Locura
Los รกngeles curan las llagas del que cae
e inconscientemente se lastima por amor,
pues el amor, que es la tragedia humana,
es tambiรฉn tragedia divina,
cuando, en un รญmpetu de violencia,
Dios creรณ, no tanto el amor,
sino la locura del amor.
Presencia
ยฟQuรฉ es la Nada, me decรญas,
sino la presencia de Dios
que se revela en nuestro vacรญo,
ese espacio hueco creado
en nosotros por Dios
para extender su voz sin lรญmites?
Al escuchar esa voz oscura
te enamorabas.
En tu amor por Dios caรญste
como en una trampa.
Somos prisioneros de Dios,
poetas de la Nada
que se alzan para dar testimonio
de su presencia.
Asรญs
Yo, Francisco,
me he convertido en el juglar de Dios,
pero a mi viejo caballo,
que muriรณ junto a mรญ,
lo sigo soรฑando.
Era un animal lleno de miedo,
era mi cuerpo.
Lo dejรฉ morir
en la esquina de las calles,
y sรณlo entonces sentรญ
el innoble hedor de mis vicios,
de mi violencia.
Me convertรญ en el vรฉrtice de la caridad
porque Dios un dรญa
sin que yo lo mereciera
se inclinรณ sobre mรญ
y besรณ mis manos.
Marรญa
Si alzaba las manos, sus dedos se volvรญan pรกjaros.
Si movรญa los pies, llenos de gracia, la tierra se hacรญa
manantial.
Si cantaba, todas las criaturas del mundo guardaban
silencio
para escuchar su voz.
Pero tambiรฉn sabรญa estar solemnemente muda.
Sus ojos nacidos para la caridad, exentos de cualquier
fatiga,
no se cerraban jamรกs, ni de dรญa ni de noche, porque
no querรญa
perder de vista a su Dios. ~
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Traducidos por Jeannette L. Clariond