrega mรกs rica y compleja que la saga de Zelda sacรณ en dos dimensiones, tal y como Ocarina of Time es el pinรกculo de la serie en tercera dimensiรณn.

                Empecemos por la mรบsica, partiendo de que, a la par de Mario BrosZelda es la รบnica serie cuya tonadita principal es tan memorable como el tema de Jaws

                La obra maestra de Koji Kondo dejรณ de ser un conjunto armรณnico de notas de plomo para convertirse en algo autรฉnticamente melodioso. Pero, vaya, cualquiera puede mejorar su propia partitura si la ha estado interpretando en una guitarra de quinta y de repente le pasan un Stradivarius. Lo verdaderamente loable del trabajo de Kondo es la variedad que logra, sin perder el hilo. Del score de A Link to the Past se desprenden por lo menos cinco clรกsicos de la composiciรณn en 16 bits: la fanfarria imperial del castillo de Hyrule (digna del mejor John Williams); la marcha propulsiva, con ese inicio casi chusco, del mundo oscuro; la alegre tonadita del bosque encantado, que presagia el tema de Kakariko en Ocarina of Time; la pantalla de inicio, que le da batalla a la mรบsica de arranque de Game of Thrones y, por supuesto, el tema central, mejorado, remasterizado, tan esencial ahora como lo fue en 1986.

                La estรฉtica, cuyo colorido jamรกs empalaga, explota todas las capacidades del Super Nes. Mucho se ha hablado de los cambios de diseรฑo que la saga ha gozado (y padecido) con los aรฑos; esperen unos dรญas y en este mismo blog se hablarรก del arte de vieja escuela japonesa que caracterizรณ a The Wind Waker, la entrega de Zelda para el Gamecube. Aquรญ, el juego se aferra a una paleta de colores y establece un tono en el que ningรบn sprite, ningรบn calabozo, ninguna arma desentona. Adventure of Link tenรญa colores parecidos a, por ejemplo, Startropics:

                A Link to the Past se parece a A Link to the Past. No hay un eslabรณn antes. Algo hay de los colores sรณlidos y vรญvidos de Super Mario World, pero hasta ahรญ llegan las semejanzas:

                Aquรญ, Zelda se atreve a fincar una estรฉtica. En todos los juegos del Super Nes -con excepciรณn, quizรกs, de Chrono Trigger- no hay uno solo cuyo aspecto sea tan constante, a pesar de la variedad de escenarios en los que Link se mueve: desierto, bosque, montaรฑa, rรญo, lago, calabozos de hielo, cuevas subterrรกneas: todo parece creado por el mismo pincel. Por primera vez, Hyrule parece un mundo congruente consigo mismo.

                Ademรกs, el juego estรก salpicado de detalles que enriquecen el microuniverso en el que se lleva a cabo y lo convierten en un mundo que palpita, tal y como una buena novela despierta con la descripciรณn ingeniosa de un personaje tangencial. Ejemplo: los dos hermanos leรฑadores, obsesionados con talar un solo รกrbol, dientones e idiotas:

 

                O el hombre que duerme debajo de un puente y nos regala un necesario recipiente de cristal:

                Presencias al margen, sรญ, pero presencias que impactan el destino del personaje principal de una manera u otra.

                Dejemos la apreciaciรณn epidรฉrmica y vayamos al meollo del asunto. Hay muchos juegos visualmente hermosos, entretenidos y bien musicalizados que no atrapan como รฉste. ¿Quรฉ tiene Zelda, como serie, y A Link to the Past en concreto? ¿Por quรฉ sigue siendo una historia memorable?

                Al igual que otras sagas de fantasรญa como The Lord of the Rings y Star Wars, Zelda presenta un universo que se siente habitado previamente y, en ese sentido, se asemeja a la vida real: nuestra aventura en pantalla es un parรฉntesis en un mundo que existiรณ antes de que nosotros entrรกramos y seguirรก cuando acabemos de estar en รฉl. A Link to the Past es el primero de la serie en manufacturar esta sensaciรณn, que mรกs adelante repetirรญa exitosamente en Ocarina of Time y, sobre todo, en Wind Waker, donde la aventura se lleva a cabo siglos despuรฉs de que otro hรฉroe, similar a nosotros, salvara al mundo. Para crear esta idea, Miyamoto usa diversos recursos, como iniciar el juego con la narraciรณn de un pasado lejano, tal y como Jackson abriรณ ambas trilogรญas de la Tierra Media:

            http://www.youtube.com/watch?v=iC0KIrKIEYM

            http://www.youtube.com/watch?v=TYkcrgced9U

            Los lugares que Link visita tambiรฉn crean ese sentimiento: castillos en la cumbre de las mรกs altas montaรฑas, ruinas escondidas en los entresijos de bosques embrujados y templos engullidos por hiedras pajizas. La geografรญa misma de Hyrule habla de una tierra que guarda poco de su esplendor, tal y como la Tierra Media de The Lord of the Rings estรก llena de torres derruidas, colosos de piedra derribados y ciudades yermas; un lugar casi marchito.

  

                Link, Luke, Frodo, incluso Bastian en The Neverending Story, son hรฉroes que batallan por recobrar el pasado idรญlico de una tierra que es, tambiรฉn, idรญlica. Por lo tanto, sus aventuras son empresas inherentemente nostรกlgicas y, en este caso, alejadas de la realidad. En la tierra, el pasado nunca fue mejor, por mรกs que queramos creer lo contrario. Y el pasado es, ademรกs, irrecobrable. En The Lord of the Rings, Star Wars y The Legend of Zelda, lo bello e incรณlume estรก atrรกs o adelante, pero nunca en el presente. La รฉpoca dorada estรก a pรกginas o a clics de distancia. El orden es asequible. Las ruinas pueden enmendarse y el mal puede ser obliterado. La premisa que la saga de Zelda tendrรญa a partir de A Link to the Past no es solo entraรฑable: es profundamente reconfortante. 

 

 

 

 

 

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