Una maรฑana, trece aรฑos atrรกs, Luis Jorge Boone (Monclova, 1977) sufriรณ una caรญda mientras hacรญa ejercicio en un parque de la colonia Roma, en la Ciudad de Mรฉxico; en ese momento tenรญa treinta aรฑos de edad y la convicciรณn de que, como escribe, โlos cambios de peso, las noches en vela, las fiestas de madrugada, las sesiones kamikazes de estudio, la mala alimentaciรณn, las posturas prolongadas, el castigo laboral, fรญsico y mental [y] el sedentarismoโ lo conducรญan a una fatalidad de la que creรญa poder escapar trotando una hora cada dรญa, despuรฉs de dejar a su hija en la escuela: Boone pesaba por entonces ciento nueve kilos y era un hombre obeso.
โMi juventud, lo que quedaba de ella, proferรญa sus รบltimos estertores; se esforzaba en sostenerme, desesperada ante su propia disoluciรณnโ, recuerda; no sin ironรญa, la culpa de todo ello era de la Fundaciรณn para las Letras Mexicanas, que le habรญa otorgado una beca para la escritura de un libro de poemas que Boone cambiรณ por dos poemarios, una colecciรณn de cuentos, la primera versiรณn de una novela y una cierta cantidad de ensayos. โHay plantas que, si las pones en un invernadero, proliferan, reverdecen; mi plumaje fue de esos. Ademรกs, engordรฉโ, admite; el dรญa de su caรญda โpisรณ una piedra en el parque mientras corrรญa, simplementeโ su vida pasรณ a estar presidida por la necesidad de โcurar, paliar o sortear [los] doloresโ de la fascitis plantar, la hernia de disco y las otras complicaciones provocadas por el accidente: pasรณ las siguientes seis semanas en cama y los diez aรฑos posteriores en hospitales y consultorios en los que probรณ todas las terapias disponibles โinyecciones de cortisona, homeopatรญa, radiaciรณn, acupuntura, inversiรณn de columna, biorregulaciรณn, magnetoterapia, tratamiento con lรกser, astrologรญa, inyecciones de ozono…โ, pese a lo cual el dolor siguiรณ siendo, como afirma, โuna tienda abierta las veinticuatro horasโ.
โQuizรก no querรญa darme cuenta de que escribรญa este libroโ, admite Boone; su Cรกmaras secretas es una reflexiรณn acerca de la enfermedad tal como esta es narrada en la literatura reciente, con especial รฉnfasis en la mexicana, y por sus pรกginas circulan el Diario de invierno de Paul Auster, El mar de John Banville y las novelas de Frรฉdรฉric Beigbeder, asรญ como La enfermedad de Alberto Barrera Tyszka, la obra de Abigael Bohรณrquez, el Comรญ de Martรญn Caparrรณs, Sylvia Plath y los chamanes y robots de Roger Bartra, los libros La enfermedad del amor y La fรกbrica del cuerpo de Francisco Gonzรกlez-Crussรญ, Canciรณn de tumba de Juliรกn Herbert y los Diarios del dolor de Marรญa Luisa Puga, las novelas de Philip Roth, Cรฉsar Vallejo y Susan Sontag. โCuando me di cuenta de que la idea de una narrativa del dolor y la enfermedad guiaba mis lecturas, decidรญ que este serรญa un libro lentoโ, sostiene su autor, que tardรณ diez aรฑos en terminarlo; en enero de 2020, una pandemia mundial nos convirtiรณ a todos en potenciales pacientes y al libro en el que trabajaba โy en el que no pudo concentrarse durante los primeros meses de confinamiento, reconoceโ en una obra necesaria para muchos, no solo para รฉl.
Boone adhiere a las ideas de salud y enfermedad del neurรณlogo y escritor britรกnico Oliver Sacks, quien afirmรณ que quizรก deberรญamos โverlas ya no en tรฉrminos de una โnormaโ rรญgidamente definida, sino en tรฉrminos de la capacidad del organismo para crear una nueva organizaciรณn y un nuevo orden que encajen con su disposiciรณn y sus exigencias, tan especiales y alteradasโ teniendo en cuenta que โenfermedad puede ser bienestar, y normalidad enfermedadโ; el autor descubriรณ, mientras continuaba embarcado en su historia personal del dolor, que el cuerpo no es un โrecurso renovableโ y que la separaciรณn entre este y la mente โresulta, cuando menos, inadecuadaโ; tambiรฉn comprendiรณ que es โen el relato donde [las cosas] toman forma, donde ganan cuerpo y espesor, donde se expanden y se vuelven sรญmbolos, metรกforas, anรฉcdotas ejemplaresโ.
โEl dolor nunca me ha abandonado por completoโ, escribe Boone; โes un perro fiel, un guardiรกn celoso, un consejero pronto, un recordatorio al Cรฉsar, un terco hijo de la chingadaโ, pero tambiรฉn โparte de mi historia. Sin su intervenciรณn no serรญa este que soy y no existirรญan tampoco estas palabrasโ, dice. En uno de los mejores pasajes de su libro, Boone recuerda a Ricardo Piglia, quien, en Los diarios de Emilio Renzi, hace decir a un crepuscular y derrotado Ezequiel Martรญnez Estrada que โhay una lucidez extrema en la extrema enfermedad. No por su contenido, sino por su forma. […] El conocimiento es como una dolencia abstracta producida por un รณrgano que no estรก destinado a pensar […]. Pero no es una metรกfora, es una dolencia corporal, la peste blanca. Como una perla y la ostra […]โ. Y Boone, por su parte, agrega: โLa enfermedad, desde ese costado, es movimiento, andadura, el trazo de un desplazamiento. La รบnica inmovilidad es la muerte. Enfermar es una oportunidad para ofrecer resistencia. Enfermar como sรญntoma vital. La fiebre como potencia, la terapia como mรฉtodo de composiciรณn.โ ~
Patricio Pron (Rosario, 1975) es escritor. En 2019 publicรณ 'Maรฑana tendremos otros nombres', que ha obtenido el Premio Alfaguara.