Durante las pandemias, la gente suele buscar chivos expiatorios. En la actual, se han producido episodios de discriminación en países occidentales hacia ciudadanos chinos e individuos de origen asiático. En países asiáticos, se ha culpado a inmigrantes y minorías religiosas de la expansión del virus. Por ejemplo, en China, se ha señalado a africanos y caucásicos, mientras que en India los musulmanes están en peligro. Del mismo modo, en Oriente Medio se ha acusado a asiáticos y africanos orientales.
Para encontrar ejemplos comparables al brote de la Covid-19 hay que analizar sucesos históricos como la gripe de 1918 (Aassve et al., 2020) o las plagas que azotaron Europa entre los siglos XIV y XVII (Cummins et al., 2020). Y, en efecto, en el pasado las epidemias servían para convertir a minorías en chivos expiatorios (Cohn, 2012).
Pero no todas las comunidades persiguieron a sus minorías en una crisis. ¿Cuál es la explicación? En un artículo académico reciente, respondemos a esta pregunta investigando qué provocó que algunas ciudades persiguieran a sus judíos durante la peste negra del siglo XIV (Jedwab et al., 2019a).
Entre 1347 y 1352 murió un 40% de la población europea como consecuencia de la peste negra. Como muestra el gráfico 1, las tasas de mortalidad entre ciudades fueron muy variables. Algunas, como Zúrich o Nápoles, fueron devastadas y perdieron hasta dos tercios de sus poblaciones. Otras, como Milán y Praga, sufrieron muchas menos muertes.
Este shock masivo y heterogéneo tuvo muchos efectos; uno de los más importantes fue la remodelación permanente del sistema urbano europeo (Jedwab et al., 2019b). Sin embargo, uno de los efectos más conocidos de la peste negra fue que se culpó a los judíos de Europa de la enfermedad y que sufrieron uno de los periodos de persecución más devastadores de la historia. Estimamos que había 363 ciudades con comunidades judías a lo largo de Europa antes de la peste negra. Durante la pandemia de la plaga, la mitad de los individuos de esas comunidades fueron asesinados o expulsados de sus casas.
Gráfica 1. Tasas de mortalidad de la peste negra.
Hay dos fuerzas rivales a considerar cuando intentamos explicar por qué una comunidad decidió reprimir a los judíos y otra no. Por una parte, es posible que la gente decidiera culpar a los judíos de la enfermedad. Por otro lado, es bien conocido que en muchas localidades los judíos desempañaban un papel económico vital en profesiones que requerían una cualificación relativamente alta como los préstamos, el comercio o la medicina.
El valor de estos servicios era complementario al de la comunidad no judía y aumentaba en periodos de crisis económica, además observamos que se protegía más a los judíos cuanto más aumentaba la tasa de mortalidad. Este efecto protector era muy probable si tenemos en cuenta que muchas ciudades durante ese periodo dependían de los judíos para los ingresos fiscales (Johnson y Kotama, 2019). Cuando aumentó la mortalidad, los ingresos fiscales se redujeron, y eso hizo que aumentara el valor de los judíos y de los servicios que proporcionaban.
Una de las peculiaridades de la peste negra fue que las tasas de mortalidad en ciudades tenían un componente aleatorio considerable. Al contrario que otras enfermedades, cuya expansión y virulencia correlaciona directamente con la densidad de población y el comercio, la peste del siglo XIV raramente se transmitía de persona a persona o a través del contacto o tosiendo, sino a través de mordiscos de pulga. Por eso podemos usar la plaga como una especie de sondeo para investigar cuál de los dos factores –chivos expiatorios o complementariedades económicas– desempeñó un importante papel a la hora de determinar la probabilidad de persecución de comunidades judías.
Gráfica 2. (A) Persecuciones a judíos a lo largo del tiempo.
(B) Tasas de mortalidad y probabilidad de persecución.
El gráfico 2 muestra lo que encontramos. La mortalidad en la peste negra está en el eje horizontal y la probabilidad de que una comunidad judía fuera perseguida está en el eje vertical. Lo primero que se observa es que existe evidencia definitiva que prueba la tesis del chivo expiatorio. Incluso con una tasa de mortalidad cercana a cero había un 40% de posibilidades de que una comunidad fuera perseguida.
A medida que la tasa de mortalidad aumenta hasta un 20% la probabilidad también aumenta, hasta un 80%. Sin embargo, cuando la tasa de mortalidad supera el 20% la probabilidad de una persecución comienza a decrecer. Esto es una prueba del efecto de “complementariedad”. De hecho, cuando la tasa de mortalidad supera el 20% hay una relación completamente directa entre mortalidad y persecución: un aumento de un 1% en la mortalidad provoca un aumento de un 1% en la posibilidad de persecución.
Los resultados de la gráfica 2 son enigmáticos, pero el intervalo de confianza del 10% sugiere que había una considerable heterogeneidad en la respuesta al shock que dieron las ciudades. ¿Cuáles fueron las fuerzas a nivel de ciudad que ayudaban a determinar si dominaba el efecto del chivo expiatorio o el de la complementariedad? Los historiadores han señalado que la importancia económica de determinadas comunidades judías les permitió sobrevivir a las tormentas de persecución.
Por ejemplo, en Ratisbona, donde los judíos prestaban grandes cantidades de dinero a los mercaderes de la ciudad, la comunidad sobrevivió a las persecuciones de la peste negra. Ratisbona fue también capaz de alcanzar nuevas cotas de prosperidad ofreciendo asilo a refugiados judíos ricos tras la plaga (Wasserman 2007). Motivaciones similares explican por qué líderes en Estrasburgo, Basilea y Friburgo llegaron a la conclusión de que los judíos debían ser protegidos de los intentos de persecución de la población.
Gráfica 3. (A) Centros prestamistas
(B) Focos de desinformación
Intentamos medir si el efecto económico de complementariedad realmente desmpeñó un papel para proteger a los judíos, recopilando datos sobre menciones a judíos y préstamos de dinero. Estos datos están representados en el gráfico 3(a). Como el efecto protector debería ser más fuerte donde no hay fuentes no judías de préstamo de dinero que sustituyan a los judíos, también recopilamos datos de centros financieros europeos no judíos, representados con los triángulos en el gráfico 3(a).
Como era de esperar, el efecto protector de la complementariedad económica para los judíos quer vivían en ciudades donde hay prestamistas aumenta en un 50% en relación con los lugares sin actividades bancarias registradas. De manera similar, si una ciudad tenía un alto potencial para el comercio, que se mide, por ejemplo, con su acceso a un gran mercado o por su ubicación junto a una gran carretera o río, el efecto protector aumentaba. Por el contrario, cuando había prestamistas que sustituían a los judíos, el efecto protector desaparecía completamente, dejando solo el efecto del chivo expiatorio, que aumenta la posibilidad de persecuciones.
¿Qué factores contribuían al chivo expiatorio? Según la teoría del chivo expiatorio, cuando los miembros de una mayoría experimentan un shock, suelen echar la culpa a un objetivo específico para así dotar de sentido a un suceso dramático y aumentar su sensación de poder. Una de las razones por las cuales los judíos se convirtieron en chivos expiatorios durante la peste negra es que los cristianos pensaban que los judíos habían envenenado los pozos y que eso explicaba la muerte y miseria.
Los historiadores han descubierto que la fuente de este rumor falso y particularmente dañino está en el Castillo de Chillón, a orillas del lago Lemán, en Suiza. El río Rin surge también de ahí, y era una vía fluvial especialmente crucial, que transportaba no solo bienes y gente sino también información. Las ciudades que estaban cerca del Castillo de Chillón o del Rin –es decir, las que estaban más cerca de la red de noticias falsas– eran más propensas a perseguir a las comunidades judías (gráfico 3b). De hecho, en esas ciudades el efecto protector estaba completamente ausente.
Otra posible causa del chivo expiatorio está en el antisemitismo latente que se manifiesta de manera violenta cuando llega la plaga (Voth and Voigtländer 2012). Hemos recogido datos de ciudades con un historial de persecución a los judíos. Por ejemplo, en el gráfico 3(b) se muestran ciudades donde los judíos fueron acusados de profanar símbolos cristianos, o de asesinatos rituales de no judíos durante los siglos XIII y XIV. El gráfico 3(b) también muestra los lugares donde se produjeron pogromos perpetrados por los caballeros de camino a la primera cruzada en 1096. En las ciudades que estaban cerca de estos lugares, la probabilidad de persecución era sustancialmente superior y el efecto protector estaba completamente ausente.
La probabilidad de que se produjera el efecto del chivo expiatorio también se veía afectada por el momento en que la peste negra afectaba a una ciudad. Si llegaba durante una fiesta religiosa, que fomentaba actitudes antisemitas, era más probable que hubiera persecuciones. Si la gente empezaba a enfermar en Pascua –cuando los cristianos medievales recordaban constantemente que los judíos desempeñaron un papel en la crucifixión de Cristo– entonces las comunidades judías corrían mayor peligro.
Esto es lo que les ocurrió a las comunidades judías de Múnich, Valencia y Grenoble, por ejemplo. Por el contrario, si la peste negra llegaba a una ciudad durante Cuaresma –cuando se suponía que los cristianos debían abstenerse de comer y beber mucho y también debían dedicarse a la reflexión–, era menos probable que los judíos sufrieran ataques.
También analizamos si las ciudades que masacraron sus comunidades judías sufrieron una penalización en términos de crecimiento. Esa penalización la encontramos en fuentes contemporáneas, que muestran cómo algunas ciudades permitieron a las comunidades judías reasentarse tras la peste negra, específicamente para reabastecer las arcas públicas y reconstruir la economía. Como consecuencia, descubrimos que las ciudades que mataron a sus comunidades judías durante la peste negra cargaron con el coste durante siglos, ya que crecieron, de media, un 20% más despacio que las ciudades que protegieron a sus valiosos vecinos judíos.
La experiencia de los judíos durante la peste negra sirve para señalar los peligros de las noticias falsas y el racismo latente en la sociedad. En tiempos de crisis, las fake news y los sentimientos racistas se transforman fácilmente en violencia. La historia de la peste negra también demuestra que una manera de prevenir esa violencia es fomentar los vínculos comerciales entre todos los grupos de la sociedad. Las aptitudes para el comercio de las comunidades judías fueron importantes para la recuperación posterior a la peste negra. Eso sugiere que los intentos de algunos países por cerrar sus economías a bienes y trabajadores extranjeros, como consecuencia de la Covid-19, posiblemente dañen su recuperación en el futuro.
Referencias
Aassve, A, G Alfani, F Gandolfi y M L Moglie (2020), “Pandemics and social capital: From the Spanish flu of 1918-19 to COVID-19”, VoxEU.org, 22 de marzo.
Cohn, S K (2012), “Pandemics: waves of disease, waves of hate from the plague of Athens to Aids”, Historical Research 85(230): 535–555.
Neil C, M Kelly y C Ó Gráda (2020), “Coronavirus from the perspective of 17th century plague”, VoxEU.org, 21 de abril.
Jedwab, R, N D Johnson and M Koyama (2019a), “Negative shocks and mass persecutions: evidence from the Black Death”, Journal of Economic Growth 24(4): 345–395.
Jedwab, R, N Johnson and M Koyama (2019), “Pandemics, Places, and Populations: Evidence from the Black Death”, CEPR Discussion Paper 13523.
Johnson, N D and M Koyama (2019), Persecution & toleration: The long road to religious freedom, Cambridge University Press.
Voigtländer, N y H-J Voth (2012), “Persecution Perpetuated: The Medieval Origins of Anti-Semitic Violence in Nazi Germany”, The Quarterly Journal of Economics 127(3): 1339–1392.
Wasserman, H (2007), “Regensburg”, in M Berenbaum and F Skolnik (eds), Encyclopedia Judaica, Vol. 17, Macmillan Reference, New York, pp. 188–189.
Traducción del inglés de Ricardo Dudda.
Publicado originalmente en VoxEU.org
Mark Koyama es profesor asociado de economía en la Universidad George Mason.