La historia de las palabras: nuestra historia

Viajar por los países y regiones en los que se habla español es sinónimo de aprender constantemente léxico.
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Cuando uno viaja por el territorio hispanohablante, quizá lo que más le llame la atención, más allá de acentos o ciertas diferencias gramaticales, es la enorme variedad léxica que existe. Sin lugar a dudas, viajar por los países y regiones en los que se habla español es sinónimo de aprender constantemente léxico. Eso, para los que tenemos vocación de lingüista desde jóvenes, nos ha llevado a tener cuadernos llenos de palabras y expresiones nuevas allá donde vamos. Sobre todo, claro está, cuando el viaje es a lugares más lejanos.

Hay muchas formas en las que puedes aprender léxico en tus viajes. En ocasiones, la realidad que tienes delante es distinta de cuantas habías visto hasta el momento, por lo que, con la experiencia nueva, te llevas también su nombre. Eso es lo que suele suceder con la fauna, la flora o las comidas. Otras veces, te encuentras, con sorpresa, que palabras que usas de forma cotidiana cambian su significado al pasar a otro territorio, como me pasa a mí con el verbo pararse cuando mi interlocutor lo usa para decir levantarse. Otras palabras, de hecho, no solo cambian de significado, sino que incluso de ser palabras neutras se transforman en palabras malsonantes. De esto, perdonadme, no daré ejemplos. Sé que todos los tenemos en la cabeza.

Junto a las palabras que cambian de significado, tenemos las que no se usan más que en un determinado territorio. De esto saben mucho los hablantes de español de fuera de Aragón que se dejan caer por aquí. Se extrañan de que nos chipiemos con el agua, de que la gaseosa se esbafe o de que el cable de la luz nos de garrampa. No entienden qué hacemos cuando vamos de propio a un sitio, cuando llevamos a los niños a corderetas o cuando comemos alberges de postre, por poner solo algunos ejemplos.

No son pocos los que creen que esta gran variabilidad léxica es un problema. Consideran (equivocadamente) que sería mejor que todos habláramos del mismo modo, que las variantes locales se perdieran, en pro de una pretendida uniformidad. Herederos del temor a la Torre de Babel, consideran una pérdida de tiempo, de esfuerzo y seguramente de dinero tener que estar ajustando el léxico de uno al viajar de un lugar a otro.

Y, sin embargo, la variedad léxica de nuestra lengua, lejos de representar un gasto superfluo, es nuestra verdadera riqueza. Porque cada una de esas palabras que usamos, cada uno de sus significados y sentidos específicos, es el resultado de una historia y una cultura. Aprende el léxico diferencial de un determinado territorio y estarás accediendo por la puerta grande a entender el modo en el que observa el mundo esa comunidad. Las palabras propias de un territorio nos muestran, por ejemplo, con qué lenguas (y culturas) están o han estado en contacto sus hablantes, a qué le dan más importancia, cómo se organizan el tiempo, o qué relación mantienen entre ellos. Cada pequeña palabra encierra toda una historia cultural de sus hablantes.

Si ha habido alguien de mi entorno que me ha inoculado este amor por la historia de las palabras sin duda alguna ha sido nuestro querido y admirado compañero, el Dr. José María Enguita. Como pequeña prueba, os animo a que veáis esta deliciosa charla que nos regaló en el Seminario de Zaragoza Lingüística, con el título de “Palabras que aprendí en la Habana“. Catedrático de lengua española en la Universidad de Zaragoza, el Dr. Enguita ha sido un pilar básico en nuestro departamento. Era un incansable trabajador y un hombre esencialmente bueno. Uno siempre podía contar con él porque siempre estaba en su despacho trabajando y porque siempre tenía tiempo para el que se acercaba a consultarle algo. Nos ha dejado muy pronto y lo vamos a echar mucho de menos, pero sigue entre nosotros en los trabajos que dejó y en el recuerdo de las conversaciones que mantuvimos. Descansa en paz, querido profesor.

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Mamen Horno (Madrid, 1973) es profesora de lingüística en la Universidad de Zaragoza y miembro del grupo de investigación de referencia de la DGA
Psylex. En 2024 ha publicado el ensayo "Un cerebro lleno de palabras. Descubre cómo influye tu diccionario mental en lo que piensas y sientes" (Plataforma Editorial).


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