The Week: un collage para los tiempos que corren

En el contexto de la rapidez y lo efรญmero, la revista britรกnica The Week se convierte en un antรญdoto a la sobresaturaciรณn de los medios contemporรกneos.
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La idea principal de esta revista es tan simple que uno duda que sea cierta cuando la conoce: un equipo revisa todo lo que se publica en una semana en los periรณdicos y los medios de todo el mundo โ€”radio, web y televisiรณn incluidosโ€” y lo edita en un compendio que aparece cada viernes en los buzones de los suscriptores. Una destilaciรณn drรกstica de las noticias mรกs importantes: lo que se dijo, se pensรณ, escribiรณ y discutiรณ en los รบltimos siete dรญas. Su forma de collage funcional no necesita textos nuevos: funciona solo con la ediciรณn de lo que ya existe.

The Week es una revista britรกnica que en 36 pรกginas condensa, a travรฉs de citas, adaptaciones y parรกfrasis, el espรญritu de la semana. Ningรบn artรญculo estรก firmado, pues quien realmente habla es un conjunto de voces. Estรก diseรฑada para periodistas, editores, empresarios y lectores en general que desean estar informados de todo lo que sucede, pero no tienen tiempo para leer un periรณdico de principio a fin, mucho menos todos los periรณdicos. โ€œSolamente en Gran Bretaรฑa, los diarios suman seis mil pรกginas por semana; diez millones de palabrasโ€. Mantenerse al dรญa โ€œdesde todos los รกngulos nunca ha sido tan difรญcil ni tan importanteโ€, dicen sus promocionales. โ€œEn solo una hora, estarรกs actualizado con las noticias y los eventos mรกs importantes del mundo, con un estilo conciso e ingenioso.โ€

Tenemos cada vez โ€œmenos tiempoโ€, por un lado, y mucha informaciรณn de baja calidad, por el otro: nuestras lecturas son fragmentadas y, cada vez mรกs, en pantallas. The Week sirve como atajo para entrar en los temas de actualidad: enlaza ideas y perspectivas de aquรญ y allรก, haciendo evidente la conexiรณn entre ellas. Mientras los medios tienden hacia lo liberal o lo conservador โ€”y algunos tratan de ser moderados o neutralesโ€”, The Week existe en el centro de esas posturas: la podemos leer como un medio sin ideologรญa o con una ideologรญa editorial que en la presentaciรณn de los extremos busca un balance. Pone a discutir en el mismo pรกrrafo a editores y periodistas antagรณnicos, logrando una lectura panorรกmica que no se puede encontrar en las piezas por separado. Las noticias que leemos reflejan y determinan una posiciรณn social y polรญtica. The Week trata de eliminar esa postura monolรญtica, y es ahรญ donde tal vez reside uno de sus logros: hacer que el lector conozca, con argumentos, la posiciรณn del otro โ€”no necesariamente compartirla, pues el solo hecho de advertirla ayuda en la formaciรณn de un pensamiento crรญtico.

Jolyon Connell comenzรณ su carrera como reportero en un periรณdico escocรฉs en los setenta. En los ochenta se mudรณ a Londres, y su รบltimo trabajo fue como editor adjunto del diario The Sunday Telegraph, antes de crear The Week, que fundรณ en 1995 junto a Jeremy Oโ€™Grady. Connell recuerda el momento en que la imaginรณ: โ€œPasaba todo el dรญa leyendo los periรณdicos, pero entraba a la conferencia de prensa y alguien me preguntaba: ‘ยฟViste tal artรญculo en el Daily Mail?’, y no lo habรญa visto. Si eso me sucedรญa a mรญ, ยฟentonces cรณmo debรญa ser para otros miles de personas? Los diarios se han hecho muy grandes, con una abundancia asombrosa de opiniones y una cantidad cada vez menor de hechos. Pensรฉ que alguien tenรญa que tomar lo mejor y destilarloโ€. Connell vendiรณ su casa para poder iniciar la revista. Las primeras ediciones circularon entre conocidos, con un modelo de distribuciรณn solo para suscriptores. A los tres meses apareciรณ un publisher, que enviรณ una nota a Connell diciendo que habรญa descubierto la publicaciรณn y querรญa invertir en ella. Tardรณ siete aรฑos en reportar ganancias, pero desde entonces han ido en aumento. En 2005, en el dรฉcimo aniversario de la revista, The Guardian dijo que su รฉxito โ€œes alentador por dos razones: porque es la excepciรณn a la regla de que en el mercado actual de revistas no se puede sobrevivir sin un presupuesto promocional enorme y porque demuestra que las buenas ideas prevalecerรกnโ€.

The Week se divide en cuatro apartados: โ€œNewsโ€, que ocupa la mitad de las pรกginas, โ€œArtsโ€, โ€œLeisureโ€ y โ€œCityโ€, una mezcla de negocios y finanzas. Para presentar las historias mรกs importantes de la semana, se leen hasta cien artรญculos escritos en todo el mundo sobre el mismo tema para encontrar puntos de vista รบnicos, pero al final se citan solo los diez o doce mรกs relevantes. La noticia principal estรก dividida en cuatro subtรญtulos: quรฉ pasรณ, quรฉ dijeron las editoriales, quรฉ dijeron los columnistas y quรฉ sigue, todo en una pรกgina, con perspectivas que recorren el espectro polรญtico completo. Continรบa con secciones sobre: los mejores artรญculos nacionales e internacionales, Europa en un vistazo, ciencia, deporte, etcรฉtera. En la segunda parte de la revista se habla de libros, cine, arte, viajes y obituarios, entre otros temas, para terminar con โ€œThe last wordโ€, un texto sobresaliente โ€”por lo general un reportaje o ensayo extenso adaptado a dos pรกginasโ€” que incluye la fuente para que el lector pueda buscarlo completo si lo desea. Hay cierto humor a lo largo de la publicaciรณn que da ligereza a la lectura: secciones como โ€œGood week for / Bad week forโ€, el chisme de la semana, las mejores propiedades del mercado inmobiliario o una selecciรณn de cartas a los editores de los periรณdicos. El diseรฑo es tan funcional que es casi genรฉrico, con reminiscencias de las revistas de noticias de hace un siglo. Eso contribuye al tono imparcial: una presentaciรณn lo mรกs directa posible. Es verdad que hay una reducciรณn, pero no una simplificaciรณn. Se logra mantener la esencia o el argumento de cada nota; ademรกs, al incluir en el texto todos los medios consultados, es fรกcil dar con los originales si se quiere profundizar. Al decir menos, podrรญa ser que The Week estรฉ diciendo mรกs. En un presente polarizado, la reflexiรณn me parece pertinente: no leemos noticias para reforzar una postura frente a un problema, al contrario, escuchamos todos los puntos de vista para poder formarnos una opiniรณn completa.

Aunque la ediciรณn terminada cita unos doscientos medios de los cinco continentes, el centro estรก claramente anclado en Londres. Se expande vagamente por el Reino Unido y Europa y dedica algunas pรกginas a Estados Unidos: una concepciรณn โ€œoccidentalโ€ de โ€œlo internacionalโ€ que tal vez en los noventa no se leรญa asรญ, pero que hoy se siente un tanto limitada. Las capitales del mundo son tomadas en cuenta, pero sin llegar a tratar a fondo un tema o problema que no tenga relaciรณn aparente con Europa o Norteamรฉrica. Una ampliaciรณn en este sentido podrรญa hacerse sin ninguna dificultad y aportarรญa cierta profundidad a la publicaciรณn que el lector โ€”sobre todo con el perfil de suscriptor que tiene The Weekโ€” apreciarรญa.

Para el estรกndar contemporรกneo, todo lo que aparece en The Week es viejo: son noticias de hace una semana โ€”que probablemente ya todos han visto. En el contexto de la rapidez y lo efรญmero, la revista se convierte en un antรญdoto a la sobresaturaciรณn de los medios contemporรกneos. โ€œEn contraposiciรณn a las noticias instantรกneas que aparecen por todos lados โ€”dice Oโ€™Grady, el editorโ€” proporcionamos una opiniรณn reflexiva y contrastada.โ€ The Week tiene por supuesto aplicaciones mรณviles y un sitio web, pero es en la revista impresa donde se puede experimentar la idea original en su mejor forma: el tamaรฑo, el vistazo de golpe y la sensaciรณn de que algo ha sido destilado y preparado para un lector.

The Week ha tenido 33 aumentos de circulaciรณn consecutivos desde su lanzamiento; ahora imprime 210 mil ejemplares por ediciรณn. Si se suman los suscriptores digitales, son 330 mil las personas que reciben la revista cada semana en el Reino Unido. En 2001 apareciรณ la versiรณn estadounidense, que hoy tiene una circulaciรณn casi tres veces mayor que la versiรณn inglesa: 580 mil copias. Aunque el formato es prรกcticamente idรฉntico al de su contraparte, el publisher la describe como una publicaciรณn โ€œinspirada en el briefing informativo creado diariamente para el Presidente de los Estados Unidosโ€. En la categorรญa de revistas de actualidad, aun con esas cifras, la podrรญamos seguir considerando como una revista โ€œde nichoโ€: Time y Newsweek, por ejemplo, tienen una circulaciรณn en conjunto de cinco millones de ejemplares semanales en Estados Unidos.

En 2010, Connell aplicรณ los principios de The Week al diseรฑo y ediciรณn de guรญas breves sobre textos clรกsicos ingleses, como La tempestad, de Shakespeare, o La tierra baldรญa, de Eliot, con la idea de mostrar a estudiantes preuniversitarios cรณmo cambia la opiniรณn y la interpretaciรณn de una obra a lo largo del tiempo โ€”como lo harรญa el mejor tutor, sin caer en una reducciรณn simplista. El resultado va mรกs allรก de una guรญa de estudio: lecturas que dan contexto y revelan la esencia y la diversidad contenida en un texto o un tema. La colecciรณn se hizo popular: los libros apelan a un pรบblico lector muy amplio, no solo estudiantil; ha crecido a ochenta tรญtulos y se han sumado otro tipo de series: ahora tambiรฉn se pueden encontrar libros como The Connell Guide to Brexit o The Connell Guide to Stalin. Con el lema โ€œTodo lo que necesitas saber en un volumen concisoโ€, cada libro trae un tema especรญfico al presente mรกs actual.

 

 

Este artรญculo es parte de una serie sobre la ediciรณn contemporรกnea en revistas. Publicaciones sobresalientes en su proceso editorial o con caracterรญsticas distintivas e inesperadas.

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(Guanajuato, 1976) es editor en Gris Tormenta, una editorial de ensayo literario y memoria.


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