Jorge G. Castaรฑeda
Maรฑana o pasado. El misterio de los mexicanos
Mรฉxico, Aguilar, 2011, 432 pp.
Maรฑana o pasado. El misterio de los mexicanos, de Jorge Castaรฑeda, se inscribe en dos corrientes de anรกlisis. La primera es la larga tradiciรณn de escritores que han buscado encontrar los resortes primarios que mueven a una sociedad para entender el carรกcter de una naciรณn. Una reflexiรณn tan vieja como la cultura moderna, afirmรณ Octavio Paz en una entrevista con Claude Fell para celebrar los 25 aรฑos de la publicaciรณn de El laberinto de la soledad, el clรกsico sobre el tema. En Mรฉxico, este gรฉnero de crรญtica social, polรญtica y psicolรณgica –como definiรณ Paz la cara idiosincrรกtica del Laberinto– tiene una tradiciรณn prolongada y rica, tan amplia como los debates que ha generado.
Cualquier intento por desglosar el carรกcter nacional de los mexicanos es una invitaciรณn a perderse en la historia y a enfrentar preguntas de difรญcil respuesta. Los historiadores no se han puesto de acuerdo ni siquiera en el momento del nacimiento de una conciencia nacional en Mรฉxico. En 1821, Mรฉxico no era una naciรณn. Atravesรณ gran parte del siglo XIXsin serlo. Empezรณ a fraguarse durante la Reforma, aunque muchรญsimos mexicanos no se identificaban con el cuerpo legal plasmado en la Constituciรณn de 1857, y se consolidรณ, tal vez, durante el Porfiriato, cuando el poder central empezรณ a tener eco en todos los confines del paรญs.
Para principios del siglo XX, Mรฉxico tenรญa ya importantes lazos de uniรณn: la lengua y la religiรณn heredadas de la Colonia que habรญan perfilado –para bien y para mal– los usos y costumbres de los mexicanos y un Estado centralizado y poderoso que habรญa unificado al paรญs. Sin embargo, parece indudable que fue el sistema polรญtico emanado de la revoluciรณn de 1910 el que cimentรณ a lo largo del siglo XXun carรกcter nacional, que relegรณ tan solo a pequeรฑas comunidades indรญgenas que siguieron viviendo al margen de la normatividad revolucionaria. El nuevo sistema sobrepuso, al legado de los siglos anteriores, un sistema educativo que ha inculcado la misma versiรณn de la historia y los mismos mitos, en generaciones de mexicanos. Todos hemos sido receptores de la ideologรญa y las polรญticas que guiaron por dรฉcadas lo que ahora llamamos priismo. Muchos rasgos del carรกcter nacional que seรฑala Castaรฑeda –la corrupciรณn, la incapacidad para participar en actividades comunitarias, el desprecio a la ley, la aversiรณn al conflicto y al mercado– son en gran parte herencia del siglo XX. Hay que sumarle a la mezcla en el XXIel impacto de los medios de comunicaciรณn masiva y el internet. Misteriosos o no, los mexicanos tenemos, como bien seรฑala Jorge Castaรฑeda, un carรกcter nacional propio e inconfundible.
Siguiendo las huellas del Laberinto, Maรฑana o pasado es tambiรฉn una interpretaciรณn histรณrica. Lo que a Castaรฑeda le interesa es destacar aquellos rasgos del carรกcter nacional que han obstaculizado el trรกnsito de Mรฉxico a la modernidad polรญtica y econรณmica. Demuestra, citando los resultados de innumerables encuestas y estadรญsticas, que los mexicanos tenemos, en efecto, una desconfianza visceral del “otro”, alimentamos un antinorteamericanismo anacrรณnico y disfuncional, un individualismo que ignora la participaciรณn social y un gusto por las negociaciones tras bambalinas y la bรบsqueda del consenso. El problema es que estas querencias chocan con la necesidad de abrir la economรญa al mundo globalizado y, peor aรบn, con la consolidaciรณn de una democracia plena y eficaz.
En el apartado “El peor de los mundos posibles: un sistema tripartidista”, Castaรฑeda nos regala un anรกlisis inmejorable sobre cรณmo la aversiรณn nacional a la competencia y al conflicto nos ha dejado sentados en un inestable banco partidista de tres patas y en la parรกlisis polรญtica. Ninguno de los tres partidos dominantes innova y presenta al electorado un programa reformador como el que el paรญs necesita, porque cualquiera puede ganar. Por lo demรกs, la renovaciรณn polรญtica no puede venir de fuera del sistema porque no acaba de cuajar una sociedad civil pujante y los mismos partidos se han encargado de acallar las voces de los ciudadanos que han intentado participar mรกs activamente en polรญtica.
El carรกcter nacional ha maniatado, asimismo, a la economรญa mexicana. La liberalizaciรณn comercial de Mรฉxico empezรณ, como seรฑala Jorge Castaรฑeda, con el TLC, suscrito en 1993 con los Estados Unidos y Canadรก. El TLCtransformรณ a Mรฉxico en una de las economรญas mรกs abiertas del mundo: la balanza comercial como porcentaje del PIBalcanzรณ 55%, escribe Castaรฑeda. “El doble que en Estados Unidos, mรกs que en Japรณn y un nivel semejante al de paรญses como Espaรฑa, Gran Bretaรฑa, Francia e Italia” (pp. 257-258). Y sin embargo, un amplio sector de la opiniรณn pรบblica y buena parte de la clase polรญtica, condena al tlc, mantiene su fe en el proteccionismo y los subsidios y califica de “privatizaciรณn” cualquier proyecto que involucre a extranjeros en la industria energรฉtica del paรญs. No van con el carรกcter nacional.
Sorprende que Castaรฑeda no haya incluido entre las ataduras econรณmicas un rasgo de ese carรกcter que es tan importante como los que sรญ menciona: la aversiรณn al mercado, a la iniciativa privada y a la inversiรณn extranjera, que proviene del modo de gobernar cardenista y que se fortaleciรณ con el impacto del socialismo despuรฉs de la Revoluciรณn cubana. Este esquema ideolรณgico que domina al mundo acadรฉmico, a una buena porciรณn de la clase polรญtica –en especial a la vieja izquierda que representa Lรณpez Obrador– y aun a las crecientes clases medias que tanto se han beneficiado con la apertura econรณmica, es el principal obstรกculo a la incorporaciรณn de Mรฉxico a la economรญa globalizada.
Jorge Castaรฑeda dice que el paรญs necesita un de Gaulle para resquebrajar la xenofobia y el aislacionismo mexicanos. A pesar de que, paradรณjicamente, compartimos con los franceses la aversiรณn al mercado y a la competencia econรณmica, lo que Mรฉxico requiere no es un de Gaulle, sino un Deng Xiaoping. Un lรญder visionario, como el sucesor de Mao en China, que mande al basurero de la historia cualquier mito o ideologรญa, milenarios o recientes, con un solo objetivo: la prosperidad del paรญs. Maniatar el potencial econรณmico de una naciรณn en aras de intangibles heredados es imperdonable. Eso es lo que ha hecho la clase polรญtica en Mรฉxico. La ciudadanรญa ha colaborado cultivando rasgos de carรกcter y actitudes irracionales y anacrรณnicos.
¿Tenemos remedio? Castaรฑeda piensa que sรญ. Al final del libro contrasta la faceta oscura del carรกcter nacional con la transformaciรณn que los mexicanos viven al verse inmersos en un marco de legalidad, justicia eficaz, policรญas honestas y trabajos mejor pagados que los que tenรญan en Mรฉxico. Los doce millones de mexicanos que viven en los Estados Unidos –a los que Castaรฑeda define con razรณn como la Diรกspora– siguen teniendo como centro de sus vidas a la familia, comen tacos y escuchan mรบsica norteรฑa. Pero son, en efecto, muy distintos a los mexicanos y a las mexicanas que se quedaron en el paรญs. Trabajan de sol a sol, tienen una alta tasa de ahorro y de capacidad de organizaciรณn comunitaria y, sobre todo, respetan la ley. Son a tal grado respetuosos del sistema legal que, como prueba Castaรฑeda, la inmigraciรณn ha sido un factor fundamental en el sorprendente descenso de la criminalidad en las ciudades estadounidenses que albergan comunidades de mexicanos. Ello, a pesar de que la mayorรญa de los migrantes mexicanos son hombres jรณvenes con un bajรญsimo nivel educativo: el sector de la poblaciรณn –blanca o de color– que puebla las cรกrceles norteamericanas. Parte de la explicaciรณn de este sorprendente fenรณmeno es la magnitud de la sanciรณn que se aplica a los migrantes que delinquen, especialmente si son indocumentados: la deportaciรณn automรกtica. El resto de la explicaciรณn reside en el hecho de que la Diรกspora vive en una sociedad que respeta la ley, con bajos niveles de corrupciรณn y una democracia que protege los derechos y libertades de sus ciudadanos.
La conclusiรณn de Castaรฑeda es esperanzadora, pero nos lleva de regreso al inicio del cรญrculo vicioso. La transformaciรณn cรญvica de los mexicanos que viven en los Estados Unidos es resultado de su inmersiรณn en un sistema democrรกtico que respeta la legalidad. La conversiรณn de sus compatriotas no podrรก darse si Mรฉxico no se transforma en una economรญa globalizada y una democracia plena con un sistema de justicia eficaz, una burocracia honesta y polรญticos responsables ante la ciudadanรญa, que no antepongan sus intereses partidistas al bien comรบn. ~
Estudiรณ Historia del Arte en la UIA y Relaciones Internacionales y Ciencia Polรญtica en El Colegio de Mรฉxico y la Universidad de Oxford, Inglaterra.