Josรฉ de la Colina
De libertades fantasmas o de la literatura como juego
Mรฉxico, fce, 2013, 304 pp.
Hay que empezar por la parte del placer: uno lo encuentra, y mucho, y de muchas maneras, leyendo los textos de Josรฉ de la Colina contenidos en De libertades fantasmas o de la literatura como juego. Es natural. El libro reรบne material escrito a lo largo de varios aรฑos –algo del mismo ya habรญa aparecido incluso en libros anteriores– pero lo que da unidad a este conjunto en particular es precisamente la bรบsqueda lรบdica del gozo.
De la Colina lo encuentra, sobre todo, en la lectura: en las muchas lecturas que ha hecho a lo largo de su vida, entre las que incluye sin distingos a autores considerados clรกsicos, como Cervantes, Shakespeare o Dante, pero tambiรฉn a los llamados “populares”, como H. P. Lovecraft o Carlo Collodi, y a los secretos, o de culto, como Pedro F. Miret. Ademรกs del hecho de mencionarlos a todos ellos, es de agradecerse que juegue con estos autores con la misma seriedad, sin establecer distingos entre “alta” y “baja” literatura y ofreciendo pareceres e historias jugosas sobre cada uno: dedica el mismo cuidado e interรฉs a Italo Calvino que a Snoopy, ve como fuente de humor o descubrimientos lo mismo a Sheherezada, a Cri-Cri y a Ramรณn Gรณmez de la Serna, y mรกs de un lector se sorprenderรก, por ejemplo, con la historia de Juan Ramรณn Jimรฉnez y Georgina Hรผbner, y con otras rarezas histรณricas y literarias que De la Colina recupera, pule y pone a la vista. Pareciera que el autor parte de la tesis de que ningรบn tema es intrascendente, ni siquiera aburrido, si se sabe por dรณnde abordarlo, y en cada texto pone en juego todo su empeรฑo y sus recursos: su sentido del humor, sus lecturas previas, su ingenio. En esto se puede encontrar la mejor parte de su aprendizaje como practicante de una escritura que tiene como fin primordial el conversar no con los colegas, ni con la academia, sino con lectores que pueden tener mucho mรกs que hacer, muchos otros pendientes que atender, muchas distracciones a su alrededor, y que deben ser atraรญdos y convencidos en el momento, sin que quepa esperar ayuda alguna del prestigio ganado durante aรฑos, ni siquiera del buen recuerdo del artรญculo de la semana anterior. Cada vistazo puede ser la primera vez, el primer encuentro del lector y del escritor. Consciente de esto, y despuรฉs de (en efecto) muchos aรฑos de prรกctica, de refinamiento de un oficio que evidentemente respeta y atesora, De la Colina logra atraer siempre, sin caer en el academicismo, la soberbia o la petulancia, como si estuviera en una charla de cafรฉ con los amigos. Porque asรญ hace sentir al lector: como un amigo, un cรณmplice listo para jugar los juegos que รฉl proponga o para sorprenderse con un dato que desconocรญa, una anรฉcdota divertida o una recomendaciรณn puntual.
Aunque la mayorรญa de los textos que aparecen en este libro fue publicada inicialmente como parte del copioso trabajo periodรญstico de Josรฉ de la Colina, en De libertades fantasmas hay tambiรฉn ensayos, juegos literarios, breves crรณnicas y memorias, e incluso una autoentrevista, un “gรฉnero” que ahora se ha vuelto trivial pero que en otro tiempo era muy raro y muy desafiante para quien se animaba a intentarlo. Huelga decir que De la Colina lo cultiva de manera muy sabrosa:
–¿Por quรฉ escribe usted?
–Primero, porque me gusta escribir. Segundo, porque escribiendo me gano la vida. Y escribir me gusta aunque deba hacerlo de encargo […] Pero conste: esos encargos nunca deben ir contra de mi modo de sentir y de pensar. Si asรญ fuese, no los aceptarรญa. No soy “negro” de nadie, salvo de mรญ mismo.
Otro momento muy brillante: “Gregorio Samsa en 12 versiones”, una serie de variaciones sobre el comienzo de La metamorfosis de Franz Kafka, en diferentes estilos (hay desde un pastiche de Lautrรฉamont hasta un falso reporte policiaco, divertidรญsimo). Algunas de estas versiones ya habรญan aparecido en Portarrelatos (Ficticia, 2007); sin embargo, el conjunto de aquel libro no es igual al de este y, de hecho, es posterior. Los estudiosos futuros de la obra de Josรฉ de la Colina se entretendrรกn con este ir y venir de publicaciones, revisiones y reescrituras, que contradice la sensaciรณn habitual de fijeza que dan los textos ya impresos. Al contrario, notar cรณmo el autor agrega y descarta, avanza y da marcha atrรกs en sus revisiones, les permitirรก entender mejor el proceso creativo del Josรฉ de la Colina narrador. Ocurrirรก algo similar con este otro pasaje, en el que se puede ver el embriรณn de una minificciรณn famosa del escritor:
Conocรญ a una culta seรฑora, no sรฉ si demasiado imaginativa o de lectura increรญblemente lenta, que al preguntarle yo si conocรญa “El dinosaurio” de Monterroso me dijo que ya habรญa comenzado a leerlo y lo encontraba delicioso. He sabido tambiรฉn de algunos intentos de tomar el cuento por un รญncipit verdadero y continuarlo en mรกs lรญneas y aun en pรกginas […]
La colecciรณn tiene, es inevitable, algunos textos que desmerecen el conjunto, como el breve “Lo que Hipnos me dictรณ” (un primer apunte apresurado sobre un tema, el de los sueรฑos, mejor desarrollado en “El metรณdico soรฑador Hervey de Saint-Denis”) y el mรกs extenso “El Persiles: el juego de Cervantes al final del camino”. Sin embargo, el problema con estos dos artรญculos no estรก en la escritura, sino en el descuido editorial: en el primero hay omisiones de palabras y en el segundo pรกrrafos redundantes, que parecen parรกfrasis unos de otros. Hacen falta, tambiรฉn, notas aclaratorias que sitรบen cada artรญculo en su contexto original (se habla, por ejemplo, de autores que estaban vivos cuando De la Colina escribiรณ sobre ellos pero que ya habรญan muerto al aparecer De libertades fantasmas). Quiรฉn sabe cรณmo podrรญan haber quedado con un trabajo de ediciรณn mรกs acucioso.
En todo caso, lo mรกs importante estรก intacto. Y la prioridad de lo mejor de las visiones e historias de este libro es una que puede agradar mucho y que nos hace falta: su deseo de poner en prรกctica, en el terreno de la lectura, “las libertades fantasmas”, como las llama el escritor: las que se pueden ejercer mediante la imaginaciรณn incluso en circunstancias opresivas, de las que en “la realidad” no hay escape posible. ~
Escritora, guionista, profesora y promotora cultural. Ganadora en dos ocasiones del Premio Nacional de Periodismo como parte del programa Diรกlogos en Confianza