Guillermo Fadanelli
Insolencia. Literatura y mundo
Oaxaca, Almadรญa,
2012, 218 pp.
Mis mujeres muertas
Mรฉxico, Grijalbo,
2012, 210 pp.
1. Si los libros tienen una fuerza de gravedad, la รฉtica atrae el peso de las palabras en Insolencia. Literatura y mundo, el mรกs reciente ensayo de Guillermo Fadanelli (ciudad de Mรฉxico, 1960). En tiempos, como los nuestros, en los que las personas buscan sacar provecho de su posiciรณn a fin de obtener los mayores beneficios, Fadanelli se pregunta por quรฉ la รฉtica no ha tenido un avance paralelo a la tecnologรญa. Mientras que los celulares son cada vez mรกs novedosos y populares, la รฉtica, igual que una piedra, parece observar el paso del tiempo: “Que las tarjetas de crรฉdito estรฉn mรกs a la mano que la prudencia cรญvica dibuja bien el contorno de nuestra รฉpoca”, dice el autor. Se trata pues de un momento histรณrico en el que el desdรฉn hacia el otro ha traรญdo consigo corrupciรณn, enriquecimiento de unos cuantos y un pantanoso analfabetismo: “Para demostrar lo anterior no hay que crear una teorรญa, solo basta asomarse por la ventana.” Surgen preguntas al margen: ¿Quรฉ nos llevรณ allรญ? ¿Cรณmo salir? (Fadanelli, como Roger Bartra, supone que si algo nos sacarรก de ese fango, no son los proyectos econรณmicos sino las transformaciones culturales.) Arde el presente mientras no se procure el bienestar de los demรกs y se siga privilegiando un beneficio propio que hunda al otro. Lo cual nos da pie para tocar, de una vez, el fondo de este ensayo: hay un otro. Otra persona. Alguien allรญ, acรก, al lado. Siempre. “La certeza de que incluso a la hora de nuestro nacimiento el cuerpo de la madre es algo mรกs que una casa, una compaรฑรญa, nos dice que nunca hemos estado totalmente solos.” La simple aceptaciรณn de la existencia del otro, su reconocimiento, cambia el rumbo de cualquier historia.
Lo anterior no quiere decir que Insolencia verse รบnicamente sobre el estado actual de la รฉtica. A lo largo del libro se tratan, dirรญa yo, esencialmente cinco temas: las relaciones entre verdad y mentira, literatura y vida, palabra y lenguaje, escritor y lector, individuo y sociedad. Los gรฉneros, las distintas formas de la escritura, sostienen la frondosa copa del texto: ensayo, narrativa, filosofรญa, aforismos, digresiones y referencias biogrรกficas. Sus constantes devaneos hacen tambiรฉn de Insolencia un paseo que se suma a la familia de libros en los que, quizรกs, el paseo sea en sรญ mismo un gรฉnero literario.
2. Veo en Fadanelli a un lector curioso y a un autor dispuesto a explorar. Como novelista ha mostrado sus notas graves y agudas en tramas tan distintas y distantes entre sรญ como El dรญa que la vea la voy a matar (1992) y Lodo (2002) y en otros gรฉneros, ha experimentado los mรกs diversos registros, tanto en los aforismos de Dios siempre se equivoca (2004), en el ensayo Elogio de la vagancia (2008), como en las distintas columnas periodรญsticas que escribe desde hace dรฉcadas. ¿Cรณmo puede una obra tener extremos tan opuestos, tantas paradas intermedias? Quizรกs para llegar a los extremos hay que llegar al fondo. A la profundidad. Y desde allรญ golpear en la oscuridad, romper algo, equivocarse, volver a intentarlo sin encontrar una respuesta definitiva. La obra de Fadanelli no busca una cumbre, no persigue un fin preciso: estรก del lado del trayecto, del paseo y la vagancia.
3. Domingo J. Mancini es el protagonista de Mis mujeres muertas (Premio Grijalbo de Novela 2012). Y tambiรฉn รฉl es como un dรญa de domingo: se dedica a no hacer nada, salvo emborracharse, e imaginar diรกlogos con su esposa muerta o con algunos personajes de la literatura rusa. Se trata de un borracho, un lector, con la apariencia de “un oso domesticado y flaco, pero un oso mรกs o menos atento, uno que bailarรญa si alguien tocara el pandero; tropezarรญa, pero no detendrรญa su danza”. Desde el punto de vista de la suegra: “un gorila que conversa en latรญn”. Un bueno para nada, como lo consideran sus dos hermanos mayores, quienes le asignan la tarea de colocar una lรกpida en la tumba de su madre (Domingo perdiรณ a Sara Mancini, su madre, y a Sara K., su mujer, con algunos dรญas de diferencia). La anรฉcdota y la estructura de la novela se centran en el trayecto que emprende el personaje para transportar la lรกpida de su madre en la cajuela de su Shadow 94. En el camino suceden conversaciones –reales e imaginarias– con un tendero, con sus hermanos, con su mujer muerta, con personajes ficticios, con su bella y adolescente vecina Isolda. Del encargo al cumplimiento de la tarea lo que acontece es una odisea verbal. Y tambiรฉn algunos accidentes y desviaciones, como el robo de una vacuna, la cajuela abierta y los vecinos especulando sobre el porquรฉ de la lรกpida. Un narrador en tercera persona sigue a Domingo durante toda la novela, quizรกs por la misma razรณn por la que nos interesa leer un ensayo como Insolencia. En Fadanelli, la novela y el ensayo estรกn de parte del trayecto, el paseo y la vagancia. Las puertas de ambos gรฉneros llegan a una misma sala.
4. En Insolencia, pregunta Fadanelli: “¿A quiรฉn le interesa llegar a una conclusiรณn que es la esperada?” En Mis mujeres muertas, una frase acompaรฑa la travesรญa de Domingo: “Sara Mancini (1934-2007). El fin no es mรกs que el principio”, inscripciรณn esta en la lรกpida de su madre. Se trata de dos caras de una misma moneda, la postura literaria del autor: a favor de las preguntas mรกs que de las respuestas. Privilegiar el camino, no el fin.
5. En un mundo que se hinca de rodillas ante un adolescente en un escenario; en tiempos en los que el “verbo divino” es comunicar; en una sociedad preocupada รบnicamente en aumentar sus comodidades, el subversivo, el que va en sentido contrario, es el lector. Un lector para el que un personaje de Kafka o una frase de Pessoa tiene la misma presencia, la misma importancia que un hermano, un amigo o una mujer muerta. Para quien la palabra y la vida son la misma sustancia. Alguien que se pregunta por el otro. Y con un gran sentido del humor. ¿No es esta clase de insolencia y de buenos para nada, esa subversiรณn invertida la que nos hace falta? ~