Matrimonio y sociedad en el JapĆ³n de entreguerras

La adaptaciĆ³n al cine, Sasameyuki (1950).
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Junichiro Tanizaki escribiĆ³ su trilogĆ­a Las hermanas Makioka durante la Segunda Guerra Mundial. La leĆ­ dos veces. La primera, probablemente hace mĆ”s de diez aƱos; la segunda durante la pandemia. Es uno de los clĆ”sicos mundiales. Es la historia de un comercial rico de una familia de Osaka-Kobe que estĆ” dejando de ser tan rico. Toda la historia gira en torno a los matrimonios de dos de sus hermanas mĆ”s jĆ³venes (son cuatro). No es un libro en el que ocurran muchas cosas. Incluso si las hermanas se casan o no tiene poca importancia. No es Jane Austen.

EstĆ” escrito magistralmente. En la mitad del libro, los personajes estĆ”n tan bien trazados que el lector tiene la sensaciĆ³n de que los conoce de toda la vida. Su estilo de escribir sin prisas, lleno de discusiones internas sobre lo que motiva hasta la mĆ”s banal de las acciones de las heroĆ­nas, nunca aburre. Uno aprende de psicologĆ­a mientras aprende sobre el entorno social del JapĆ³n de finales de los aƱos treinta. Teniendo en cuenta que se trata de un mundo que no va a volver nunca y que Tanizaki sabĆ­a esto al escribirlo, el libro tiene un tono elegĆ­aco y de alguna manera nostĆ”lgico. Somos testigos de los Ćŗltimos coletazos de un mundo que ha desaparecido para siempre.

Pero, como harĆ­a un economista, permitidme analizar tres cuestiones ā€“mĆ”s allĆ” de la literaturaā€“ que revela el libro y que encuentro muy interesantes: las relaciones de gĆ©nero, la distancia social entre clases y la ā€œoccidentalizaciĆ³nā€ de JapĆ³n.

Voy a empezar con lo Ćŗltimo. A menudo se dice que Tanizaki tenĆ­a dudas sobre la occidentalizaciĆ³n de JapĆ³n. (Esa cuestiĆ³n aparece en su preciosa novela Algunos prefieren ortigas). Creo que un excesivo foco en la llamada occidentalizaciĆ³n impide que nos demos cuenta de que lo que observamos en el libro (y probablemente en la vida real) es realmente un proceso de modernizaciĆ³n.

La Osaka de finales de los treinta es una ciudad claramente moderna: hay metro, trenes interurbanos con coches-cama, taxis, restaurantes japoneses, chinos, alemanes, franceses, teatros, un distrito comercial, una burguesĆ­a rica que vive en domicilios individuales fuera del centro urbano. Todo eso es ā€œmodernizaciĆ³nā€. Lo considerarĆ­amos asĆ­ en Roma y Barcelona; Āæpor quĆ© no en Osaka? SĆ­, hay kabuki (al que van mucho) y no teatro, pero tambiĆ©n hay Ć³pera y zarzuela en NĆ”poles y Madrid. No comparamos la Ć³pera con las pelĆ­culas estadounidenses en el sur de Europa para hablar de ā€œoccidentalizaciĆ³nā€. ĀæPor quĆ© deberĆ­amos comparar el teatro japonĆ©s tradicional con el cine estadounidense en Osaka?

Por lo tanto, la modernizaciĆ³n y el desarrollo, incluso aunque estĆ”n muy lejos de ser las cuestiones del libro, estĆ”n en todas partes. EstĆ”n de fondo constantemente porque los miembros de la familia (la mayor parte del libro trata de la vida de las cuatro hermanas, en particular Sachiko, la segunda) pasan la mayor parte del tiempo en teatros, viajando y en diversos restaurantes.

ĀæY el tratamiento de las mujeres? Es un libro claramente sobre mujeres, sus vidas, y observamos Osaka generalmente a travĆ©s de sus ojos. Los matrimonios son concertados, mientras que en Europa en los aƱos treinta ya no era asĆ­, o al menos no tan abiertamente. En las familias japonesas ricas, el proceso de emparejamiento estaba formalizado a pesar de que era menos elaborado de lo que uno podrĆ­a pensar. Las familias se reunĆ­an, habiendo antes aceptado si se trataba de una comida para el emparejamiento (miai) o no, y charlaban, bebĆ­an y, dependiendo del estado de Ć”nimo y las preferencias, se llevaban bien o no. El dinero y el estatus social desempeƱaban un gran papel; pero tambiĆ©n importaban las preferencias de la mujer (y obviamente del hombre).

En el libro, una de las hermanas rechaza varios pretendientes prometedores. Las mujeres, por lo tanto, no se veĆ­an obligadas a casarse. Pero se produce un delicado equilibrio: no puedes rechazar todo el tiempo a pretendientes que te ha asignado tu familia sin parecer desagradecida o desconsiderada; no puedes posponer para siempre tu matrimonio sin perjudicar las posibilidades de casarse de tu hermana menor (las hermanas deben casarse en orden, por edad). Por eso habĆ­a quienes finalmente decĆ­an ā€œsĆ­ā€ cuando realmente solo querĆ­an decir ā€œquizĆ”ā€.

ĀæEntra en escena el amor? En absoluto. En realidad, creo que apenas se usa la palabra ā€œamorā€ en un libro cuyo Ćŗnico tema es dos matrimonios. Lo que cuenta en su lugar es la similitud de valores, actitudes y clase social entre los pretendientes, los pilares fundamentales para un matrimonio exitoso, y no el amor convencional. Al explicar el matrimonio en Roma, el historiador francĆ©s Paul Veyne lo comparaba con el JapĆ³n moderno: ā€œPara los romanos, como para hoy los japoneses, el amor pertenecĆ­a al dominio de las satisfacciones menores y era objeto de ligeras burlas; quedaba fuera del dominio de las cuestiones serias, como el matrimonio y la familiaā€.

Finalmente, la distancia social. Como la familia es prĆ³spera, emplea a varias criadas. Son esencialmente parte de la casa, estĆ”n al tanto de muchos de los secretos familiares y la distancia es claramente mucho menor que en las novelas inglesas del siglo XIX, en las que apenas se ve ni oye a los sirvientes (en los aƱos treinta quizĆ” la distancia social en Inglaterra era muy inferior, pero no conozco la literatura inglesa de la Ć©poca para comprobarlo). Parece que la distancia social en el libro es tambiĆ©n moderna, bĆ”sicamente al nivel de la Europa continental, quizĆ” menos que en familias igualmente ricas en entornos mĆ”s aristocrĆ”ticos de la Rusia previa a la guerra y Alemania. Pero los Makioka eran, hay que recordar, una familia enriquecida por el comercio, no parte de la aristocracia.

Durante un tiempo, despuĆ©s de colocar a Elizabeth Bennet y Anna Karenina en sus respectivas distribuciones de la renta en mi libro Los que tienen y los que no tienen, busquĆ© en otros trabajos de ficciĆ³n de otros paĆ­ses pruebas numĆ©ricas de precios y rentas. Tanizaki no da muchas; en un libro de seiscientas pĆ”ginas hay alrededor de una docena de referencias a costes o salarios. AsĆ­ que no es una gran fuente para aquellos que quieran colocar exactamente a la familia en la distribuciĆ³n de la renta en el JapĆ³n previo a la guerra.

ĀæY la guerra? Aparece de vez en cuando, como suele pasar en una familia a la que realmente no le importan los sucesos polĆ­ticos y sociales: como un trueno lejano. Nos enteramos del ā€œincidente chinoā€, de la necesidad de vestirse mĆ”s modestamente durante la emergencia nacional, de un trabajo en Manchukuo, del deseo de Herr Hitler de evitar el estallido de la guerra en Europa (segĆŗn una carta de una familia alemana) y finalmente del inicio de una distante guerra europea. AhĆ­ es donde el libro termina. El resto es, como dicen, historia.

TraducciĆ³n del inglĆ©s de Ricardo Dudda. 

Publicado originalmente en el blog del autor

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Branko Milanovic es economista. Su libro mĆ”s reciente en espaƱol es "Miradas sobre la desigualdad. De la RevoluciĆ³n francesa al final de la guerra frĆ­a" (Taurus, 2024).


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