La libertad de expresión es inherente a la democracia y, en México, la Constitución garantiza que cualquier persona pueda difundir opiniones, información e ideas. Sin embargo, los últimos meses hemos sido testigos del uso cada vez más frecuente de mecanismos legales para censurar a periodistas y ciudadanos. Es verdad que en otras épocas hubo un control férreo de los medios de comunicación –una situación que ni siquiera el periodo de la transición pudo remediar, incluso si ayudó a mejorar las condiciones para la prensa libre–, pero el país no había presenciado un acoso tan evidente contra las voces críticas. A través de procesos judiciales desgastantes y tribunales a modo, el oficialismo ha querido intimidar a quienes lo cuestionan. En este número, Letras Libres ha buscado documentar las nuevas caras de la censura y la realidad práctica de nuestro derecho a la información. Frente a ofensivas contra el disenso y el periodismo, el silencio no es opción.
LO MÁS LEÍDO