El sueƱo de Monterroso

En la obra de Monterroso, el recorrido de un sueƱo a otro nos abre un infinito de interpretaciones y nos hace ver que el mundo, si bien no es perfecto, es maravilloso.
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ā€œLos sueƱos, sueƱos sonā€, dice Segismundo en La vida es sueƱo. Mientras que algunos filĆ³sofos oponen el sueƱo a la razĆ³n y asĆ­ lo desplazan al mundo de la imaginaciĆ³n y la fantasĆ­a, otros han hecho del sueƱo un objeto de reflexiĆ³n. Para Gaston Bachelard, parece existir una lĆ³gica del sueƱo que, sospechamos, ocurre tambiĆ©n en Monterroso. Tal como lo seƱalĆ³ en algunas entrevistas, Tito valoraba el sueƱo y la necesidad de escapar como fundamentales para la escritura, y en su literatura existen muchos personajes que sueƱan o revelan un sueƱo. Al considerar estos sueƱos en su conjunto, se percibe cierta lĆ³gica, manifestada a travĆ©s de temas recurrentes, estructuras repetitivas y personajes tĆ­picos.

Para empezar, y no sorprende, en sus cuentos se presentan muchos sueƱos de y sobre animales: el archiconocido y citado del dinosaurio en Obras completas es sin duda el mĆ”s famoso. Si bien conocemos el objeto del sueƱo ā€“a saber, el dinosaurioā€“, nos quedamos sin saber quiĆ©n es el soƱador o la soƱadora que acaba de despertarse. Monterroso siempre crea huecos en la narraciĆ³n para que sus lectores usen su imaginaciĆ³n y continĆŗen el relato. TambiĆ©n en las fĆ”bulas de La oveja negra nos asombra con ā€œLa Mosca que soƱaba que era un Ɓguilaā€ y ā€œLa Cucaracha SoƱadoraā€, un homenaje a Kafka y a Borges: ā€œEra una vez una Cucaracha llamada Gregorio Samsa que soƱaba que era una Cucaracha llamada Franz Kafka que soƱaba que era un escritor que escribĆ­a acerca de un empleado llamado Gregorio Samsa que soƱaba que era una Cucarachaā€.

En estas es llamativa la estructura circular en la que el principio del sueƱo coincide con el final, permitiendo entrar en un sueƱo eterno que se repite y nunca termina, una eternidad que contrasta con sus numerosos textos sobre la fugacidad de la vida y nuestra mortalidad. El sueƱo le permite a Monterroso jugar con las metamorfosis, tema principal de toda su obra desde sus lecturas de Ovidio. A travƩs del sueƱo se vislumbra otra realidad que se ha asociado tambiƩn con la muerte, por encontrarse en un estado de inconsciencia.

Los escritores naturalmente desempeƱan un papel principal en los sueƱos de Monterroso. En ā€œLa cenaā€, de La palabra mĆ”gica, el inicio no deja lugar a dudas respecto a su carĆ”cter onĆ­rico: ā€œTuve un sueƱo. EstĆ”bamos en ParĆ­s participando en el Congreso Mundial de Escritores. DespuĆ©s de la Ćŗltima sesiĆ³n, el 5 de junio, Alfredo Bryce Echenique nos habĆ­a invitado a cenar en su departamento de 8 bis, 2o. piso izquierda, rue Amyot, a Julio RamĆ³n Ribeyro, Miguel Rojas-Mix, Franz Kafka, BĆ”rbara Jacobs y yoā€. Sin embargo, todo lo que sigue estĆ” descrito con tanto realismo que se duda de la verosimilitud de la anĆ©cdota.

Kafka nunca aparece en el festĆ­n con los autores latinoamericanos porque se perdiĆ³ en el metro parisino y anduvo toda la noche con una tortuga para regalarla a Monterroso, ā€œen recuerdo de la rapidez con que el Congreso se habĆ­a desarrolladoā€. Parece un encuentro fallido entre el autor de la Metamorfosis y Monterroso, pero en realidad es justamente en el sueƱo donde se realiza un encuentro con Kafka, a quien el narrador habĆ­a conocido anteriormente en el Congreso Mundial de Escritores. La inmensa admiraciĆ³n de Tito por Kafka se nota cuando lo tutea: ā€œya todos reunidos, menos Franzā€. En el sueƱo es totalmente lĆ³gica la amistad entre Kafka y Monterroso, y muy aceptable tambiĆ©n la desorientaciĆ³n del primero.

TambiĆ©n aparece Cervantes en un fragmento de La letra e, cuyo tĆ­tulo, mĆ”s largo que el texto, es ā€œManuscrito encontrado junto a un crĆ”neo en las afueras de San Blas, S.B., durante las excavaciones realizadas en los aƱos setenta en busca del llamado Cofre, o FilĆ³nā€: ā€œAlgunas noches, agitado, sueƱo la pesadilla de que Cervantes es mejor escritor que yo; pero llega la maƱana, y despiertoā€. Es el sueƱo como espacio para la ironĆ­a.

Pero tambiĆ©n hay otros mĆ”s enigmĆ”ticos, como ā€œEl mundoā€, de Movimiento perpetuo. Curiosamente aquĆ­ no es el hombre quien estĆ” soƱando, sino Dios. El microrrelato consta de solo dos frases: ā€œDios todavĆ­a no ha creado el mundo; solo estĆ” imaginĆ”ndolo, como entre sueƱos. Por eso el mundo es perfecto, pero confusoā€.

Las confusiones en el mundo, por no llamarlas problemas, se explican porque todavĆ­a no existe el mundo verdadero: apenas somos un sueƱo de Dios, quien estĆ” imaginĆ”ndonos. En este sueƱo coexisten la memoria y el deseo, se confunden pasado, presente y futuro. Una confusiĆ³n parecida se encuentra en el ensayo ā€œVivir en MĆ©xicoā€, de La vaca, en el que el autor se pregunta si existe una literatura fantĆ”stica mexicana y concluye que

esa literatura casi no aparece, porque lo mĆ”s fantĆ”stico a que pueda llegar aquĆ­ la imaginaciĆ³n se desvanece en el trasfondo de una vida real y de todos los dĆ­as que es, no obstante, como un sueƱo dentro de otro sueƱo. Lo mĆ”gico, lo fantĆ”stico y lo maravilloso estĆ” siempre a punto de suceder en MĆ©xico, y sucede, y uno solo dice: pues sĆ­.

La vida en MĆ©xico es, pues, ā€œun sueƱo dentro de otro sueƱoā€, una imagen recurrente como en ā€œLa Cucaracha SoƱadoraā€ que refuerza aĆŗn mĆ”s el carĆ”cter misterioso de lo onĆ­rico. Esta fascinaciĆ³n por el sueƱo probablemente explica las referencias en Monterroso a La vida es sueƱo de CalderĆ³n. Hay una en particular que llama la atenciĆ³n, del pĆ³stumo Literatura y vida, cuando cuenta que ha tratado de cerca ā€œa poderosos mandatarios hoy investidos de plena y legĆ­tima autoridad y maƱana sometidos a la humillaciĆ³n y el destierro, como personajes dignos de La vida es sueƱo de CalderĆ³nā€. Esta referencia coincide con la idea de que la vida tiene la inconsistencia del sueƱo.

El recorrido de un sueƱo a otro en Monterroso nos abre un infinito de interpretaciones y nos hace ver que, si bien el mundo no es perfecto, es maravilloso. DespuĆ©s de entrar en estos ensueƱos monterrosianos, no se duda en definir su literatura como ā€œliteratura fantĆ”sticaā€. Como visionario, es en el sueƱo donde tiene la libertad de explorar las diferentes capas de la realidad y las emociones humanas. Sus sueƱos no son caĆ³ticos ni frĆ­volos, sino que se desarrollan segĆŗn una lĆ³gica interna, cobran sentido por su gran riqueza simbĆ³lica y parecen estar controlados por otros, sea algĆŗn narrador, Kafka, el propio Monterroso o Dios.

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profesora de espaƱol, historia y literatura latinoamericana en la Universidad de Lovaina (Amberes), donde coordina varios proyectos de investigaciĆ³n y el MĆ”ster de TraducciĆ³n. Es autora de Monterroso en sus tierras: espacio e intertexto (2010) y coeditora con Rita De Maeseneer de El artista caribeƱo como guerrero de lo imaginario (2004). Con Inge Lanslots coordinĆ³ el nĆŗmero especial ā€œMultilingualism and Cultural Transferā€ en Cadernos de TraduĆ§Ć£o (2020).


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