Cualquier polรญtica pรบblica que aspire a enfrentar con seriedad la crisis de violencia de gรฉnero tiene que empezar por escuchar a las mujeres. Una disposiciรณn que no se circunscribe al รกmbito gubernamental sino que abarca la cultura, la academia y los medios de comunicaciรณn. Del #MeToo a las recientes protestas por los feminicidios, las mujeres no han dejado de alzar la voz. Aterrizar esos mensajes en medidas, acciones y una profunda reflexiรณn sobre la convivencia debe ser nuestra prioridad.