Hace aรฑos, en una cรฉntrica calle de Monterrey, habitaba un anciano que insultaba a los peatones desde su ventana enrejada. Quienes pasaban por ahรญ por primera vez, se sentรญan referidos y entraban en dimes y diretes con el hombre. Los demรกs pasรกbamos de largo, ya sordos a sus palabras. Los vecinos, hartos de su lengua, contaban los dรญas para que se lo llevara el Seรฑor adonde fuera que quisiera llevarlo, segรบn Dante, le correspondรญa el infierno.
Tenรญa dรฉcadas de no acordarme de รฉl, pero me vino a la mente por el fragmento de Montaigne que leรญ hoy. โLa griterรญa a la ligera y habitual se convierte en costumbre y hace que todo el mundo la desprecie.โ
En La nave de los necios, Sebastian Brant escribe en 1494 que โla lengua es un bien inquietoโฆ gran mal causa al ser humano.โ Es un bien, es un mal, pero รฉl habla de lo negativo en su capรญtulo โDel mucho cotorrearโ. Agrega: โDenostamos con burlas, con blasfemias, calumnias y desprecios al prรณjimoโ.
Delante de un agravio, la historia a veces elogia la respuesta violenta, como ocurre en los relatos de capa y espada, aunque Lope de Vega da voz con este retruรฉcano a un ofendido que no se ofende:
Pero esto no es en mi mano,
Que en mรญ no cabe tu ofensa;
Pero si ofende mi ofensa,
Serรก mi defensa en vano.
Desde la antigรผedad, la serenidad ante el agravio conlleva mayor virtud y fuerza de carรกcter. Herรณdoto nos cuenta lo que Gelรณn de Siracusa responde a un impertinente espartano: โPese a los insultos que has proferido en tu intervenciรณn, no has logrado incitarme a que sea descortรฉs en mi respuestaโ.
Por eso Plutarco cita a Filemรณn: โNada hay mรกs agradable y mรกs hermoso que poder soportar ser injuriadoโ. Entre los proverbios bรญblicos podemos leer: โEl necio al punto da a conocer su ira; mas el que no hace caso de la injuria es prudenteโ. Y Polibio da poca estatura a quien agravia, pues โlo primordial no es lo que nuestros enemigos merezcan oรญr, sino lo que nos resulta honrado decirโ. Jesรบs de Nazaret nunca leyรณ a Polibio y por eso tiene algunos deslices vejatorios cuando les llama โgeneraciรณn de vรญborasโ a quienes lo escuchan o โSatanรกsโ al buen Pedro o varias veces โhipรณcritasโ a los fariseos. Segรบn el personaje que tenga delante, puede tildarlo de โinsensatoโ, โnecioโ, โguรญa ciegoโ, โlleno de toda inmundiciaโ, โserpienteโ.
Hay que apechugar, pues no todos los dรญas nos insulta dios. Y aun cuando se trata de un mortal superior, habrรก que ser mรกs tolerante, segรบn Alcifrรณn: โSer insultado por el que le mantiene a unoโฆ es soportableโ.
Hiponacte fue un poeta que se valiรณ de su talento para agraviar, y para responder a los agravios. Se cuenta que โBรบpalo, el artista que habรญa representado deforme a Hiponacte en una escultura expuesta en pรบblico en el curso de una fiesta religiosa, acabรณ ahorcรกndose por causa de la violencia con que reaccionรณ Hiponacte a travรฉs de sus poemasโ. Y no fue el รบnico que se quitรณ la vida por tal motivo. Por eso alguien escribiรณ para Hiponacte este epitafio, ya con la seguridad de tenerlo muerto:
Pasa en silencio, caminante, no sea que despiertes
A la avispa punzante que duerme en esta tumba.
Hace muy poco que descansa el alma de Hiponacte,
El que ladraba a sus propios padres.
Ten cuidado, pues sus palabras son de fuego
Vendrรกn a quemarte desde el mismo infierno.
Tambiรฉn punzante era en el siglo diecisรฉis la poesรญa de Pietro Aretino, que se instalรณ a vivir con lujos en Venecia gracias a los regalos que recibรญa de gente poderosa con tal de no ser vรญctima de su mordacidad. Extorsiรณn poรฉtica.
No siempre el poeta sale indemne. Sobre Teรณcrito, que habitรณ este mundo hace dos mil trescientos aรฑos, se hallรณ un escolio: โPor haber atacado de palabra al hijo del tirano Hierรณn, fue preso por orden de este como si fuera a ser llevado al suplicio. Le preguntaron si se retractaba de sus insultos, pero รฉl comenzรณ a insultar tambiรฉn al propio soberano con mayor acritud; irritado por ello, ordenรณ este que se ejecutara realmente al poeta. Una tradiciรณn dice que muriรณ estrangulado, otra asegura que le cortaron la cabezaโ.
En la epรญstola de Santiago se hace gran condenaciรณn a la lengua suelta, con lenguaje tan bello y sabio, que habrรฉ de alargarme en la cita:
He aquรญ nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos asรญ todo su cuerpo. Miren tambiรฉn las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeรฑo timรณn por donde el que las gobierna quiere. Asรญ tambiรฉn la lengua es un miembro pequeรฑo, pero se jacta de grandes cosas. He aquรญ, ยกcuรกn grande bosque enciende un pequeรฑo fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua estรก puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creaciรณn, y ella misma es inflamada por el infierno. Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningรบn hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.
Bien dicho si solo se mira el prieto en el arroz.
Pero asรญ suele ser. Cuando se habla de la lengua, se habla mal de ella. Mala reputaciรณn tiene un รณrgano tan noble.
Mejor opiniรณn de la lengua tenรญa el viperino Pietro Aretino.
Ponmi una mano al cul, con l’altra stringi
e abbraccia stretto, e porgimi la lingua,
mena, mio ben; oh! che dolcezza estrema!
(Monterrey, 1961) es escritor. Fue ganador del Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2017 por su novela Olegaroy.