Frankie Barnet: la escritora millennial que estábamos esperando 

'Chica de interior' es el primer libro de cuentos de la escritora canadiense que se publica en España ahora. Son raros y bonitos y tristes, tienen humor y corren riesgos y no repiten una fórmula
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Chicas (de interior, de internet). Chica de interior es el primer libro de cuentos de la escritora canadiense Frankie Barnet. La publicación original es de 2016; en España acaba de ser publicado en Paloma ediciones, con traducción de Alba G. Mora y Jorge de Cascante; al final del libro se precisa qué cuentos ha traducido cada uno y se resuelve así el misterio de la traducción a cuatro manos. Al final del libro también se incluye una entrevista a Barnet en la que le preguntan sobre las películas que le gustan, sobre su escritura o sobre talleres literarios. La entrevista tiene algo muy informal –lo digo para bien–, casi como un “conoce al autor”. El libro se llama Chica de interior y reúne cuentos en los que predominan chicas en interiores pero no solo. La atmósfera sí es muy de habitación esperando que pase algo. El último cuento, que es buenísimo, se llama Chicas de internet. Es de mis favoritos porque es de los más redondos en la construcción, es complejo, hay perversidad, zona de grises, diferentes perspectivas, y todo está tratado con humor. 

La capibara del zoo no quiere aparearse. “Sol de cereza” es otro de los mejores cuentos del volumen: la prota humana trabaja en el zoo, la prota animal es una capibara a la que le obligan a aparearse porque lo que la gente quiere ver son crías. El relato es brutal, pero está contado todo con ligereza, lo que solo aumenta la tristeza de todo el asunto. Las dos protas, humana y animal, tienen problemas sentimentales: “Se llamaba Nala y era una capibara. ‘Sé que no quieres hacerlo’, le decía, porque a estas alturas estaba de su lado. No le estaba soltando ninguno de esos rollos con los que los otros cuidadores alimentaban a sus animales. […] ‘Aunque’, le dije, ‘quizá ya no tenga la importancia que le estás dando. Por el simple hecho de acostarte con un tío no significa que eso vaya a definirte. Estamos en el siglo veintiuno. Puedes tener sexo con quien te dé la gana, lo mismo da’. Todas hemos pasado por eso, por lo menos yo. Más veces de las que me gustaría reconocer. Oh, me tiré a todos esos tíos: el tío del chimpancé, el tío del oso perezoso, el tío que trabaja en la cafetería. Hoy en día nadie esperaba que estuvieras enamorada.”

Obsesiones, ídolas y secretos revelados. Relax, la protagonista de “Relax y su Android mágico”, quiere ser como Kim Kardashian: le copia el pelo, las uñas, los vestidos, etc. Se prepara para la visita que va a hacer la superestrella al centro comercial donde Relax espera poder tocarla: está convencida de que su piel ha de ser la más suave. La hija del pintor de “Normalmente es con las guapas con las que tienes que tener cuidado” quiere ser Beyoncé, no como ella, sino ella. Luego el cuento se centra en el pintor, al que le encargan un mural en el pueblo y él cree que es el proyecto de su vida y pone mucho empeño y pinta al entrenador como un santo, pero luego empiezan a contar cosas sobre él y su consideración va cambiando y el pintor ha de retocar el mural. Y la hija le dice: “No sé de lo que hablas, papá. Tengo que irme”. La protagonista de uno de los cuentos está tan obsesionada con un chico que decide fingir su propia muerte para llamar su atención. 

Hastío y plagas de tortugas. La sensación que van dejando los cuentos de Barnet es la de un hastío que asocio con algo muy generacional, y muy del momento vital, el fin de la adolescencia, el principio de la juventud, ese momento en que sientes que tu vida aún no ha empezado y esperas que ese comienzo sea como una bocina que suena y te despierta de un salto. Aquí muchos de los personajes están medio adormilados, las condiciones materiales no ayudan. Es como si supieran que no hay futuro. En lo emocional, la cosa no es mucho mejor, ni en el amor, ni en la amistad ni en el sexo. En uno de los cuentos, la protagonista se ve obligada a acoger a una prima porque tiene una plaga de mariposas; la que acoge tiene otra plaga, ella de tortugas. La protagonista, que en su trabajo ha de fingir que vive en Nueva York, usa a la familia de tortugas para hablar de la suya. Barnet usa ese recurso con frecuencia: te enseña un trapo y mientras hace el truquillo de magia y a ti, lector, solo te queda aplaudir. Ese enfoque ladeado de algunos temas quizá sea la única manera de hablar de asuntos llenos de grises sin ser dogmático o sectario. Los cuentos de Chica de interior son raros y bonitos y tristes, pero también tienen humor y corren riesgos y no repiten una fórmula. 

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