El nombre Yogi Berra estĆ” ligado a recuerdos muy remotos de mi infancia. Los primos cercanos con quienes jugaba pelota en el Parque MĆ©xico tenĆan contacto con nuestros primos mayores en los Estados Unidos. Ellos les trasmitieron el inocente fanatismo del beisbol que yo contraje, gozosamente.
AprendĆ de memoria (y aĆŗn puedo repetir) los nombres de muchos jugadores en los principales equipos de la Liga Americana y la Nacional: su posiciĆ³n en el campo, sus porcentajes de bateo, sus jonrones, robos de base y atrapadas. Mis favoritos eran los Indios de Cleveland, por la obvia razĆ³n de que con ellos jugaba Beto Ćvila, el gran segunda base que fue campeĆ³n de bateo en 1954. En la Serie Mundial de ese aƱo (que ganaron los Gigantes de Nueva York a los Indios) ocurriĆ³ la legendaria atrapada de Willie Mays. Al aƱo siguiente (y al siguiente, y por muchos mĆ”s) jugaron y ganaron los Yanquis, en cuyo standing destacaba el cĆ”tcher inimitable del pegajoso nombre: Yogi Berra.
Antes de conocer el Estadio del Seguro Social y aficionarme a los Diablos Rojos del MĆ©xico, me encantaba seguir el beisbol norteamericano en las trasmisiones de Ćngel FernĆ”ndez. Por las tardes prendĆa la radio en la XEB o XEQ. FernĆ”ndez narraba el juego con todo detalle. Era emocionante escuchar el alarido del pĆŗblico cuando la bola se iba “del otro lado”, en un trepidante jonrĆ³n. ¡QuĆ© pasiĆ³n le imprimĆa el locutor! Muchos aƱos despuĆ©s le agradecĆ ese recuerdo y me revelĆ³ un pequeƱo secreto: sĆ³lo disponĆa de la “tirilla” del juego. Lo recreaba (o inventaba) todo a partir de ella. DisponĆa de un tocadiscos sobre el que habĆa montado un disco de alaridos. SubĆa y bajaba el volumen a voluntad.
Yogi Berra fue el personaje central en las trasmisiones de la Serie Mundial (esas sĆ verĆdicas) que se pasaban por radio. Mis amigos y yo solĆamos irnos de pinta con nuestros flamantes radios de transistores para escuchar a Buck Canel, un maravilloso locutor cubano que acuĆ±Ć³ frases memorables como “no se vayan que esto se pone bueno”. Lo acompaƱaban –si no recuerdo mal– los mexicanos Lalo OrvaƱanos, Jorge “Sonny” AlarcĆ³n y desde luego el Mago SeptiĆ©n, que en su larguĆsima vida (muriĆ³ hace poco, cerca de cumplir cien aƱos) acumulĆ³ y procesĆ³ mĆ”s informaciĆ³n beisbolera que Google y Wikipedia juntos.
El Mago solĆa contar sabrosamente las hazaƱas y peripecias de Yogi: su airada protesta al ampayer en el robo de increĆble “home” que hizo Jackie Robinson; su cardĆaco error al escapĆ”rsele un foul en una Serie Mundial (el lanzamiento siguiente fue un extraƱo replay, que sĆ atrapĆ³); su sabio manejo de Don Larsen en el juego perfecto de la Serie Mundial de 1956; sus records de bateo junto a Mickey Mantle y Roger Maris.
Muchos aƱos despuĆ©s admiramos su etapa de Coach en los Yanquis y los Mets. Y por supuesto, repetimos sus geniales “Yoguismos”:
1. "Esto es como un 'deja vu', de nuevo (It's like deja vu all over again)".
2. "Prefiero cortar la pizza en cuatro pedazos: no tengo tanta hambre como para comer seis (You better cut the pizza in four pieces because I'm not hungry enough to eat six)".
3. "El futuro ya no es lo que era (The future ain't what it used to be)".
4. "Cometimos demasiados errores equivocados (We made too many wrong mistakes)".
5. "Ya nadie visita ese lugar. EstĆ” demasiado lleno (Nobody goes there anymore. It's too crowded)".
6. "Se puede observar mucho con tan solo mirar (You can observe a lot just by watching)".
7. "Siempre hay que ir al funeral de otras personas; si no, ellas no irƔn al tuyo (You should always go to other people's funerals; otherwise, they won't come to yours)".
8. "Cuando en el camino te encuentras con una bifurcaciĆ³n, tĆ³mala (When you come to a fork in the road, take it)".
9. "El beisbol es 90 por ciento mental. La otra mitad es fĆsica (Baseball is 90 percent mental. The other half is physical)"
10. "Esto no se acaba hasta que se acaba (It ain't over 'til it's over)".
Aquel inocente mundo de los cincuenta es ya prehistoria. Pero quedamos todavĆa algunos fanĆ”ticos que, al menos en la Serie Mundial, revivimos la pasiĆ³n. Uno de ellos fue Julio Scherer, fanĆ”tico de los Yanquis (en el beisbol, solamente). SegĆŗn me contaba, le gustaba discutir animadamente de beisbol con AndrĆ©s Manuel LĆ³pez Obrador. Otro gran experto es un efĆmero colaborador de Letras Libres, que en uno de nuestros primeros nĆŗmeros escribiĆ³ un texto memorioso y preciso sobre los records de jonrones: Carlos Slim, nada menos. Y no me olvido del mayor benefactor y editor del beisbol mexicano, Alfredo Harp HelĆŗ.
AdiĆ³s Yogi, gracias Yogi, por convocar esta inocente y plural junta de sombras.
Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial ClĆo.